Cómplices del «cuervo de la sotana negra»
El lector se extrañará del titular. Tiene su explicación. Acaba de hacerse público un libro de Joseba Imanol Ibarra, víctima de la pederastia en la Santa Casa de Misericordia de Bilbao −«La Misericordia»– cuyo titular dice así: "El cuervo de la sotana negra". Ese «cuervo» fue el cura, no cualquier cura, sino el canónigo deán de la catedral de Bilbao, José Luis Pérdigo, director de la citada Casa, que abusó sexualmente de él y otros niños de 10-11 años en la década de los 60-70. El deán es el presidente del Cabildo catedralicio y la dignidad inmediatamente inferior al obispo.
Joseba Imanol fue abandonado en 1951 en la maternidad de Solokoetxe hasta recaer en «La Misericordia». Tuvo que apechugar con ser «hijo del pecado» por serlo de una prostituta. «Nos hicieron, dice, descender a los infiernos con abusos, humillaciones y violaciones». Fueron tales que la víctima reconoce que «de pequeño soñaba con castillos, juegos y cosas de niños, pero cuando empecé a sufrir los abusos tenía pesadillas con un cuervo que era el cura de la sotana negra». Su evolución en su juventud no fue fácil, ya que su preocupación fue buscar e identificar a su padre, hasta el punto que su situación le llevó a plantearse su suicidio.
Cuando han surgido casos de pederastia en la Iglesia, se la ha acusado, y con razón, salvo excepciones, de complicidad por silenciar los casos y mirar a otro lado, y tratarlos no como delincuentes, sino como quienes pueden cumplir su misión pastoral con el traslado a otras diócesis y países. La mayor parte de los Obispos del Estado español figuran entre quienes han actuado así en sus diócesis. Conviene, sin embargo, destacar alguna excepción como es, en Euskal Herria, el caso de la Diócesis de Bizkaia en la que desde hace unos años, con Joseba Segura de obispo, se creó una «Comisión por la protección de menores y prevención de abusos sexuales de la diócesis de Bilbao» que dirige el sacerdote Carlos Olábarri.
Hay, sin embargo, como es el caso de la «Misericordia», otras responsabilidades institucionales sobre la pederastia en su seno. Aquí la Iglesia no tiene responsabilidad alguna, salvo la del abusador que ya lo han denunciado, aunque sin identificarlo, como ya es habitual en el seno de la Iglesia y en muchos medios informativos. En la «Misericordia» hay instituciones como Diputación de Bizkaia y Ayuntamiento de Bilbao, quienes están representadas en su Junta de Caridad, que es la que decide el devenir de esta Casa creada en 1774, tras pasar antes por las calles Sendeja e Iturribide.
Los hechos denunciados ahora por Joseba Imanol no son nuevos. Ya lo hizo públicamente hace dos años y, ojalá me equivoque, no me consta que las instituciones foral y municipal se hayan pronunciado ni denunciado públicamente al respecto. Tuvieron la posibilidad de hacerlo al celebrar los 250 años del nacimiento de esta institución en 2024, en que se llevaron a cabo diversos actos conmemorativos. En uno de ellos, el 18-09-24, aparecen en la foto del día el alcalde Juan Mari Aburto junto con el lehendakari Urkullu y el obispo Joseba Segura, y los responsables de las respectivas áreas forales, municipales y gubernamentales. Tampoco aprovecharon para denunciar al «cuervo de la sotana negra», terror de muchos niños que pasaron por la «Misericordia. Eso sí, reconocieron a «455 mujeres y hombres que de forma voluntaria, desinteresada y solidaria, marcaron con sus decisiones el devenir de la institución durante todos estos años».
Podrían alegar que desconocían los hechos denunciados por Joseba Imanol, pero la realidad les contradice porque la denuncia fue hecha pública ya antes por quien acaba de escribir ahora su libro, "El cuervo de la sotana negra". ¿No tienen ninguna responsabilidad por su complicidad con su silencio y mirar a otra parte? ¿Lo que se acusa a la Iglesia no se puede aplicar a estas instituciones que tenían que preocuparse de proteger la salud y vida, especialmente de los niños de su «Misericordia»? ¿Ninguna de las 455 personas que participaron, religiosas, maestros, capellanes, miembros de su Junta conoció la actividad pederasta del canónigo Pérdigo?
Además de la placa recordatoria de estos abusos en sus jardines, bueno sería que, tras la publicación de este libro, dichas instituciones municipal y foral así como sus partidos políticos que las integran, salieran al paso y denunciaran estos graves episodios protagonizados por todo un canónigo deán de la Catedral de Bilbao. Con nombre y apellido, José Luis Pérdigo.
Para terminar un apunte sobre la identificación de los pederastas y violadores. La iglesia, y la mayor parte de la prensa, cuando se trata de ellos, especialmente en el seno de la Iglesia o sus instituciones, se oculta su identidad. En el caso de Joseba Imanol, por ejemplo, en 2023, cuando denunció su caso, "Deia" lo ocultó, mientras que "El Correo Español" y Onda Vasca lo identificaron. Ahora, en la entrevista que "Deia" ha hecho con motivo de su libro, tampoco identifica al agresor sexual.
Ampararse en la ley de protección de datos cuando de pederastas y violadores se trata parece querer ocultar y proteger al delincuente porque es un sacerdote, religioso... Ninguna protección de datos puede ser justa si sirve para ese objetivo. Para las víctimas que denuncian a sus agresores y los identifican con sus nombres y apellidos no son presuntos. Son delincuentes. Pederastas. Violadores. Agresores sexuales.
¿Por qué se oculta la identidad de quienes, religiosos o laicos, hacen tanto daño y de forma especial a niños y niñas cuando empezaban a despertar a sus vidas? Por ello creo que es justo y necesaria la identificación personal de los agresores, de los pederastas y violadores. Sean quienes sean.
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