José Luis Úriz Iglesias
Afiliado al PSC viviendo en Navarra

Donald Trump: ¿el suicidio de la democracia?

Saltó la sorpresa. Donald Trump quien a pesar de las encuestas nadie en su sano juicio le daba como ganador es el próximo Presidente de EE.UU. Ahora todos se empeñan en buscar las razones por las que esta tragedia ha sido posible. Tragedia para el pueblo americano pero más aún para el resto del mundo, especialmente Europa.

¿Cuáles han podido ser los motivos para que 59 millones de votantes hayan sido capaces de apoyar a una figura esperpéntica, machista, xenófoba, racista, corrupta y mentirosa?

Un político sin escrúpulos, sin ninguna experiencia que en su programa plantea la defensa a ultranza de las clases más favorecidas, en contra de los intereses de quienes le han votado. ¿Cómo es posible que la clase obrera blanca, la que más va a sufrir las consecuencias de la política económica que pretende implantar, le haya votado en masa? ¿Cómo que le voten mujeres, negros o hispanos?

Quizás sólo por un motivo, porque representaba el anti sistema de Clinton. Porque era justo lo contrario de lo que esa parte de la sociedad detesta. Lo de siempre, lo oficial, lo caduco.

Resulta pues curioso que quienes deseaban romper con lo establecido, hayan acabado apoyando al candidato de extrema derecha con posturas fascistoides.
A estas horas los dirigentes del Partido Demócrata se rasgan sus vestiduras, lamentando no haber tenido el coraje de elegir a Bernie Sanders para confrontarse con él.

Sanders representaba lo mismo que Trump pero desde la izquierda, desde posiciones progresistas más entroncadas con el sentir de la mayoría de la población. Han cometido el error de ponerle enfrente a una figura desprestigiada y con índices de popularidad mínimos.

Pero no vale lamentarse, se equivocaron y pagarán las consecuencias de este terrible error, ellos y el resto de la humanidad.

El mundo va a tener así cuatro años con dos locos al frente de los países más poderosas, Putin y Trump y es probable que tengan compañeros de viaje como Le Pen en Francia o algún candidato pseudo nazi en Alemania, Holanda, o Bélgica. Nos esperan pues malos tiempos para la lírica.

Esta elección ha demostrado también que no sólo la sociedad española es mentirosa y por eso se equivocan las encuestas, también la americana lo ha sido. Aquí ocho millones de personas han votado a un partido y un líder corruptos, allí cincuenta y nueve a uno fascistoide, machista y racista. ¿Por qué? Probablemente debido a que también lo sean.

Un elemento a resaltar es la edad de ambos, 70 años. Visto desde nuestro país en donde se ha producido una especie de fiebre juvenil, en la que parece que no se puede estar en la actividad política por encima de los 50 años, resulta paradójico. La veteranía es un grado importante, así en el PSOE intelectuales de la talla de Pepe Borrell o Pérez Tápias por encima de los 60 han emergido es su reciente crisis y reclaman una presencia activa en su futuro, al menos son ideólogos, intelectuales.

Una última reflexión, quizás también la sociedad americana ha demostrado que acepta tener un Presidente negro, pero no mujer. Que el machismo que les impregna es más profundo de lo que parece a simple vista.

¿Qué pasará a partir de ahora? Se supone que ablandará su discurso, al menos en el tono, como demostró el mismo día de su victoria, pero el fondo será el mismo. Aplicará medidas proteccionistas que afectarán al resto de la humanidad, bajará los impuestos a los ricos rebajando a cambio las prestaciones a los más necesitados, aplicará medidas restrictivas con la inmigración, será beligerante en su política exterior. Todo ello llevará a un mundo peor.

Dicen que tras la tempestad viene la calma, pero esta vez más bien parece que nos acerca un poco más al final de este mundo, al menos como lo conocemos actualmente. Veremos…

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