Iulen Lizaso Aldalur

Beste bat…

Verdaderamente clarificador y pedagógico el artículo de prensa titulado: ¿El compost es la clave del futuro de la gestión de residuos? escrito por Julen Rekondo, pero…, siempre algún pero.

Destaco del mismo: «…existe un hecho que es indiscutible y al que hay que darle respuesta: los residuos que generamos las sociedades industrializadas deben ser adecuadamente tratados primando la reducción, la reutilización, el reciclaje, la valorización y, por último, la eliminación de aquellos residuos que no se puedan tratar a través de las anteriores alternativas… Los países más avanzados del mundo, desde un punto de vista ambiental llevan tiempo poniendo en práctica
modelos de tratamiento de sus residuos urbanos: modelos que se vienen mejorando con el tiempo y que se combinan hoy con la utilización de diversas tecnologías que permiten la eliminación, la valorización, el reciclaje y la reutilización de los residuos.»

Solo lo escrito en este párrafo daría para horas de debate… también muy pedagógico y clarificador, pero visto desde otra ventana de la que medios de comunicación como Noticias de Gipuzkoa y Diario Vasco prescinden de invitar a sus lectores a presenciar esa vista.

Julen Rekondo cuando menciona reutilización omite o descuida el aspecto más importante y que en Europa es la opción o imposición «estrella» desde puntos de vista tan importantes como: ahorro energético, economía de recursos, reducción prácticas extractivas y políticas medioambientales a favor de una Economía Circular, limpieza viaria y reintegración social de personas precarizadas.

Me refiero a que en nuestro país no existe nada parecido a la Ley de Depósito, Devolución y Retorno de Envases (SDDR), ni tan siquiera en la última aprobada por el Gobierno Vasco en 2.015, tal como operan en la mayor parte de países mas avanzados del mundo que comenta y que en Alemania se implantó hace 13 años y ya llegan a rescatar del circuito de recogida de basuras el 98% de botellas de plástico y latas de aluminio de un solo uso, al depositarlas en máquinas situadas en la vía pública o superficies comerciales, a cambio de 0,25 euros… tal y como en nuestro país vienen reivindicando desde hace años la organización Retorna.

El plástico y aluminio así recuperados, al no recogerse mezclado y sucio como ocurre en nuestras plantas TMB, terminan en las plantas de reciclado en un estado de mayor pureza y calidad para la venta y reutilización…, pero ¿dónde está la oposición a que esto se implante en nuestro país?

En Alemania los 0,25 euros que devuelve la máquina al depositar el envase, previamente ya han sido cargados por los productores de envases, y de esa manera todas las partes, el medio ambiente y hasta los «recolectores» sociales de envases que sobreviven de ello, salen beneficiadas.

En España los productores pagan a Ecoembes por gestionar el reciclaje de los envases del contenedor amarillo (cuando no terminan en las incineradoras), pero de todos los envases producidos en ese contenedor solo recoge el 30% y el resto queda «sembrado» por todos los rincones de este país, playas, mares y demás vertederos.

Cuando en un foro especializado leo: «La “no tasa” o no Ley SDDR supone para la empresa recolectora y gestora de los materiales una suma 441.382.000 euros que el sistema integrado de gestión de envases (porque sólo hay uno si hablamos de contenedor amarillo) ingresó en 2013. Jurídicamente esta entidad no tiene ánimo de lucro (a pesar de ser una sociedad anónima), pero sí un modelo de negocio muy claro: evitar con todas sus fuerzas (cuatrocientos millones de euros al año) que se instale en España el sistema de depósito devolución y retorno de envases. Como consecuencia aparece un incentivo perverso: se favorece la generalización de envases de usar y tirar… Y seguimos empeñados en defender y mantener un modelo que en 2015 será contrario a los compromisos adquiridos con la Unión Europea, que nos impone priorizar en la reutilización y hacer una recogida separada por materiales. ¿Alguien está divulgando en España al respecto? En todo caso será alguien cuyo trabajo no dependa de la inversión del sistema integrado de gestión en la empresa que le paga la nómina.»

Para horas de debate como decía al principio… Y ¿alguien está divulgando en Gipuzkoa al respecto? En todo caso será alguien cuyo trabajo no dependa de la inversión del sistema integrado de gestión en la empresa que le paga la nómina…

Terminando con mis alusiones, cuando en su artículo dice: «Por otra parte, el compost de biorresiduos tiene unos competidores muy buenos y fuertes, y hoy en día se prefiere, a la turba, la fibra de coco, la fibra de madera, etc… vaya por delante que mi preparación en este tema deviene más por una ilusión “endémica” que por una preparación académica. Pienso que los materiales que relaciona como competidores del compost, no son tales sino acompañantes como estructurante indispensable para el aporte de componente celulósico para un resultado final equilibrado y estabilizado.»

También asegura: «En Gipuzkoa una comisión interdisciplinar estudió este tema y la conclusión fue que la agricultura no necesita compost. Es más, hay un excedente de purines…» ¿Porqué también en la no necesidad de compost para nuestros montes (silvicultura), campos (pastos) y huertas (horticultura) somos diferentes a esos países europeos nombrados, cuando en esos países lo reconocen como el “oro negro” de las basuras? […]¿No será que también con este argumento se trata de primar a sociedades anónimas del sector de los fertilizantes químicos y biocidas para uso hortícola?…

Para terminar un pequeño espacio a la parte morbosa y grosera de la política que aparece al final del artículo que no quiero ni reproducirlo porque le percibo cierto tufillo, pero sí lo que dice como colofón: «El problema es vender un producto llamado compost a buen precio…» Julen Rekondo, lo del precio y la demanda del compost de Gipuzkoa no sería problema si el compost fuese de calidad como lo es el que se produce de una recogida aerobia en fresco que equivale a hacerlo el mismo día del depósito y en recipientes pequeños como está comprobado con la recogida puerta a puerta, en cantidad (98% de lo producido) y en calidad (0,5% de impropios), en contra de una recogida a los días del depósito apelmazado en contenedores de 2.000 litros, como se viene generalizando en Gipuzkoa, con resultados de recogida de no más del 15% de lo generado (por mucho que traten de camuflar esta cifra con la global de recogida selectiva), con un mínimo del 3% de impropios y con el proceso de fermentación anaerobia en principio de “arranque”.

Termina escribiendo: «En resumidas cuentas, la cuestión esencial es evitar de una vez y a plazo fijo el depósito en vertedero de materiales reciclables y valorizables, en general, y compostables, en particular.» También para mí esto último (compostables, en particular) es por mucho la clave e indicador de un buen sistema de gestión de residuos… del mejor… y que en Gipúzkoa con los cambios de gobierno foral y municipales que ha conllevado cambios de sistemas de recogida, sin mayor escándalo, se desvía en sentido inverso, con graves repercusiones medioambientales, lo mismo sea en vertederos guipuzcoanos o cántabros… ¿o no lo ve así Julen Rekondo?… me refiero a que si no ve todo lo que en su vertiente técnica ha dejado fuera de su artículo… y todo lo que de su vertiente política sobra en él.

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