Estitxu Martínez de Guevara
En nombre del Colectivo Gasteizkoak

El nuevo rector de la UPNA y sus relaciones con la industria militar y la OTAN

Mucho nos tememos que el nuevo rector siga ampliando la vergonzosa senda de colaboracionismo de la UPNA con la industria militar. Una senda que ya cuenta con múltiples participantes.

Las universidades y la industria militar

Desde hace unos años venimos avisando del incremento de las relaciones de la industria militar con las instituciones educativas y, en particular, las universidades públicas y privadas. Teníamos constancia del creciente papel que en ello está jugando la UPV, como denunciamos en el texto “La UPV/EHU cada vez más activa en la industria militar vasca y el militarismo (y el cuajo del lehendakari)” (https://labur.eus/Ra1Qb). Y nos temíamos que esa repugnante relación de las instituciones universitarias y los mercaderes de la muerte podía ir en aumento, dado que la UE aprobó en julio de 2018 un programa europeo por el que, por primera vez, se da vía libre a dedicar fondos comunitarios al impulso de la industria militar (el llamado programa Pesco, con 500 millones para 2019-2020 y, de momento, 13.000 millones más para 2021-2027) (https://labur.eus/ijB86).

En esa línea, hace unos meses, la Secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación en un artículo para una revista militar “Spain Defence & Security 2019” afirmaba: «Si conseguimos que nuestros científicos y emprendedores trabajen en esto, la oportunidad de la Europa de la Defensa podrá ser, como lo han sido anteriores programas europeos, un nuevo impulso para desarrollar y modernizar nuestra industria y nuestra ciencia».

El nuevo rector de la UPNA representante de Defensa en la OTAN

Esta connivencia entre las Universidades (de forma especial en el caso de las públicas) y la industria militar nos parece todo un atentado a los principios éticos que deberían regir el proceder de estas instituciones académicas. Atentado que, además, se está llevando a cabo sin información ni debate público alguno. Por eso los colectivos que, desde hace meses, estamos trabajando conjuntamente en la dinámica «Armas Eusko Label para la guerra» habíamos decidido incluir entre los materiales de la campaña, en concreto en los paneles destinados a señalar a los principales «mercaderes de la muerte de la industria militar vasca», la que, a nuestro juicio, es la persona que hasta el momento ha jugado un papel más protagonista en potenciar esa vinculación entre institución universitaria e industria militar: se trata de quien hasta hace unos días ha sido vicerrector de investigación de la Universidad Pública de Navarra, Ramón González García, elegido recientemente rector de la UPNA.

El nuevo rector de la UPNA, durante su periodo como director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de esta universidad, con sus investigaciones en materia militar desarrolladas en la universidad pública, ha sido el representante español del Ministerio de Defensa en diferentes paneles SET sobre Investigación y Tecnología de la OTAN (RTO en sus siglas en inglés). En concreto, entre febrero de 2012 y octubre de 2012 lo fue del Panel SET-135 sobre “Sistemas activos y pasivos de ondas milimétricas”; y de septiembre de 2010 hasta, al menos, enero de 2016, del SET-ET-181 sobre “Metamateriales para aplicación en Defensa y Seguridad”. Para el primero de esos proyectos, Ramón González, como investigador responsable de la UPNA, recibió una subvención del Ministerio de Defensa a través del programa Coincidente (Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas). La relación del actual rector con la OTAN y las subvenciones de organismos militares viene de antiguo, ya que según el extenso currículo que de su persona figura en el Plan Nacional de I+D, ya en 1996 recibió una beca de la OTAN para acudir a un curso para la generación y aplicación de microondas de alta potencia.

