Darwin y el confinamiento
Ha tenido que ocurrir un gran problema de salud pública para que todos nos demos cuenta de que Piotr Kropotkin tiene razón, que solo la solidaridad nos salvará.
En estos tiempos que corren, que ironía, de confinamiento y solidaridad, vivimos experiencias contradictorias, o no, depende de cómo se mire.
Como especie quizá estemos ante un hito evolutivo, en darwinismo puro: la lucha por sobrevivir, correr más que el rebaño, saltar más… la lógica calculadora del propio interés, no son herramientas que nos ayuden en esta circunstancia. No parece fácil para la ciencia encontrar la clave, explicar adecuadamente porque en un mundo tan competitivo surgen la cooperación, el altruismo y la abnegación.
Yo tengo para mí que, tal y como sugiere Piotr Kropotkin en "Ayuda mutua" desarrollando las propias ideas de Darwin, «además de la ley de lucha mutua existe en la naturaleza la Ley de la ayuda mutua, la cual, para el éxito de la lucha por la vida y especialmente para la progresiva evolución de las especies, es mucho mas importante que la ley de la competición mutua», nuestra capacidad de cooperar va de la mano con el triunfo de la supervivencia. O como expresa Émile J-M Gautier «el mecanismo central de la evolución es la cooperación».
En el mismo sentido M. A. Nowak un biólogo-matemático experto en dinámicas evolutivas dice: «la cooperación es mas antigua que la vida misma. (...) Unas cuantas cadenas de unidades básicas moleculares acabaron por desarrollar la habilidad de hacer copias de sí misma y de reproducirse siempre que a su alrededor hubiera suficientes unidades básicas». Es decir, desde el amanecer de la vida estas moléculas autorreplicantes fueron haciéndose más complejas y asociativas, se articularon nuevos modelos cooperativos surgiendo las bacterias. Sus descendientes hoy día son ubicuas y capaces de sobrevivir en las condiciones mas extremas. En aquel caldo primigenio sucedió otro avance cualitativo: una bacteria invadió a otra, resultando que esta infestación parasitaria fue buena para las dos «simbiogénesis» es el termino con el que nos referimos al procedimiento por el que de dos células simples, bacterias conocidas como «procariotas», surgen otras más evolucionadas y complejas, células conocidas como «eucariotas». Si miramos al interior de nuestras propias células observaremos el proceso simbiogénico en cada orgánulo presente en su citoplasma, a modo de mamushka, que cambiaron, en algún momento del proceso evolutivo, la energía química por un cómodo refugio. Estas células eucarióticas produjeron los organismos pluricelulares, eucariontes, y luego con la diferenciación del trabajo aparecerían los órganos especializados en distintas funciones. La multicelularidad ha dado mucho al mundo.
Esta claro que la cooperación esta marcada en el código genético, aunque se dan casos de conducta egoísta, desertores en nomenclatura de «teoría de juegos» que buscan su propio beneficio, su prevalencia por encima del bien común, los virus, el cáncer, los delincuentes, entre otros. La «supervivencia del más apto» es un término acuñado en 1864 por Herbert Spencer, un defensor del libre mercado, lo que apuntaba la introducción del darwinismo en el ámbito socioeconómico, todos contra todos y el que gana se lo lleva entero. «El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto» determinaba el magnate Rockefeller. El peligro de la opresión no está en la Biosociología, fue Émile Gautier quien acuñó el término «darwinismo social», si no en las visiones desinformadas de la evolución del hombre y en el particular uso de esa seudo ciencia genésica, que llevo a políticas eugenésicas en la Alemania nazi o a leyes restrictivas de la inmigración en USA.
Estos días observamos, yo al menos con asombro, como acérrimos partidarios del mercado libre, libertad individua y la reducción del poder del Estado, salen a los balcones en plan comisarios políticos, solicitando con vehemencia la intervención de los medios de producción de EPICs, o de los laboratorios de diagnóstico. He visto criticar con dureza a quienes, haciendo uso de su libertad individual y su poder económico querían hacerse pruebas diagnosticas por «desertores» insolidarios. Ha tenido que ocurrir un gran problema de salud pública para que todos nos demos cuenta de que Piotr Kropotkin tiene razón, que solo la solidaridad nos salvará. La esencia del capitalismo es que si no hay negocio se retira, si no nos olvidamos de la pandemia los políticos burgueses van a tenerlo más difícil para engañarnos. Tenemos que aprender de esta experiencia para hacer prevalecer la natural solución de las injusticias de este mundo.