Raúl Zibechi
Periodista

China abre grietas en Europa

Se trata de las opiniones de los gerentes de primer nivel de las dos mil principales empresas de Alemania, país que se ha convertido en el mayor socio comercial de China.

La guerra por la supremacía global desatada por Donald Trump contra China, puede estrellarse en Europa. Si así sucediera, y hay varios indicios que apuntan en esa dirección, Estados Unidos se estaría distanciando de su más importante aliado en el mundo desde 1945. Mientras la estrella de Washington parece declinar, la de Beijing asciende de forma lenta pero implacable.

China consiguió integrar a Italia a la Ruta de la Seda, su mayor y más potente proyecto global, que pretende conectar Asia, Medio Oriente y Europa con una inmensa red de infraestructuras. En medio de una prolongada carencia de financiación, Italia necesitaba incorporase al proyecto chino que le otorga un respiro y promete proyectos e inversiones. Para China, en tanto, el acuerdo con Italia es un triunfo geopolítico al tratarse del primer país del G-7 en sumarse a su proyecto estrella, a la vez que los puertos italianos son una baza para lubricar el comercio y el transporte de mercancías.

El segundo dato surge de la encuesta realizada por Commerzbank entre empresarios alemanes, quienes creen que China es un socio comercial mucho más fiable que los Estados Unidos y Gran Bretaña. Más de dos tercios (68%) de las empresas con una presencia física en Estados Unidos y el 64 por ciento de los exportadores a ese mercado, temen que la política exterior y comercial de Washington tenga un impacto negativo en sus negocios (https://bit.ly/2QyoFvG).

Constata la encuesta que de las 115 empresas alemanas que están considerando la transferencia de sus instalaciones al extranjero, el 31% pueden llevarlas a China, en tanto, sólo el 9% consideran la posibilidad de hacerlo hacia Estados Unidos.

Se trata de las opiniones de los gerentes de primer nivel de las dos mil principales empresas de Alemania, país que se ha convertido en el mayor socio comercial de China. Esos altos mandos del mundo empresarial, consideran que China es más fiable que la superpotencia, ya que sus políticas son más predecibles que las del errático Trump. En la actual guerra comercial, los alemanas consideran que el papel de China es defensivo, mientras culpan a Trump del conflicto.

El tercer dato surge de una parte del empresariado español. El consejero delegado de Telefónica, Ángel Vilá, señaló en una entrevista a Xinhua que el informe sobre perspectivas económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no ha detectado ninguna brecha de seguridad en sus proveedores tecnológicos, entre los que se encuentra Huawei. Telefónica tiene fuerte presencia en América del Sur, donde Huawei marcha a la cabeza en varios países, y ambas empresas son aliadas en la implantación de 5G en el mercado español.

«Estamos listos para actuar y para proponer a las instituciones multilaterales, como la UE, pruebas de campo comunes con el fin de asegurar que la tecnología es segura y no está vinculada a otro tipo de disputas comerciales que pueden generar daños colaterales en desarrollo tecnológico», dijo el ejecutivo a la agencia china (https://bit.ly/2I8NOJk).

Es evidente que la presión de Estados Unidos sobre Europa para que elija entre una alianza con el país asiático y mantener la tradicional alianza con Washington, recién comienza y habrá de incrementarse en los próximos años. Sin embargo, a diferencia de situaciones anteriores, los países de la Unión Europea no están reaccionando en bloque a favor de la política de Trump. Es posible incluso que la agresividad del presidente estadounidense consiga efectos contrarios a los buscados.

Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, sostiene que este año el país asiático superará por primera vez a Estados Unidos en el registro mundial de patentes. Con 4 millones de ingenieros trabajando en el sector tecnológico, «la competitividad de China en materia de inteligencia artificial, manufactura inteligente, robótica, vehículos eléctricos, parece imparable. En muchos ámbitos lleva años de adelanto con respeto al Occidente desarrollado. La que era fábrica del mundo hasta hace poco tiempo, representa hoy la gran plataforma de innovación global» (https://bit.ly/2YX9Llk).

Es evidente que la guerra comercial en curso provocará profundos daños a China, que tiene además importantes vulnerabilidades económicas y políticas. Pero está en una situación mejor que la de su principal competidor. Como bien recuerda Ríos, China es hoy el primer socio comercial de 120 economías del mundo, en tanto Estados Unidos tiene déficit comercial con 102 países.
 
Más importante aún es que para buena parte de los países en los cinco continentes, las relaciones con China son un alivio en un mundo cruel para las naciones más débiles que son sofocadas por las políticas de las instituciones financieras internacionales. Así sucede en África y en América del Sur, donde incluso los gobiernos conservadores como los de Chile y Perú se han sumado a la Ruta de la Seda, que les promete condiciones financieras y comerciales mejores que las que ofrecen las agencias occidentales bajo tutela de Washington.

Pero hay algo más, de extrema importancia. La población china y sus autoridades no están dispuestas a doblegarse a las presiones occidentales. Nadie en China ha olvidado las humillaciones a las que fue sometida la nación: las guerras del opio en el siglo XIX y la invasión japonesa en el XX, que pusieron a la vieja civilización de rodillas. Un desastre nacional que solo comenzó a enderezarse con la revolución encabezada por Mao Zedong desde 1949.

No es ninguna casualidad que el presidente Xi Jinping haya reivindicado, en plena crisis con el gobierno Trump, la necesidad de recuperar el espíritu de la Larga Marcha, la mayor gesta político-militar del partido comunista. Xi realizó un acto de homenaje en el sitio donde se inició la marcha, en la provincia de Jiangxi. El mensaje no puede ser más claro: estamos dispuestos a hacer los sacrificios necesarios, como en el pasado, para seguir adelante y salvaguardar la dignidad de la nación.

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