Si hay algo en lo que creo es en la esperanza. La esperanza de que todo problema tiene una solución, de que cada error se puede corregir y de que no hay un solo destino si trabajamos para cambiar un mal rumbo. Y aunque las predicciones no sean del todo buenas, el futuro aún no está escrito.

Así que aquí estoy, para contarte que yo sí tengo esperanza, que creo que la humanidad aún tiene tiempo para reaccionar y hacer frente a la crisis climática. Igual piensas que es un poco optimista viendo la situación en la que nos encontramos: aumento de las temperaturas, sequías, descenso de las precipitaciones, inundaciones salvajes, crisis energética y alimentaria, etc. La sociedad está sumergida en su vida diaria y cotidiana, intentando sobrevivir a un sistema depredador. Y sí, me refiero al sistema capitalista.

Me gustaría pensar que hay miles como yo, personas llenas de esperanza que piensan en el planeta, en el futuro que tenemos y en cómo aportar su granito de arena para mejorar las posibilidades de supervivencia en el planeta que habitamos. Sobre todo, quiero pensar que la gente entiende que es el momento de reaccionar y plantarse frente a quienes destruyen este hermoso lugar al que llamamos hogar, sin importarles a quiénes o qué tengan que quitarse de en medio con tal de lograr sus beneficios personales.

Tenemos en frente a un enemigo abstracto, no son los zombies de "The Walking Dead" ni los caminantes blancos de "Game of Thrones". Es un enemigo al que no le podemos disparar ni matar. Nosotros somos nuestros propios enemigos, nuestra forma de vida, nuestro consumo, la forma en la que nos desplazamos, nuestra alimentación. Pequeños hábitos que el sistema nos ha inducido hasta convertirse en costumbre sin saber, o no ser del todo conscientes, del impacto que tendrían sobre nuestro planeta.

Es verdad que la sociedad juega un papel importante en esta crisis, pero, las acciones individuales no tienen tanto poder como las políticas ambiciosas y sin miedos, las acciones de las grandes empresas y de quienes más tienen. Es verdad que las personas con poder, las grandes multinacionales, cualquier tipo de empresa o persona que esté ganando millones y gastándolos en sus propios «caprichos», los políticos que prefieren hacer caso a esas empresas que a quienes les han elegido, los políticos que quieren cambiar las cosas pero no mucho porque viven con el miedo de que la gente consiga vivir bien sin desigualdades y no les necesiten más son quienes tienen la sartén por el mango, quienes más pueden hacer por el futuro del planeta. ¿El problema? No les interesa, es más fácil vivir bien, preocuparse por uno mismo, tomar decisiones cortoplacistas y no mirar a los demás o, incluso, mirarles a los ojos mientras les destinadas a un futuro cada vez más difícil y más desigual, donde solo podrán sobrevivir si reportan un beneficio a los grandes contaminantes. Por eso tengo esperanza en la sociedad, en que «despierte» y vea que en realidad, nosotros somos los que encendemos el fuego de la sartén. Somos los consumidores, somos los productores, somos transportistas, quienes les elegimos, quienes les damos nuestro dinero, quienes les defendemos lo indefendible muchas veces, pero, sobre todo, somos el engranaje principal en la sociedad. Sin nosotros, ellos no podrían tener lo que tienen, ni hacer lo que hacen. Tenemos que entender que podemos hacerlo, podemos cambiar el mundo.

Por eso te invito a que te unas a la manifestación convocada por Fridays For Future en Iruña el próximo viernes 23 de septiembre a las 18:30. Empezará a la altura de Merindades y recorrerá Carlos III, la Plaza del Castillo, Chapitela y hasta llegar al Ayuntamiento. Tenemos preparada una gran convocatoria con música y performances. ¿Qué mejor plan para empezar el fin de semana? También te invito a unirte a algún colectivo que luche contra la crisis climática. En Navarra la verdad que hay muchísimos y para todas las personas, solo hay que ver cuantas las que conformamos la Alianza por el Clima (creada por la unión de muchos movimientos y organizaciones).