Las numerosas connivencias de la UPNA con la industria militar y el militarismo

Mucho nos tememos que el nuevo rector siga ampliando la vergonzosa senda de colaboracionismo de la UPNA con la industria militar. Una senda que ya cuenta con múltiples participantes. Por ejemplo, el Laboratorio de Ondas Milimétricas, Terahercios y Plasmónica de la UPNA y su participación en el proyecto Metafore (hasta el 2011) para la aplicabilidad de los metamateriales en Defensa; ello de la mano de la empresa Tafco, reconocida como una spin-off o empresa de base tecnológica por la UPNA, de cuyas investigaciones surgió. O la colaboración del Grupo de Antenas de la UPNA para desarrollar una cámara para aplicaciones de seguridad, explotando la posibilidad de detectar objetos ocultos que ofrecen las ondas submilimétricas (2014). Este mismo Grupo de Antenas (del que formaba o forma parte Ramón González García) también ha participado en el proyecto TeraSCREEN, que tiene como objetivo proveer de sistemas de detección y clasificación automática en los controles de seguridad, tanto de materiales como de personas.

Es el mismo camino seguido por dos investigadores de la UPNA junto con el antiguo profesor y actual gerente de Tafco Metawireless S.L., José Antonio Marcotegui Iturmendi, quienes desarrollaron el trabajo denominado “Blind Spot Mitigation in Phased Array Antenna using Metamaterials”, fruto de un proyecto de dos años de duración y un millón de euros, financiado por la Agencia Europea de Defensa. La UPNA, también con la cofinanciación del programa Coincidente del Ministerio de Defensa, participo hasta 2013 en el proyecto H2ElectroGen-M “Equipos para Generación de Energía Eléctrica Estacionaria por Combustión de Hidrógeno”. El objetivo del programa es «demostrar la posibilidad de utilizar hidrógeno como combustible para la generación de energía eléctrica mediante motores de combustión interna y microturbinas, en entornos de Defensa».

El propio Ramón González, junto con otros miembros del Departamento de Ingeniería eléctrica y electrónica de la UPNA, trabajó en 2014 con la Guardia Civil en un estudio de «la caracterización electromagnética de varios explosivos detonados mediante la técnica de espectroscopia en el dominio del tiempo en el rango de THz (THz-TDS)» y, como ellos mismos reconocen, «en las instalaciones de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), y siguiendo un estricto protocolo, los explosivos mencionados anteriormente fueron detonados por los propios expertos de la Guardia Civil de la Unidad de Pamplona».

En 2017 nos enteramos de que «Investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPN) y de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) han ideado una capa de invisibilidad capaz de esconder objetos en ambientes difusos bajo cualquier tipo de iluminación»; la razón de la investigación era que «En la actualidad, las Fuerzas Armadas de distintos países dedican importantes esfuerzos de investigación y recursos económicos para conseguir reducir la detectabilidad de sus plataformas frente a los sensores utilizados por el oponente» (https://labur.eus/G0jwp). Visto lo visto, no es de extrañar que ese mismo año, 2017, varios colectivos tuvieran que denunciar públicamente que durante el 22 y el 23 de noviembre «la Universidad Pública de Navarra, junto con el Ministerio de Defensa, entre otros, ha decidido organizar unas jornadas para que el ejército venga a adoctrinarnos y a lavar su imagen en nuestras aulas» (https://labur.eus/Yku2K).

Eusko Label para la guerra

Estos son algunos de los principales datos sobre las relaciones que la UPNA y su nuevo rector mantienen con la industria militar, la OTAN y el militarismo en general. Ante este panorama es urgente y necesaria la información y la denuncia. Ambas tendrán su espacio en las actividades organizadas por la iniciativa Armas Eusko Label para la guerra, como la charla sobre “Mercaderes de la muerte de la industria militar” que dará Arcadi Oliveres en el Palacio Europa de Gasteiz el martes 28 de mayo o la “Azoka tradicional” (con mucha retranca) que con la participación de «productos de todo Euskal Herria» tendrá lugar también en Gasteiz la mañana del sábado 1 de junio. En ambas podrás recibir información y contribuir a extender la denuncia de una de las mayores lacras de este país: la industria de armamentos vasca y todas las instituciones y entidades que la apoyan. Allí nos vemos.

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