Paco Jiménez
PCE-EPK IUN-NEB

Confluencia electoral y unidad popular en Navarra

La globalización del capitalismo, el poder de los mercados financieros, son capaces de provocar crisis y de doblegar estados, de apañar democracias. Pero también lleva a la gente a ser consciente de que la unidad de la izquierda es la única posibilidad de enfrentarlo. Para dar una alternativa es fundamental la unidad pero hay que tener claro el para qué se quiere esa unidad, cuál es el objetivo.

En Navarra estamos recorriendo un camino de confluencia que no es fácil y que no se parece a como se hace en otros lugares. Aquí hay dos mundos que han luchado de forma diferente y muchas veces enfrentada, el mundo nacionalista y la izquierda transformadora. El acuerdo programático en Navarra del cuatripartito y su extensión a muchos ayuntamientos ha sido posible por el abandono de las armas por parte de ETA y por el hartazgo del régimen UPN-PSN. Y ha sido un gran paso que hemos titulado «cambio». Porque ha sido un cambio democrático, que no ha sido ni rupturista ni revolucionario.  

Ahora se plantean las elecciones generales en Navarra y ya han aparecido las contradicciones que hay en ese denominado «cambio».

Por un lado Geroa Bai. cuyo componente más organizado financiera e ideológicamente es el PNV, tiene a medio plazo otros objetivos diferentes a la izquierda. Y por lo tanto buscará otros aliados a medio plazo. De momento ha sido el primer partido que ha decidido ir solo a las elecciones generales. No ha aceptado un gobierno del cuatripartito, y ha exigido que sea solo suyo, aunque basado en el programa pactado. Su objetivo son las capas medias vasquistas, para nada partidarias de transformaciones rupturistas ni procesos constituyentes y mucho menos anticapitalista. El sueño de ir juntos el cuatripartito a las elecciones generales es imposible. Como mucho se podría sacar una alternativa conjunta al senado.

Y queda la gran incógnita: la izquierda abertzale en la que también hay partidos con ideologia socialdemócrata como es EA. Se debaten entre dos estrategias. Hay una estrategia que se corresponde con el modelo catalán donde ERC conjuntamente con CIU han logrado la unión del bloque nacionalista cuya hegemonía la han querido contrastar haciendo que sean plebiscitarias las elecciones catalanas.
 
Pero el PNV es muy distinto a CIU. Ní está marcado por la corrupción, ni por políticas tan marcadamente neoliberales como CIU, que apoyó la reforma laboral y la amnistía fiscal. No necesitan echarse al monte. No quieren ese pacto con Bildu hacia la independencia. Y esa estrategia les está hacienda ganar su hegemonía dentro del nacionalismo vasco.

La otra estrategia estaría basada en el modelo gallego, es decir en la adoptada por Beiras y ANOVA en Galicia. Estos independentistas de izquierdas gallegos han adoptado la premisa de que la lucha contra la oligarquía del estado y europea son prioritarios a la independencia. Y han sido capaces de pactar con IU en Galicia creando AGE y sumarse a la Izquierda Plural a nivel del estado. Después han montado junto con otros sectores sociales y políticos las mareas gallegas construyendo la unidad popular.

Este es el debate de la izquierda abertzale; si adoptan la vía catalana o la via gallega. Hoy por hoy su estrategia es montar el bloque nacionalista a pesar de la negativa del PNV. Cuando se habla de proceso constituyente, siempre contraponen el proceso constituyente en Euskal Herria. No quieren reconocer que solo si se gana a nivel estatal se podría alcanzar el derecho de autodeterminación.

Cuando se ha planteado la confluencia electoral en Navarra solo se ha avanzado en la redacción de un manifiesto. Las divergencias han surgido cuando se ha planteado realizar una confluencia política y jurídica con las candidaturas populares existentes en el Estado como es Ahora en Común. Para evitar este debate, proponen una confluencia limitada a Navarra. Pero el enemigo es demasiado fuerte. Ya tiene prevista una Reforma Constitucional que se pactará por el bipartidismo por arriba. Monárquica, garantizando el neoliberalismo y el bipartidismo, y recentralizando el Estado. Eso podría dar al traste con el «cambio» conseguido en Navarra.

Es imprescindible la unidad popular y una estrategia anticapitalista para enfrentarse a poderes tan fuertes y tan decisivos que hemos visto cómo doblegaban al Gobierno de un país como ha sido el caso de Grecia. El debate no es crear una candidatura en Navarra sino organizar la alternativa estatal a una Unión Europa neoliberal y antidemocrática, a la Europa del euro que impide la prosperidad de las gentes y la democracia. Por eso estas elecciones generales son muy importantes.

Es cierto que la confluencia electoral no es exactamente igual a la unidad popular. Esta la tenemos que construir durante y después de las elecciones. La lucha continuará y ahí tenemos un campo de entendimiento en Navarra.

Además la Unidad Popular no consiste en hacer una candidatura capaz de ganar las elecciones a costa de renunciar a lo que somos y a lo que pensamos. La Unidad Popular se construye sobre la solidez de las organizaciones y los movimientos que la componen, sobre el entendimiento en torno a un programa de ruptura, de mejora de las condiciones de vida de la clase obrera, de forzar un proceso constituyente, y sobre todo, en torno a la movilización social. Sin movilización social no hay transformación posible.

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