Larraitz Ugarte
Abogada

Desde la caída libre a la calma temporal

Cuando todo parecía indicar que el IBEX 35, Europa, la CEOE y demás ya habían acordado que sería Albert Rivera quien garantizaría que se cumplieran las exigencias económicas impuestas por Europa y por los defensores ultra de la unidad territorial de España, de repente surge Pedro Sánchez a raíz de una excusa de lo más peregrina como es la sentencia del caso Gürtel (argumento que de tan poco creíble ha caído en el olvido en una semana) y va y le da la vuelta al tablero ante la mirada atónita de la sociedad, intelectuales, instituciones europeas y vascos y catalanes.

He podido leer esta semana que puede tratarse de una operación del bipartidismo en el que la economía la dirige la derecha (los presupuestos, las leyes de estabilidad presupuestaria y políticas de austeridad impuestas desde Europa y por el PP) y el PSOE se centra, como en la era Zapatero, en gestionar lo cultural y lo simbólico o gestual (Consejo de ministras y ministros, diálogo con Catalunya, modernidad y laicismo en la toma de poder sin crucifijo ni biblia, pero sin poner en cuestión la monarquía…). Yo en esto de las teorías conspiranoicas no suelo ir tan lejos, pero con acuerdo o sin acuerdo, el hecho es que el análisis es certero.

Sin embargo, creo que ha sucedido lo que sucede cuando uno se echa en paracaídas en caída libre y de repente se abre el mismo…. El momento en el que se sube hacia arriba con el paracaídas abierto, baja la adrenalina y se hace el silencio… un silencio relajante y gozoso…. Así diría yo que se siente en este momento gran parte de la sociedad española y no nos engañemos, otra gran parte de la sociedad vasca. Así lo corrobora la encuesta de EITB Focus de esta semana, y a pesar de que no hace falta ser sociólogo para ver el sesgo partidista hasta la obscenidad de esta empresa encuestadora, creo que en este caso se corresponde con la realidad.  

Esta relajación, este alivio que se vive entre nosotros, ¿tiene base real o es simplemente una cuestión de esperanza? El PNV lo tiene claro, que viva la esperanza. Ha pasado de defender las cuentas del partido más corrupto de Europa, «por responsabilidad y porque la agenda vasca lo requería», a echarlo otra vez por esa misma responsabilidad y decir que su relación fue «menos fructífera imposible». Y lejos de quedarse ahí, en el plazo de otra semana han acabado por hacerle la pelota al nuevo inquilino de la Moncloa, justificando una sentencia como la de Altsasu o ensalzando a un «magnífico gobierno» y a miembros del equipo de gobierno como Grande Marlaska, al decir que es un «gran conocedor de la causa vasca» (un gran conocedor de la aplicación de la tortura, más bien) y que colaborará para modificar la política penitenciaria. Ver para creer. Con ese talento que le caracteriza para cambiar de piel o de chaqueta según se mire, ya le ha dado la vuelta al traspiés y se encuentra cómodo en esta tesitura. Siempre positivo.

La imagen de Podemos gritando «Sí se puede» tras el resultado de la moción de censura ensalzando a Pedro Sanchez como motor del cambio democrático y a la izquierda cuando hace tres o cuatro años gritaban que PP y PSOE la misma mierda eran… patético. Otros positivos. No sé si es una pose de estas que te aconsejan asesores técnicos que no saben un ápice de política sino únicamente de marketing o si de verdad se piensan que van a arrancar al PSOE algo más que gestos políticos que hacen parecerle a uno más moderno y de izquierdas. Y esto último sería muy preocupante. Porque el PSOE, aunque quisiera, tiene muy poco margen para abordar un cambio real. El mensaje tranquilizador enviado a Europa con la designación de una gestora de presupuestos europea indica empero, que ni tan siquiera quiere.

En nuestro caso, creo que la izquierda independentista no acertó del todo en el análisis previo de la situación  y sin embargo ha acertado ahora. Es cierto que en el Estado español ha habido una involución, un recorte de libertades y una represión feroz en Catalunya. Pero en Euskal Herria, realmente no creo que haya habido ninguna involución, sino un mantenimiento constante de la represión y de las limitaciones en el ejercicio del uso de los derechos civiles y políticos; un ataque constante a las decisiones de las instituciones vascas, un mercadeo de competencias cuando no invasión, uso de la tortura, encarcelamiento de directores de prensa o de tuiteros… Desde una lógica de guerra se acaban normalizando cosas que para nada lo son. Advertir a la sociedad de que las cosas pueden ir a peor y nos pueden limitar el autogobierno y nuestras libertades es un ejercicio de responsabilidad  pero desde el punto de vista de la psicología social, hacerlo sin otro soporte ideológico no creo que ayude más que a querer mantener lo que se tiene, que es bien poco a pesar de lo que nos digan los autonomistas. Ahora, cuando los malos parece que no van a venir en un par de años y se escuchan cantos de diálogo el alivio se generaliza, y nuestro discurso ha contribuido a ello.

Por ello, que frente a esta euforia generalizada desatada, que EH Bildu haya abogado por la prudencia y hasta el escepticismo creo que ha sido un gran acierto. La historia de España y la del PSOE en particular aconsejan a ello. El tiempo dirá si el diálogo sin contenido planteado por Urkullu sirve para que se acaben transfiriendo las competencias pendientes, y más importante aún, si el PSOE va a respetar lo que decida la ciudadanía vasca sobre su futuro. Dice una ministra en un mal comienzo que todo cabe en la Constitución y nada fuera de ella; han votado este mayo en contra de la gestión de la seguridad social recogida en el Estatuto… Estos ejemplos no auguran grandes cambios. Es cierto que a río revuelto los vascos y catalanes podemos ganar mucho si actuamos con audacia y un buen plan, pero hasta el momento hay que ser prudentes.

Hoy miles de personas, una gran mayoría social representada en el Parlamento vasco, va a decir de manera nítida que no quiere mantenerse con lo que tiene, que quiere más, que quiere sobre todo más democracia, más participación y decidir su futuro en paz y libertad. Es una llamada a las instituciones de Euskal herria, a los políticos de diferentes colores de Euskal Herria, pero es un buen día para que el Gobierno español socialista tome buena nota de lo que quiere la ciudadanía de este país.

Nosotras tenemos que trabajar en el Parlamento, en el seno de esa ponencia de autogobierno que avanza en la buena dirección, pero sobre todo con todas esas personas que hoy estaremos en todos esos kilómetros, para que la fórmula de la consecución de nuestra libertad como pueblo no pase por el diálogo sin contenido y por la aceptación de la legalidad que ofrezca Urkullu a Madrid, sino desde la exigencia democrática sin vetos.

Junto con esto es imprescindible que el movimiento independentista vasco repunte y florezca en sus planteamientos; no aparcar la posibilidad de una república vasca independiente. Más bien al contrario, hay que trabajar con tesón para cargarnos de argumentos frente a las opciones autonomistas y unionistas que ahogan a este pueblo en una maraña de competencias limitadas y por ello a menudo engañosas. Desenmascarar la desnudez del rey y convencer de que la obtención de un estado libre nos va a ayudar a vivir mejor y hasta ser más felices es el gran reto que tenemos: Jende zoriontsua herri libre batean.

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