Edurne Eguino
Concejala Izquierda-Ezkerra Zinegotzia

El estado de la «ciudad-anía»

Es hora de cambiar de prioridades. La situación socio-económica nos venía avisando y ya no podemos demorarnos más. Toca hacer un giro de 180º y atender a las personas, antes que a los intereses de la banca. Tenemos que cambiar la forma de gastar el dinero público.

No es posible obviar la realidad de nuestra ciudad, y para eso debemos contrastar la realidad de diferentes parámetros. El número de personas desempleadas en Pamplona ha pasado, en los últimos cuatro años, de 13.411 a 28.741. Y ¿qué hace el ayuntamiento frente a esta aterradora realidad? Nada. O menos que nada.
El número de vecinos y vecinas registradas en el Servicio Navarro de Empleo asciende a 16.258, 2000 más que hace un año. La mitad de ellas no perciben ninguna prestación. En cuatro años, el número de familias con todos sus miembros en paro se ha multiplicado por tres, y hay el doble de hogares que no reciben ningún ingreso. El ayuntamiento maneja estas cifras, y ¿hace algo para generar empleo?, ¿dedica más dinero a esta tarea, porque las necesidades han aumentado? No solo no lo hace nada, sino que ha enviado a muchos trabajadores al paro, ha reducido las horas de otros muchos y empeorado sus condiciones laborales, al reducir el precio de los servicios que tiene contratados, como los de jardines o los de limpieza de edificios municipales, de las que tantas veces hemos hablado.
Mientras las entidades sociales, en general, han aumentado sus prestaciones un 36% en los últimos cuatro años, y aquellas que se dirigen hacia las personas más desfavorecidas, como Cáritas, lo han hecho en un 60%,  nuestro ayuntamiento, el que gestiona el dinero de todos y todas, se ha permitido el lujo de reducir en un 20% algunas partidas de ayuda social, y ofrecen cifras sobre la atención prestada en los Servicios Sociales que para nada reflejan la realidad, empeñados en hacer ver que “aquí no pasa nada”, que esto no va con nosotros.
Es hora de cambiar las prioridades en este ayuntamiento.
Por eso no estamos de acuerdo con que se destinen millones de euros a parques y urbanizaciones que no son urgentes, ni siquiera necesarios, mientras se abandona a su suerte a aquellas personas que peor lo están pasando. Sabemos que hay menos dinero para invertir, razón de más para gestionarlo de otra manera. Creemos que el dinero que se destina a estas obras, propias de «nuevos ricos», debería destinarse a generar empleo, a rehabilitar viviendas municipales en desuso para responder a los desahucios y otras situaciones de emergencia, a garantizar los tratamientos de las personas sin recursos en las comunidades terapéuticas, a obras de mejora priorizadas por la propia ciudadanía en sus barrios. Todo esto ha sido recortado, solo queda dinero para lo grande, lo visible, para la foto electoral.
El Sr. Alcalde, a pesar de tener que pechar con la enorme deuda que generó la Sra. Barcina durante sus 12 años de inversiones y más inversiones, que le han obligado a contratar un nuevo crédito de 14,5 millones de euros, con hasta el 7% de interés, lo que nos supondrá pagar más de 7 millones solo en intereses. A pesar de tener que pagar todas las rescisiones de contratos que se derivan del hiper Museo de los Sanfermines, en el que llevamos gastados más de 3,5 millones de euros, sin haber puesto la primera piedra. A pesar de toda esa herencia, al Sr. Maya solo se le ha ocurrido proponer más cemento, más parques, en los que crecerá la hierba sin cortar, como lo está haciendo en los que ya tenemos porque «no hay dinero para mantenerlos» y dice que aún tenemos terreno para 2.000 viviendas más. ¿Es que no sabe que en la Comarca hay ya más de 20.000 viviendas vacías? ¿Es que no sabe que seguir fomentando la construcción aumenta la burbuja inmobiliaria? ¿Por qué no apuesta por invertir en rehabilitación?, cuando se sabe que por cada 10 euros que invierte la administración, recauda 15 euros, lo que supone un motor económico importante en estos momentos.
Esta crisis debería servirnos para aprender a gastar de otra manera, para corregir errores del pasado que hoy pagamos y para gobernar con responsabilidad y pensando en el futuro. Un futuro en el que no habrá más terreno que vender para financiar grandes obras. Un futuro en el que habrá que buscar financiación estable para mantener y mejorar los servicios a la ciudadanía, esos que ahora ya están recortando.
Además de responder de cada euro de dinero público que gastamos, debemos, sobre todo, avanzar hacia una ciudad más cohesionada, más solidaria, más justa y que tenga más en cuenta a su propia ciudadanía. La Iruñea-Pamplona del futuro será solidaria o no será.
Una ciudad, donde el euskera no sean 50 actividades hechas en esa lengua, en el último año como dijo Maya, sino más bien el idioma y cultura originarios de esta tierra y vehículo de comunicación de muchísimas personas que merecen ser tratadas por el ayuntamiento con respeto y con igualdad.
Una ciudad que fomente la cultura, respetando y dejando hacer a quienes se involucran en esa tarea, colaborando con entidades y colectivos en lugar de competir con ellos, fomentando la participación creativa en lugar del consumismo.
Estas son asignaturas pendientes de quienes gobiernan Pamplona desde hace bastantes años, los mismos que se alinean con el capitalismo salvaje, el que nos ha llevado a esta crisis que padecemos, el que está tomando decisiones equivocadas, que nos hacen pagar errores de otros a base de recortes en nuestros derechos y en nuestros servicios, el que prefiere seguir ganando dinero para unos pocos a costa de los valores democráticos.
Es hora de cambiar las prioridades: las personas primero.

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