El campo base de Arnaldo
Hace unas semanas asistí a una conferencia de Arnaldo Otegi en una sala a rebosar por gentes entregadas en la que solo eché en falta una cuota suficiente de juventud. Que esa noche televisaran un partido del Athletic hizo que la charla y las preguntas fueran más breves de lo que en otras circunstancias hubieran sido. Entre otras ideas bien articuladas y expresadas, Otegi habló de la oportunidad de un campo base que facilite posteriores conquistas, para justificar el realismo de la actual política de la izquierda abertzale, aunque tal vez fuera más preciso hablar de la política de EH Bildu.
El primero que utilizó el símil fue Jesús María Leizaola, recién elegido lehendakari en sustitución de José Antonio Aguirre, en un recorrido por América a comienzos de los sesenta, que Eusko Gastedi de Caracas recogió en una separata a imprenta como respuesta a la Juventud. «La idea de que el Estatuto es como una especie de muralla que impide salir de sus límites no corresponde a la realidad», dijo. Y luego añadió: «Prescindir del Estatuto por creer que es poco, es casi como pretender subir al Himalaya sin establecer un campo de base y unos campos intermedios. Prescindir de ese campo de base y de esos campos intermedios es, prácticamente, renunciar a subir al Himalaya. El Estatuto es un escalón. Sabino comenzó por ser diputado provincial, de acuerdo a la ley española…».
En los primeros años de supuesta transición, el argumento de que el Estatuto de Gernika era solo un primer tramo que facilitaría la «incorporación» de Nafarroa, traería los «presoak etxera» eta abar eta abar fue especialmente esgrimido por Euskadiko Ezkerra, frente a los que sostenían que ese Estatuto no servía. Por ahí debe quedar todavía alguna pintada signada con aquellas dos oteizianas y negras EE, aireando las bondades milagrosas de un Estatuto del que también decía el PNV, que era solo el primer tramo. Seguramente, a Arnaldo se le ocurrirá alguna otra imagen con mejor recuerdo para explicar lo mismo: que hoy estamos en un tiempo nuevo y que hay que saber leerlo con inteligencia, y mucha cautela.