Iñaki Uriarte
Ibaizaina de la Ría de Bilbao

El Abra de Bilbao

El sentido del rompeolas de Santurtzi quedó desfigurado ya que se alteró al adosarle rellenos de tierras, inicialmente por el interior, para construir muelles.

Hoy 7 de setiembre hace 120 años de la finalización del rompeolas de Santurtzi, por lo que parece oportuno conmemorar una de las mayores gestas de la ingeniería y obra pública en Euskal Herria.

El río lbaizabal que recibe, en Urbi (dos aguas) Basauri, el caudal procedente del Nerbioi forma un sinuoso cauce que fusiona y enfrenta sus aguas, en torno a la antigua y desaparecida isla de San Cristobal, con las procedentes de la mar a través de su estuario. Aprovechando, según la historia, un lugar vadeable junto al camino de Castilla se construyó «la puente» de San Antón, anexo a una peña sobra la que se edificó un alcázar, posteriormente iglesia de San Antón, donde existía un fondeadero natural para los barcos. Allí se constituirá el núcleo de Bilbao al que en 1300 se le otorgará su Carta Puebla que le confiere como Villa. El Puente, la ría y la iglesia formarán el emblema del burgo. El carácter navegable de sus 13.7 kilómetros de cauce debido exclusivamente a la influencia de las mareas, a pesar de que en él confluirán, aguas abajo, cuatro ríos más, el Kadagua y Galindo, por la Izquierda y el Asua y Udondo-Gobela por la derecha, el ser una acceso a la mar con las necesidades de suministro y salida de mercancías de la villa condicionarán y facilitarán su función de puerto fluvial. Estas actividades mercantiles marcarán el carácter del lugar y sus gentes acentuando su mentalidad y práctica comercial.

La utilización de la Ría como un puerto exportador del mineral de hierro y la gigantesca industrialización, especialmente siderúrgica, metalúrgica y naval, exigió la necesidad de construir un gran antepuerto, o puerto exterior, aguas abajo ya en el borde costero, que además de abrigo de la embocadura de la ría, constituyera un fondeadero seguro donde pudiesen recalar los mayores buques del momento. El proyecto, del gran ingeniero de caminos, canales y puertos de Evaristo de Churruca analizaba todos los anteriores que desde 1847 intentaron resolver los problemas de navegabilidad, con profundos estudios de oleajes, mareas, reflexiones y las experiencias de otros Puertos. Realizado entre 1886-1887 fruto de su inteligencia y tesón fue aprobad o por Real Orden el 29 de junio de 1888. Las obras consistían en un rompeolas principal en el lado occidental, en Santurtzi que se inicia a 1.600 metros de la extremidad del muelle de Hierro, de 1.450 metros de longitud, con dos alineaciones de 950 y 500 metros, directamente expuesto a los vientos y mareas dominantes del noroeste.

Puerto Exterior. Las obras adjudicada en subasta pública el 25 de octubre del mismo año, se concedieron a la empresa «Coi-seau, Couvreux fils y Félix Allard» quienes a su vez proyectaron las grúas Titán, por primera vez eléctricas, que se emplearon para la colocación de loe bloques de hormigón, con una potencia de 60 toneladas. La situada en el muelle de Arriluze, para la posterior construcción del contradique de Algorta (Getxo) característico hito paisajístico industrial, fue incomprensiblemente demolida en abril de1972 con semejante brutalidad con el patrimonio como en la actualidad. La primera piedra del rompeolas, un cubo de 30 centímetros y 68 kilogramos de peso fue lanzada al agua el 21 de setiembre de 1888 en medio de grandes festejos presididos por numerosas autoridades. Para que en tan amplio espacio, fuese comprensible el trazado del dique y contradique se señalaron colocando 30 lanchas en un lado y 20 en el otro, cada 50 metros y situando das gánguiles en los extremos posicionando la bocana de entrada prevista.

