Eduardo Santos
Secretario general de Podemos Ahal Dugu

Derecho a una muerte digna

Al calor de la reciente polémica suscitada por la detención de un hombre que ha ayudado a su esposa, enferma terminal, a morir, parece que el PSOE es el único partido que estuvo ahí, que siempre lo defendió, que Unidas Podemos jamás presentó nada y que ellos y ellas nunca se abstuvieron.

Decía Jardiel Poncela que la medicina es el arte de curar con palabras griegas. Sin embargo, el arte de morir también tiene nombre en la lengua que nos dio la ciencia. Eutanasia significa «buena muerte». Donde la ciencia y la esperanza no llegan a la curación, la decisión personal de no sufrir debe prevalecer sobre aquellas ideologías que únicamente pretenden imponer un código moral que ve en el dolor la exaltación de los valores sagrados e inmortales del ser humano.

Personalmente nunca he entendido la santificación del dolor, aunque respete profundamente a quienes hagan del sufrimiento una razón para redimirse. Lo que ocurre es que, en el ámbito de las relaciones sociales, lo que debe garantizarse es la libertad de elección en un proceso tan complicado y tan sensible como es el de morir.

Por supuesto que no se trata de imponer a nadie lo que debe hacer. No existe ni está en nuestro ánimo imponer a nadie una «cultura de la muerte» como desde determinados sectores ultraconservadores se pretende simplificar, asociando a menudo posturas liberales en favor del derecho a decidir sobre su propia vida con movimientos asesinos como el fascismo y el nazismo cuyo respeto por la vida ajena fue nulo.

Permitir a una persona asistencia médica en la ejecución de una decisión libremente tomada en un proceso con todas las garantías es sólo un acto de humanidad. Y es tratar a las personas y sus decisiones como adultos y con todos los respetos que se merecen. Para nadie es agradable asumir la muerte de alguien querido en ninguna circunstancia, ni siquiera cuando ha mostrado su voluntad de terminar su existencia debido a padecimientos graves que no permiten mantenerla con la dignidad que toda vida exige.

Desde ese convencimiento es desde el que el Grupo Parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea presentó para su debate en el mes de junio de 2017 una propuesta para regular la eutanasia en la que se recogían diversas obligaciones para el personal médico, entre las que se incluían la de informar completamente al paciente, constatar que padece una enfermedad terminal y que se trata de una petición voluntaria, para lo cual había de solicitarse por escrito dos veces con una diferencia de al menos 15 días. También como garantía se incluía la opinión de un segundo médico, que debería redactar un informe sobre el caso que quedaría registrado en la historia clínica. Propuestas sensatas, adecuadas a los tiempos y que pretendían abordar desde la institución una cuestión que las encuestas recogen como favorablemente en la inmensa mayoría de la población.

Del Partido Popular y sus socios habituales en Navarra no esperábamos nada. Para estas formaciones esto no es un problema y no debe abordarse. Ciudadanos no está ni se le espera, como en ninguno de los grandes debates sociales. O en todo caso coincidió con el PSOE en que lo importante era regular los cuidados paliativos y no el suicidio asistido, que era un tema de libertades civiles, pero que ya si eso más adelante darían pasos para regular el suicidio asistido dado que «iban a trabajar en definir en qué términos se debe regular la eutanasia, porque la resolución de nuestro Congreso dice que hay que hacerlo en el plazo más breve posible», en palabras del diputado navarro del PSOE D. Jesús María Fernández.

Recordemos al lector. Junio de 2017. En estos momentos desconocemos cuál es el significado para el partido socialista de la locución «el plazo más breve posible», pero en todo caso no era esta legislatura y vista su dedicación dudamos que sea la que viene o la siguiente dado que en la Tribuna del Congreso también nos espetaron que «la sociedad española no estaba preparada» para justificar el rechazo a nuestra propuesta. Eso sí, al calor de la reciente polémica suscitada por la detención de un hombre que ha ayudado a su esposa, enferma terminal, a morir, parece que el PSOE es el único partido que estuvo ahí, que siempre lo defendió, que Unidas Podemos jamás presentó nada y que ellos y ellas nunca se abstuvieron. Jamás ocurrió.

Sin embargo, la sociedad adulta y consciente que sigue a la espera sabe perfectamente en quien puede confiar si es que quiere que este asunto se regule por fin en un sentido satisfactorio a los derechos de todos y todas.

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