Iñigo Muerza Erroz
Miembro dimisionario del Consejo Ciudadano de Pamplona

Crisis en Podemos Navarra

El proceso que ha emprendido Pablo Echenique de renovación de órganos de dirección de Podemos ha desatado una crisis en Podemos Navarra cuyo fundamento real no es otro que el de la débil situación en la que se encuentra la actual Secretaría General de Navarra, Laura Pérez Ruano, debido al creciente descontento por su gestión en la dirección.

ste descontento que, entre otras muchas causas, está producido por una constante reapertura de decisiones ya tomadas —lo que imposibilita que el proyecto avance en una línea clara y hace insufribles la toma de decisiones en las asambleas correspondientes— ha ido dinamitando los apoyos internos que la SG tenía en Navarra hasta llegar al punto de no controlar ni tener la confianza de una parte notable del Consejo Ciudadano de Navarra, máximo órgano de dirección territorial.

Detalle muy significativo tanto en cuanto dicho órgano está conformado mayoritariamente por miembros que en su día pertenecieron a la candidatura que llevó a Laura Pérez a la secretaría general. El enrocamiento en el que se ha metido la actual SG —al más puro estilo Barberá— para no aceptar primero, o demorar después, la renovación total de la dirección no ha hecho sino agravar su delicada situación interna desatando una ola de incomprensión e indignación entre las bases del partido en Navarra.

Habiendo decidido el Consejo Ciudadano de Navarra optar por una renovación total de la dirección el pasado domingo 11 —tras tres rocambolescas votaciones acompañadas de otras tantas imaginativas lecturas de los resultados, algo tristemente habitual en Podemos Navarra— no cabe otra salida que la de afrontar nuevas elecciones que nos lleven a la conformación de una nueva ejecutiva. Otra cosa diferente no puede ser aceptada desde cualquier posición con una mínima sensibilidad democrática.

De momento, Laura Pérez ha ganado una batalla: la de los tiempos. Esta renovación, a diferencia de lo que va a ocurrir en otros territorios, probablemente tendrá lugar después de la posible nueva convocatoria electoral, este detalle no es baladí, pero se trata de una victoria pírrica que deja detrás una organización frustrada, dividida y altamente crispada. Al menos este calvario está teniendo un aspecto muy positivo y es que, ante la parálisis y la incapacidad mostrada por el Consejo Ciudadano de Navarra para gestionar la situación, los círculos navarros —entes que estaban casi desaparecidos y y que habían sido muy poco tenidos en cuenta hasta ahora— se han reactivado y ofrecido a ayudar en el desbloqueo de la situación desde la reivindicación de una mayor participación de las bases en los procesos y en las decisiones. Bienvenidos sean.

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