Que las huertas que antes cultivaba Beroiz y que ahora cultiva Elkarkide siguen estando preciosas pese a ser casi invierno, es un placer contemplar el paisaje diferente y verde de los productos hortofrutícolas, y si es atractivo para ver, imagínense para comer.

El paseo nuevo, paralelo al río permite disfrutar visualmente de un tramo del Arga casi desconocido y nos ofrece la posibilidad también, de observar la porquería que las riadas dejan a su paso y que nadie limpia, ni Ayuntamiento ni la Confederación Hidrográfica del Ebro: uno por otra, la casa sin barrer. A quien pasee, le puede resulta extraña la ‘ginkana’ de baches y barro que hay que sortear en este camino recién hecho, sin inaugurar aún ¿los dejará así el ayuntamiento, como parte del paisaje?

El badén arbolado en medio del meandro, que sus diseñadores llaman ‘bosque de crecida’, aún permite ver el casco viejo desde el río porque no han crecido apenas los árboles, pero es una pena que resulte impracticable para la gente que pasea, porque está inundado, lleno de charcos y de aguas estancadas y eso que no ha llovido desde hace varios días, mientras el resto del parque fluvial está casi seco. Es fácil deducir que su falta de pendiente no deja que el agua circule bien hacia la presa de San Pedro, será siempre un problema, en invierno encharcado como ahora y en verano también después de cualquier tormenta. ¿Saben dónde van a anidar las larvas de todos los mosquitos que vengan a Pamplona? ¿Quién se sentará en esos merenderos de hormigón encharcados?

Nos gustaría detenernos más en estas aguas pantanosas rehundidas ya que presentan otra particularidad: hemos descubierto una nueva especie de árboles, nunca antes catalogada en las guías de botánica Navarra, son unos ejemplares formados por cilindros de madera con goma, curiosos, sin raíces, ni ramas, sin vida… ¡hay decenas y decenas!. ¿Qué pasa con los árboles a los que debían ayudar a crecer? Algo similar ocurre con el canal que no canaliza y el drenaje que no drena.

Si seguimos caminando por el ‘nuevo Parque de Arantzadi’, vemos que han dejado terrenos destinadas a pequeñas huertas de ocio, no está mal, darán más variedad al entorno, más alimentos cercanos, …

El caso es que estando a punto de ser inaugurado el parque, aún no se sabe quién va cuidar esas huertas, si va a haber concurso público o se darán a dedo, si los criterios para cultivar ahí los va a decidir el ayuntamiento o alguna empresa privada, …¿A qué esperan? La primavera viene pronto y los trabajos de acondicionamiento del terreno se tienen que empezar antes.

Mirando hacia el Casco Viejo, hay una gran cantidad de terrenos fértiles pero sin cuidar. Son propiedad del Ayuntamiento pero no sabemos qué piensan hacer con ellos. ¿Nada? ¿Que se llenen de malas hierbas, y suciedad? ¿Por qué no se cultivan también como huertas? ¿quién tiene que decidir el uso de esas tierras? Mejor cuanto antes ¿no?

Parece que se está elaborando un estudio sobre las inundaciones en el Arga, y nos preguntamos si van a tener en cuenta la posibilidad de corregir un error garrafal y ya comprobado en la inundación de junio de este año, como ha sido el rebajar la mota frente a la Residencia del Vergel? Por allí entró el agua violentamente, arrasando todo lo que encontró a su paso, algo que no había sucedido en las últimas avenidas. Si rectificar es de sabios, y empecinarse en los errores, de inútiles, esperemos que el citado estudio recomiende elevar de nuevo esa mota, para no tener que asumir el coste del desastre, cada vez que haya una inundación importante como la de este año, que ha supuesto casi un millón de euros.

Para terminar con el paseo y puesto que nuestro dinero ya está gastado en esta urbanización innecesaria ¿qué tal si este Ayuntamiento consulta a la ciudadanía para intentar sacar el máximo disfrute al nuevo parque?