Igor Estarellas Lacasa

Espectadora euskonspiranoica

Como conclusión os dejo con las preguntas que se haría cualquier persona euskonspiranoica: ¿quién financia a este grupo «socialista/comunista»?

Me cuesta mucho entender la necesidad de clasificación del ser humano. En mi caso, si tuviera que definirme diría que intento ser una persona hacktivista que desea del empoderamiento de los grupos más vulnerables (habitualmente minorías). En consecuencia, estoy de acuerdo con el derecho de autodeterminación de los pueblos y considero que hay que luchar por una igualdad efectiva de todas las personas.

Vivir en Euskal Herria nos aporta a sus habitantes una cosmovisión particular. En esta tierra es habitual que la opinión publicada por los medios no sea concordante con la realidad. Eso genera que la población vasca tenga una tendencia innata a ser conspiranoica, entendiendo que si todos los medios de comunicación les sugieren una misma perspectiva, es muy probable que haya intereses creados en convencerlas de que esa perspectiva es la que tiene que tener cualquier persona espectadora.

Para situarnos os voy a frivolizar mi interpretación de un pequeño repaso histórico.

En la comunidad autónoma del País Vasco lleva gobernando la mayor parte del tiempo un partido político que dice ser «socialdemócrata» (aunque siempre ha defendido a las personas pudientes de su comunidad) y su masa de votantes cree que es un partido situado a la izquierda del escenario político. Comportamiento bastante lógico, ya que continuamente sus cabezas responsables salen mintiendo descaradamente o insinuando realidades que fundamentan esas falsas creencias.

Dicho partido ha estado jugando hasta hace poco en un escenario estatal marcado por una política bipartidista. Escenario político que se podría representar como las dos caras de una misma moneda. Pues bien, nuestro gobierno socialdemócrata se ha sentido siempre muy cómodo en este escenario, culpando de todo a Madrid, «defendiendo» la nación vasca y siguiendo con sus políticas «maquilladas» de sociales. Dicho escenario estatal ha estado definido por una ley electoral basada en el diseño un matemático francés, cuyo único objetivo era deshacerse de las minorías y garantizar la continuidad en el poder.

Dicho partido político, a principios del siglo XX creó un sindicato «vertical» para quitarle fuerza a los sindicatos «procomunistas» que tenían fuerza en aquel momento. Más de 50 años después el sindicato «vertical» decidió dar un giro y volverse un sindicato «socialista». Dicho «giro» no le impidió recibir financiación de los Estados Unidos para quitar fuerza a los sindicatos «procomunistas».

Es curioso como a día de hoy mucha gente sigue pensando que lo correcto, desde la creencia de la ciudadanía «izquierdosa», es votar a ese partido y afiliarse a ese sindicato «vertical», convencidas de que ese comportamiento es el que les corresponde como personas solidarias que son.

En este contexto la única oposición real históricamente a este gobierno «socialdemócrata» ha sido un conglomerado de partidos situados en la izquierda independentista. Dicha izquierda independentista, ha hecho la mejor política hacktivista que se podía hacer en este territorio. Se han unificado en una coalición, permitiendo así conseguir una cuotas de participación que han permitido notoriamente mejorar la vida de la ciudadanía.

Hecha la frívola introducción histórica, os voy a intentar sintetizar una frívola perspectiva euskonspiranoica.

En nuestra actual situación política nos encontramos con una primera decisión, no votar o votar. La primera opción hay gente que la toma por dejadez, gente que la toma por el descrédito que tiene actualmente la política y luego están los de la «abstención activa». Pongo esta última opción entre comillas, por que es la que más duele. Tengo una especial simpatía con el movimiento anarquista, pero me cuesta soportar el argumentario de la «abstención activa», y mucho más que me insulten llamándome cómplice o marioneta del sistema. Desde mi perspectiva, cualquier persona descreída con la política o que quiere denunciar el sistema actual, solo tiene una solución lógica de lucha electoral y es la «participación hacktiva».

En mi humilde opinión, hay que utilizar todas las herramientas disponibles para cambiar el sistema, para mejorar las condiciones de la ciudadanía y como en el ajedrez, siempre es mejor morir matando. No votar por la razón que sea, si creo que es ser cómplice del sistema; todas sabemos que no va a haber un nivel de abstención que logre paralizar o denunciar la actual realidad política del estado o de ninguna comunidad autónoma. Colocados en la realidad, lanzo la primera pregunta: ¿no es mejor la participación hacktivista que la abstención activa?

Es por todas conocido que la historia se repite. Todas sabemos que el mencionado partido socialdemócrata ha utilizado cualquier herramienta para acabar con la oposición, como, por ejemplo, fue crear un sindicato para debilitar a la clase trabajadora. ¿Es posible que ocurra de nuevo?

En 2019 surgió un movimiento desde la universidad que dice que su objetivo es el comunismo, usando el socialismo como herramienta. Dicho movimiento, a pesar de su corto recorrido y de haber vivido una época pandémica, ha conseguido en un tiempo récord duplicar una estructura de organización semejante a la izquierda independentista. Dicho recién nacido movimiento, tiene un despliegue de medios que ya quisieran muchas organizaciones con un largo recorrido. Lo curioso es que la mayor parte del tiempo la dedican a insultar a todo el mundo llamándoles burgueses, cómplices del sistema y «anticomunistas».

Es curiosa la repercusión que consiguen en los medios de comunicación, en esos mismos medios que los euskonspiranoicos solemos considerar que trabajan por intereses creados. Hasta la COPE les ha hecho un publireportaje elogiándoles y diciendo que en el año 2023 se van a presentar a las elecciones.

Es difícil de creer que surja un movimiento con tan poco recorrido, que permita una financiación como la que están teniendo y que casualmente estén teniendo la repercusión que están teniendo en los medios. Hay teorías en la red que sugieren que este movimiento está siendo financiado por ese sindicato «vertical», creado por ese partido socialdemócrata. La verdad es que al partido socialdemócrata le vendría de lujo que la juventud contestataria dividiera su voto, pero también es verdad que hay una gran lista de elementos interesados.

Como conclusión os dejo con las preguntas que se haría cualquier persona euskonspiranoica: ¿quién financia a este grupo «socialista/comunista»? ¿Es posible que el sindicato que fue financiado por el partido socialdemócrata y por Estados Unidos este impulsando este nuevo movimiento? ¿Dónde graban su programa de televisión quincenal? ¿Dónde imprimen los carteles en A2 a color? ¿Se van a presentar a las elecciones como dice la cadena episcopal? ¿Si se presentan a las elecciones serán también parte del sistema burgués y cómplices de la «socialdemocracia»? ¿Por qué tienen esa fijación con la izquierda independentista? ¿Por qué se presentan como víctimas de una persecución por parte de la izquierda independentista continuamente? ¿Por qué están recibiendo la complicidad de los medios interesados en generar opinión publicada?

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