Su construcción, además de colosal por sus características, fue una obra heroica. Se trabajaba del 20 de abril el 30 de setiembre de cada año por las dificultades y peligros que creaban los temporales y el oleaje. Las obras sufrieron grandes destrozos en 1893 y 1894, por dos veces, llegando a arrancar de cuajo en una sola pieza, los 12 últimos metros de la obra trasladando una masa de 800 metros cúbicos de unas 1.700 toneladas a 32 metros de su posición. Consecuentemente, se cambió el proyecto, aprobado por R. O. de 15 de junio de 1895, utilizando el basamento ya consolidado como escollera exterior de defensa constituyendo una nueva más retirada, y modificando la superestructura. En la tarde del domingo 7 de setiembre de 1902, en medio de grandes celebraciones se colocó el último bloque con la inscripción: «S. M. Don Alfonso XIII asentó esta piedra el día VII de Septiembre de MDCCCCII». Administrativamente las obras se entregaron el 16 de agosto de 1905. Las obras del contradique de Algorta de 1072 metros en trazado rectilíneo para contrarrestar las marejadas, aprobadas el 14 de agosto de 1893, se adjudicaron a los mismos contratistas siendo simultáneas con las del rompeolas aunque sin tantas dificultades. Se terminaron en la campaña de 1901 recibiéndose definitivamente el 22 de octubre de 1903.

Abra exterior. Modernamente el Abra y sus dos brazos rompientes han quedado ya superados por las necesidades portuarias e industriales que se iniciarais con la implantación de la cercana refinería de Petronor en Muskiz con la consiguiente exigencia de instalaciones adecuadas para poder acoger grandes petroleros y la descarga de crudos, posteriormente también de buques gaseros creando un nuevo ámbito portuario: el Abra exterior. Por un lado se cerró entre 1969 y 1975 con el gigantesco dique de poniente en Punta Lucero. Asimismo, se preveía un contradique de levante en Punta Galea, desde Getxo que se Inició en 1978 pero dos años más tarde no prosiguió siendo actualmente una escollera sumergida. Su extremidad prevista, donde existe otra baliza, junto con el extremo del rompeolas de Santurtzi conforman la nueva bocana del Puerto de Bilbao de 480 metros de anchura. Ambos fueron proyectados por el ingeniero Suárez Bares.

El sentido del rompeolas de Santurtzi quedó desfigurado ya que se alteró al adosarle rellenos de tierras, inicialmente por el interior, para construir muelles y posteriormente ya una vez finalizado, a 5.500 metros el extremo del dique de Punta Lucero en 1985, el situado mas a poniente, también por su parte exterior, limitándolo con el contradique de Santurtzi y creando el Muelle nº1. En su tiempo fue prolongado y se eliminó la primitiva tradicional baliza verde, habiéndose modificado de nuevo en 1995 al construir, en su extremo, el Centro de Control Marítimo. En la margen derecha, el contramuelle de Arriluze mantiene su carácter inicial, incluso con la baliza roja, en su extremidad como paseo lineal, a pesar de habérsele adosado una zona comercial camuflada y mal llamada puerto deportivo. Mas recientemente, en 2017 en su parte interior se ha construido una bella terminal de pasajeros para los cruceros que atracan en el puerto proyecto del arquitecto Pablo Estefanía y su equipo.

Ingenio y belleza. Cuando se completaron los dos muelles cerrando el Abra con una boca de entrada de 640 metros se configuró una ensenada de 287 hectáreas y un calado entre 12 y 15 que tuvo que ser bellísima tanto por el entorno natural que lo enmarcaba, como por el arco, no por su forma, o puerta triunfal que constituía el Puente-Transbordador Vizcaya (así consta en el registro de Unesco como Patrimonio de la Humanidad desde 2006) un colosal hito en el horizonte inaugurado en 1893, obra del arquitecto vasco Alberto de Palacio y del ingeniero francés Ferdinand Arnodin. Actualmente muy degradado por culpa de su concesionario que lo ha convertido, impunemente, en un bazar y un bar. Asimismo, por el sendero fluvial de 800 metros que acompañaba el paso de las embarcaciones, el Muelle de Hierro completado en 1887 en la margen izquierda, Portugalete y el espigón de Areeta, conocido como la mojijonera, por la derecha. Lugar en que se sitúa el monumento de homenaje a Evaristo de Churruca inaugurado en 1939 compuesto por una torre faro y un conjunto lo escultórico en bronce compuesto por su figura sedente y un grupo de figuras alegórico: «El esfuerzo de Bilbao para la conquista del mar». Si su genio flota todavía en el Abra, sus restos reposan en un bello panteón en Mutriku junto al mismo mar que conoció de pequeño y que supo dominar con su talento, creando en el puerto de Bilbao unas de las obras públicas más importantes de la Historia de Euskal Herria.

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