Cristina Osés Alonso
Maestra interina de Educación Infantil

Érase una vez un mundo al revés

Cualquier parecido que se encuentre en este cuento con la realidad no es pura coincidencia. Es una  historia real, la mía, pero podría ser la de cientos de hormiguitas docentes interinas. Erase una vez... un mundo al revés.

Érase una vez una hormiga, humilde y trabajadora que quería ser maestra. ¿Maestra? Sí, sí... maestra... Has leído bien... En la comunidad de las hormigas también debe existir alguien preparado para transmitir generación tras generación los conocimientos a su especie...

Creta, que así se llama nuestra protagonista, soñaba desde pequeña con ser maestra algún día y ocupar la silla de su profesora a la que tanto admiraba.

Pasaron muchos años y llegó el gran día de su graduación comenzando así su andadura en la vida. Su primer obstáculo fue darse cuenta de que pese a sus ganas de poner en práctica sus conocimientos debería esperar mucho tiempo aún para estrenarse en su profesión. Creta deseaba que se celebrase el famoso "Concurso de talentos", del que tanto hablaba todo el mundo... Ese al que una hormiguita puede presentarse y demostrar cuánto vale y obtener un puesto de trabajo que le guste de verdad... Sin embargo, tendría que esperar durante nada más y nada menos que nueve años a que se celebrase. Entretanto Creta realizó un sin fin de trabajos que nada tenían que ver con ser maestra, y en cuyos puestos no se sentía en absoluto realizada. Pero fiel a su vocación decidió seguir formándose en otros ámbitos de la docencia a la vez que trabajaba para formar su propio hormiguero… ¡Algún día tendría que abandonar el de sus papás!

Por fin llegó el ansiado día... El día del "Concurso de talentos 2005". Por aquel entonces la hormiguita ya era toda una adulta… La vida había seguido su curso y se preparó y asistió a las pruebas portando una hormiguita en su barriga. Puesto que nacería muy pronto, no tuvo mucha suerte teniendo que abandonar el proceso a la mitad. Pasaron dos años más en los que Creta siguió trabajando en diferentes profesiones para mantener su hogar. Así que en el nuevo "Concurso de talentos 2007" se sintió realmente ilusionada y fue ¡a por todas! Su pequeño insecto de dos años que tan bonita y sana nació en su hormiguero le dio fuerzas para pasar todas las pruebas del concurso. ¡Creta había triunfado! Sin embargo no obtuvo una plaza puesto que en «aquel momento» las hormigas maestras que ya llevaban tiempo trabajando tenían prioridad sobre las nuevas... Así que tuvo que quedarse por detrás. ¡No pasa nada! Pensó... y lo aceptó: Lo he hecho muy bien y pronto trabajaré. Y así fue... En septiembre de ese mismo año 2007, Creta comenzó su andadura como maestra... Se sentía realizada en su nuevo trabajo tan diferente y gratificante pese a que sus comienzos fueron duros. Destinos a cientos de kilómetros de su hormiguero, pero aun así... ella creía que cada día merecía la pena.

Llegó de nuevo el gran día del "Concurso de talentos 2009". Esta vez tenía una particularidad... Solo las hormiguitas que pasaran las pruebas con éxito podrían estar delante. Las hormigas veteranas que acumulaban años de experiencia no podrían superarle... así que vio su oportunidad y se preparó a conciencia... todo esto pese a que su familia había aumentado y tenía que compaginar su trabajo de maestra en un pueblo a 80 kilómetros de su hormiguero, junto a su labor de madre de dos insectos de 4 años y una de meses preciosa y tan sana como la primera.

Fue muy dura la vida de Creta ese año. Pero su ilusión, fuerza y tesón hicieron que de nuevo pasara el proceso selectivo de las hormigas más capacitadas... Aún así no pudo obtener una plaza fija puesto que otras hormigas veteranas lo hicieron tan bien como ella y además acumulaban más años de experiencia lo cual “seguía importando mucho”... así que ella lo aceptó y comprendió.

Creta siguió trabajando hasta hoy en una lista preferente pero haciendo kilómetros y trabajos de pocas horas porque esas eran las nuevas reglas del concurso.

Han vuelto a pasar nueve años ya sin celebrar el "Concurso de talentos" y Creta se pregunta si llegará un día en el que sus ahora once años de experiencia como docente le permitan seguir realizando ese sueño de adolescente sin que tenga que volver a pasar una y otra vez por procesos selectivos tan duros y demostrando que está capacitada para dar clase. Las reglas «van a volver a cambiar» y esta vez no benefician en absoluto a las hormiguitas veteranas como ella. Creta no pide que nadie le regale nada... sólo que vuelvan a celebrar un "Concurso de talentos" en condiciones similares a los de antes en un proceso transitorio que reconozca sus años de dedicación. A veces Creta cree que vive en "Un mundo al revés", porque no entiende cómo es posible tener que presentarse a un concurso en el que continuamente «cambian las reglas según su patrocinador».

Cualquier parecido que se encuentre en este cuento con la realidad no es pura coincidencia. Es una  historia real, la mía, pero podría ser la de cientos de hormiguitas docentes interinas. Erase una vez... un mundo al revés.

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