Taher Ali
Militante de Samidoun y Al Yudur

Hamás y la revolución: los nuevos estatutos

Desde la izquierda occidentalista se descalifica a la primera fuerza de la Resistencia con un argumentario propio de tertulia mañanera, pero los movimientos decoloniales y revolucionarios del mundo, empezando por las fuerzas marxistas-leninistas de Gaza, cierran filas en torno al liderazgo de Sinwar y Haniye. En un corto artículo no puede desmontarse todo un entramado de falacias apoyado en el racismo estructural, pero os invitamos a opinar de Hamás a través de los estatutos que le rigen. Se impuso la base popular después de que los debates internos hicieran descartar el viejo manifiesto fundacional en el que se describía al movimiento como una sección más de la reaccionaria Hermandad Musulmana.

Sobre la base del principio del derecho al retorno a los lugares de origen de las masas refugiadas con indemnización, y sin reconocimiento de ningún Estado colonial hasta la liberación total frente al sionismo, estos estatutos de 2017 se adaptaron a la nueva realidad imperante del movimiento y de las necesidades del futuro.

Palestina, dice la organización, es de los palestinos independientemente de su religión, cultura o afiliación política. El islam se establece como guía, nada sorprendente para una organización musulmana, pero a continuación se describe bajo qué principios se interpreta la guía del Islam. Decía el filósofo de la liberación Enrique Dussel que al que se declara ateo habría que preguntarle de qué dios, y es que como bien recuerda el hermano Helios F. Garcés en su libro “Religión vs. Revolución. Malcolm X, musulmán de la liberación”, siempre hay una espiritualidad al servicio de los opresores, y otra al servicio de las masas oprimidas. El racismo estructural occidental nos imprime la idea de que el Islam es monolítico e inamovible, obviando que también con el Evangelio en la mano se puede ser guerrillero del ELN en Colombia, del IRA en Derry, o escuadrista de Falange en Valladolid. Para Hamás, esta guía musulmana establece específicamente asegurar la libertad de otras religiones y credos, la coexistencia, y la tolerancia e innovación civilizatoria. Se prohíbe la injusticia, la opresión y la discriminación por razones religión, raza, género o nacionalidad. Para la organización, el Islam obliga a hacer frente a la agresión, apoyar a los oprimidos, dar generosamente y sacrificarse por el colectivo. Por ello han promulgado con éxito ambiciosos programas sociales y militan cristianos en sus filas.

Para el movimiento, Palestina es árabe, y es cristiana e islámica. Se ha renunciado a establecer una república islámica.

Hamás indica específicamente que no es judeófobo, y recuerda que la judeofobia es un producto europeo vinculado a su historia. Se insiste en la oposición total a la persecución religiosa a lo largo del texto. Es poco conocido que hay palestinos judíos cumpliendo largas penas en las celdas de la ocupación por haber participado en la Resistencia.

Acerca de las bases de la construcción nacional, se establece que estas serán el pluralismo, la democracia y diálogo. Y no es cosa menor que se destaque la participación de grupos de jóvenes, estudiantes, de los sindicatos de trabajadores y de las organizaciones de mujeres para esa construcción social.

Se hace en dichos estatutos un reconocimiento del papel histórico de la mujer, así como de la necesidad en el futuro de su protagonismo en la resistencia, liberación y construcción del sistema político. Para entender la dimensión de esto, hay que observar que ha sido suprimido todo el argumentario machista sobre responsabilidades de crianza, el hogar y los cuidados escrito en la derogada carta fundacional. Con el paso del tiempo no solo ha habido portavocías femeninas, diputadas, guerrilleras, y ministerios de la mujer como sabíamos desde hace años, sino que las mujeres han llegado al politburó y son objetivos prioritarios de asesinato por parte de la ocupación. También que ha habido una incorporación masiva femenina a las filas de la resistencia armada, como supimos después del 7 de octubre.

El movimiento de resistencia islámica, organizado, por cierto, según el modelo leninista de partido de nuevo tipo, cierra su manifiesto a modo de colofón con la siguiente frase: «Se condenan todas las formas de colonialismo, ocupación, discriminación, opresión y agresión en el mundo».

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