Jose Luis del Val Altuna
Egia Justizia ta Oroitzapena Taldea

En el 38 aniversario de la muerte de Naparra

Sea cual sea el resultado final de la nueva intervención el cadáver de Joxe Miel se encuentra muy vivo y resucita todos los días en el interior de los corazones de sus familia y amigos; y también, sin duda, en la conciencia de capas cada vez más numerosas de nuestro pueblo.

Recientemente la sección segunda de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha aceptado el recurso de apelación interpuesto por la familia de José Miel Etxeberria, «Naparra» y ordena al juez Ismael Moreno que practique las diligencias demandadas por la acusación particular. Se revoca, de esa manera, el archivo de la causa acordado por el citado juez a raíz del infructuoso rastreo realizado por la Gendarmería francesa para encontrar el cadáver de Naparra, cuya fecha de fallecimiento se sitúa el 11 de junio de 1980. Se ha cumplido pues el 38 aniversario de su asesinato y desaparición, reivindicados por el BVE. Recordemos que en 2016 el propio juez Moreno reabrió el caso como consecuencia de la información facilitada por el periodista Iñaki Errazkin de su contacto con el exagente del CESID, Ramón Arnau de la Nuez. En la nueva comisión rogatoria internacional se solicita a la Gendarmería francesa que busquen el cadáver en aquella zona que no se rastreó en 2017.

No han resultado nada fáciles los largos años de lucha de la familia para hacerse oír y reclamar el cuerpo del ser querido y la verdad de lo sucedido. Durante demasiado tiempo la pugna entre diversas organizaciones debilitó la movilización y el apoyo popular a su causa. Ciertos sectores dentro de los antiguos autónomos anticapitalistas creyeron en la implicación de ETA en la desaparición y muerte del militante. Y también dentro de la izquierda abertzale había personas que se identificaban con esta versión. Todo ello junto a los agravios históricos creados por rivalidades del pasado dieron lugar a una cierta parálisis en el movimiento reivindicativo a favor de las reclamaciones de la familia. Los familiares llegaron a tener la amarga sensación de encontrarse solos, y así lo manifestaron públicamente tanto ellos como a sus amigos. Ellos nunca dudaron de la intervención de las cloacas de los Estados en el asesinato de Naparra y así lo expresaban siempre, encontrando por ello cierta hostilidad en más de uno de sus antiguos compañeros. Pero Celes y su familia nunca renunciaron a conocer la verdad y con el apoyo de pequeños grupos formados por familiares de militantes también fallecidos en acciones del Estado, y de su enorme perseverancia comenzaron a revertir la situación anterior.

La familia, participando en concentraciones, encierros, denuncias, escritos y otras actividades, contribuyó a que el caso Naparra regresara a la actualidad política. Poco a poco sus tesis se fueron imponiendo en la sociedad vasca y creció la solidaridad con ella, manifestada principalmente en los actos que anualmente vienen organizando en su caserío con motivo de los aniversarios de la muerte del militante autónomo. El firme apoyo de la izquierda abertzale a las reclamaciones de la familia ha sido decisivo para el reconocimiento institucional tanto de una organización de la importancia de la ONU como del parlamento navarro. La combinación de todo ello y la nueva coyuntura política han ejercido una notable presión sobre los Estados español y francés. En este contexto la irrupción del informador confeso del CESID ha acelerado los acontecimientos y obligado a la justicia española a moverse. A pesar de las resistencias de las autoridades francesas y del propio juez Moreno la investigación sigue adelante y esperemos que esta vez dé sus frutos. De todas formas, y sea cual sea el resultado final de la nueva intervención, el cadáver de Joxe Miel se encuentra muy vivo y resucita todos los días en el interior de los corazones de su familia y amigos; y también, sin duda, en la conciencia de capas cada vez más numerosas de nuestro pueblo que, estamos convencidos, no soportarán más con resignación la ausencia de verdad y justicia que ha acompañado en el tiempo a este trágico caso.

Una importante consecuencia de la aparición del antiguo informador del CESID es la confirmación de la presencia de los servicios de información del Estado español en la guerra sucia contra la disidencia. Según el abogado Iruin esto puede permitir abrir una investigación en torno al CESID por su implicación en el «terrorismo de Estado». Esperemos que con el impulso de lo que esta sucediendo en este especial caso otras causas pendientes como desapariciones, supuestos suicidios, asesinatos denominados extrajudiciales, torturas, etc., sean igualmente resueltos con verdad y justicia.

Buscar