Imanol Ibero
Presidente de EHNE-Nafarroa

¿Dónde están los corderos que paramos?

Nuestra reivindicación pues, no es un grito contra pastores vecinos que trabajan de forma extensiva y en baserris familiares.

El pasado 17 de diciembre en plena efervescencia de consumo prenavideño, el sindicato EHNE paró un camión de corderos en la muga con el Estado francés. Con aquella acción denunciamos que se estaba dando una entrada muy importante de cordero a nuestra tierra, que provocaba una competencia hacia las personas productoras locales y que algunos intermediarios aprovechaban para negociar a la baja con nuestros pastores y ampliar sus márgenes de rentabilidad. Además denunciamos que esos animales se iban a vender en el mercado navarro pero, sin embargo, la persona consumidora iba a ser engañada porque no existe una exigencia para un etiquetado claro.

Por eso hoy nos preguntamos, ¿dónde están los corderos que paramos? Porque hemos recorrido importantes puntos de venta, como grandes superficies y, salvo el cordero navarro de Indicación Geográfica Protegida, en la mayoría de otros casos se nos ha hecho imposible saber el origen del cordero que estaba ofertado. Ya que, el hecho de sacrificar un animal en el Estado, es suficiente para que en el etiquetado aparezca Origen España, independientemente de su nacimiento y lugar donde ha sido criado. Esto no puede seguir siendo así porque, hoy en día, al productor se le exigen unas guías que permiten una trazabilidad perfecta de la vida del animal mientras está con el pastor. Sin embargo, luego, cuando pasa a ser sacrificado y salta al mercado, toda esa información no se le muestra a la persona consumidora. Por eso, creemos que la norma actual es muy escasa y tiende al engaño ,desde luego, no sirve para defender el producto navarro.

Nuestra reivindicación pues, no es un grito contra pastores vecinos que trabajan de forma extensiva y en baserris familiares. Pero sí es un grito en contra de empresas intensivas que producen en masa a costa de precio. Sí es en contra de algunos intermediarios y grandes superficies que, gracias a políticas nada transparentes, engañan a las consumidoras, y también es un grito contra un sistema inconsciente que tiene en una tesitura muy complicada a nuestras pastoras desde hace muchos años. A todos ellos les decimos que seguimos alerta y que en esta pelea por la transparencia seguiremos hasta el final.

Pero también es un grito a favor, a favor de un etiquetado claro, que recoja tres datos de forma concreta. Primero, dónde ha nacido. Segundo, dónde ha sido criado. En ambos casos, debería recoger la provincia, pueblo y pastor/a. Y tercero, dónde ha sido sacrificado, especificando el matadero. Estos datos son vitales para que en el mercado se conozca exactamente qué se está consumiendo. Además, el aplicar este etiquetado generará un vínculo precioso entre la persona que disfruta de ese cordero y la persona productora, el pueblo, su cultura, sus pastos y sus animales. Conectando áreas, en su mayor parte urbanas, con realidades rurales concretas y generando puentes entre estos dos ámbitos imprescindiblemente complementarios, que últimamente parece que ni se conocen. Haciendo a la comunidad consumidora directamente consciente de la realidad que co-crea al otro lado de la cadena, manteniendo una vida rural, unos ecosistemas y una cultura. Por todo esto, reclamamos a las administraciones competentes que empiecen a exigir un verdadero etiquetado claro en esto y, por supuesto, en todos los alimentos.

Por último, queremos interpelar al consumidor para que mientras no llegue la transparencia al mercado, practique una compra consciente. Que haga una apuesta por los productos locales extensivos, que pregunte e intente informarse sobre el origen del cordero u otro alimento que quiera consumir, por ejemplo a través de observar las marcas de calidad que pueda tener, como en este caso la IGP Cordero de Navarra. Y que haga una apuesta por una relación lo más directa posible, si puede ser con la persona productora o, si no, a través del pequeño comercio, donde muchas veces las personas productoras venden directamente su producto.

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