Martintxo Mantxo
Zor ekologiko batzordea

COP 24 de Katowice (Polonia): ¡No queremos más carbón!

Antes de la cumbre nos reunimos activistas del Foro de los Pueblos de Asia y Europa. Para los pueblos de Asia, el carbón es un problema por el cambio climático y éste es en muchos casos un problema drástico por que supone sequías y desertificación, fenómenos climatológicos extremos y destrucción, impactos en la soberanía alimentaria, infraestructuras, en los hábitats y en las vidas de las personas. Pero también el carbón es una amenaza porque supone contaminación atmosférica, hídrica, etc.

Es sabido por todo el mundo: la situación ambiental, la situación climática, la situación planetaria es acuciante. Así también lo planteó el panel de expertos para el cambio climático de la ONU el pasado octubre, quien anunció que estamos muy próximos a alcanzar el 1,5°C que se plantean como límite para una situación irreversible, y que además de seguir así alcanzaríamos los 2°C en once años. La Cumbre del Cambio Climático (COP) de París ya incluía esta situación, pero en aquella cumbre no se planteó qué hacer para conseguir esos objetivos, las herramientas a utilizar para no alcanzar el 1,5°C. Hasta este octubre y esta COP de Katowice (Polonia), sucedieron las de Bangkok y la de Marrakech sin que se avanzara en el tema. Y ahora, sinceramente tampoco parece que vaya a ocurrir.

Esta COP se celebra en Katowice (Polonia), una ciudad devota a la extracción de carbón, que como todo el mundo sabe es un gran contribuidor al cambio climático. Por la abundancia de este mineral y por el conflicto con Rusia y su monopolio de gas, el modelo energético polaco se basa en este combustible, por lo que el Gobierno de ese país pretende mantener su mix así. Esta es la segunda COP en Polonia, después de la COP 14 de Poznan, ciudad también vinculada a la extracción de carbón. Pero además es la segunda COP consecutiva en Europa en una ciudad vinculada a la extracción de carbón. La anterior COP fue en Bonn, a escasos kilómetros de la mayor mina de lignito de Europa, y que fue objetivo de los activistas de ese país en su oposición a las políticas de energía sucias de su gobierno. Todavía lo es, porque el campamento en el bosque de Hambach en los límites de la mina impiden su expansión.

La razón de por qué celebrarla aquí es obvia entonces. Hace 6 años se celebro la Cumbre del Cambio Climático (COP19) también en Polonia, en Varsovia, y fue la primera ocasión en que las grandes transnacionales accedían a la Cumbre. Aquel año, 800 miembros de la sociedad civil abandonaron las conversaciones en el penúltimo día, cantando «Los contaminadores hablan, nosotras nos vamos». Este año el primer sponsor de la COP24 en ser anunciado fue Jastrzębska Spółka Węglowa (JSW), la compañía estatal de carbón. Otros han sido BASF, el productor de cemento y cemento Cemex y la eléctrica polaca PGE.

En Katowice el carbón se nota en la atmósfera por sus cercanas centrales. El cielo gris de invierno lo es aún más. A veces incluso se nota en la nieve. Siempre depende de la climatología, de hacia donde sople el viento. Pero está claro que el carbón condiciona mucho la calidad de su aire. Y de nuestro planeta.

Antes de la cumbre nos reunimos activistas del Foro de los Pueblos de Asia y Europa. Para los pueblos de Asia, el carbón es un problema por el cambio climático y éste es en muchos casos un problema drástico por que supone sequías y desertificación, fenómenos climatológicos extremos y destrucción, impactos en la soberanía alimentaria, infraestructuras, en los hábitats y en las vidas de las personas. Pero también el carbón es una amenaza porque supone contaminación atmosférica, hídrica, etc., y las grandes minas también conllevan muchos impactos. El carbón ha sido uno de los objetivos principales del AEPF, peor no el único. Porque en los últimos años se han impuesto muchos otros tipos de energía como grandes hidroeléctricas, plantaciones para agrocombustibles que además se plantean como alternativas al cambio climático. Y ahora también plantas de gas, almacenes de gas, gasoductos, plantas gasificadoras. Desde Europa les hemos llevado también lo que es la situación aquí.

El gas se plantea como solución transitoria, peor no lo es tal. Apuestan fuerte por esta energía, porque en gran medida está asociada a la industria petrolera, pero sobre todo porque hay mucho interés económico. Y sí, en el imaginario colectivo, por su condición de gaseoso, de transparente, parece que su impacto es menor, pero nada más lejos de la realidad: el gas se puede difundir fácilmente y es en su mayoría metano, un gas con una incidencia en el cambio climático 86 veces mayor que el CO2. El Estado español, como compartimos con las compañeras de Asia, Europa y las asistentes de America del norte, el caso es paradigmático, porque la gran implantación de centrales de ciclo combinado conllevó el bloqueo del progreso de las renovables e incluso de la producción renovable, pues además de promulgar la Ley de Energía (impuesto al sol) que obstruyó la energía solar, muchos molinos eólicos se apagaban por el exceso de producción eléctrica (y que Iberdrola no nos despiste con sus nuevos anuncios de cerrar las térmicas de carbón, pues esas estaban en agenda, son viejas, y les sobran con todas las de ciclo combinado que posee y que además son más eficientes).

En Katowice, sin importar las condiciones de su climatología, lo largo que se sucederán las conversaciones (dos semanas), lo lejano que se sitúa para muchas personas, cientos de personas de todo el mundo asisten sabiendo que el resultado será más de lo mismo, pero dispuestas a incidir para que así no sea. El Gobierno polaco incluso promulgó una nueva ley especialmente destinada a impedir protestas en la COP24. La policía está en todos lados. Convoyes de furgonetas de la policía con sus sirenas encendidas circulan de arriba para abajo del centro de conversaciones. Pero ninguna medida va a impedir que la gente se exprese. Porque la situación de muchas personas es dramática en muchos lugares. Porque la situación del planeta es dramática. Porque ya son muchas ocasiones de desoír la voluntad de los pueblos y del mundo.

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