Paula Eguía Ibarguren
Enfermera de vocación y profesión

El arte de cuidar

Desde el momento que entras por la puerta te das cuenta de la profesionalidad del personal. Pero no es sólo la profesionalidad, sino también la humanidad con la que te reciben, saben transmitir su cariño con dedicación y amabilidad, te hacen sentir única y te dicen con su mirada y sus gestos.

He tenido la mala suerte, en el ejercicio de mi profesión, de ser infectada por Covid-19. Esto me ha servido para conocer el Hospital Urdúliz, del que me siento obligada a hablar.

Desde el momento que entras por la puerta te das cuenta de la profesionalidad del personal. Pero no es sólo la profesionalidad, sino también la humanidad con la que te reciben, saben transmitir su cariño con dedicación y amabilidad, te hacen sentir única y te dicen con su mirada y sus gestos: tú nos importas, ese bien hacer logra que te sientas arropada, tan importante en este proceso de soledad emocional, sin familia, a quien echo mucho de menos, sin amigos, compañeras... y de incertidumbre ante este proceso.

Ni una sola mirada por el rabillo del ojo en los momentos de desasosiego.

Transmiten la placidez que se necesita en estos momentos, desde la entrada en Urgencias, seguida por el ingreso en la tercera planta Medicina Interna, Reanimación... y de vuelta a Interna, con esa preocupación constante por ti, que intuyes que nada puede ir mal ya que te sientes vigilada, querida... ¡y así es!

Al pasar a Reanimación, donde se siente miedo, incertidumbre... te das cuenta que todas esas cualidades siguen presentes, te sientes tranquilizada, sientes que el nivel de exigencia del personal en mis cuidados no baja, transmiten sabiduría en su profesión, cercanía, hace que te sientas protegida, no hay problema en plantear dudas, no se mira el reloj... te sientes valorada... y con todo esto, no puedes hacer otra cosa que mejorar.

Y de vuelta a planta. Sientes de nuevo que nadie baja la guardia en cuidados y atenciones, y siento que todo este trabajo, empatía y buen hacer debe quedar reflejado, y hacerles saber lo bien que lo están haciendo, a pesar de las durísimas circunstancias.

Porque no trabajamos «por orden del jefe» sino por vocación, y por esa vocación mi gran agradecimiento a todo el personal de estos servicios, destacando Reanimación y tercera planta de Medicina Interna.

Podría decir nombres, pero no me acuerdo de todos, y no me gustaría olvidar a nadie, todos imprescindibles, cada uno en su medida, sé de lo que hablo, grandes personas, grandes profesionales, gran vocación.

Quería dejar constancia de ello, para que sepa la Dirección del Hospital Urdúliz con la calidad y calidez del personal que cuentan.

Un gran abrazo para todas y todos: sois grandes y lo estamos consiguiendo.

Simplemente, gracias.

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