Iulen Lizaso

Inmigración: ¿como fin o como medio? (y 2)

Fue con el gobierno de Aznar y modelo económico del ministro Rodríguez Rato que se abrieron las puertas de par en par a la inmigración e incentivarla como medio... «para derrumbar las condiciones laborales de los trabajadores locales». Y el periodista se pregunta: «¿Por qué hoy la izquierda toda, defiende el modelo migratorio de Aznar?». Repetir este preámbulo que abría el articulo anterior se hace necesario, así como repasar el párrafo siguiente.

En esta España invertida y sostenida por la dictadura de la manipulación mediática, toda la izquierda política y sindical, de manera cínica y falsaria, nos hacen ver que lo «humanitario» y multicultural emanado del Pacto sobre Migración y Asilo de la UE lo anteponen como fin cuando en realidad es un medio para explotación laboral y crear riqueza económica en empresas privadas. "Medios legales, fines alevosos", titula Juan Manuel de Prada.

Así, se hace necesario que la derecha española se confiese autora de abrir la espita para que entraran masivamente seres humanos como «mercancía» para especular. Que reconozca que solo se opone en el guiñol para entretener en primera plana de pantalla, ya que asume totalmente la agenda global de quienes desde fuera de la UE mueven los hilos de esa inmigración agolpada.

En el verdadero trasfondo inhumano de este movimiento estratégico está lo que los críticos censurados y «conspiranoicos» silenciados llaman el «reemplazo foráneo». El hundimiento demográfico autóctono en pueblos originarios como el vasco y catalán que dicen defender EH Bildu y ERC. Etnocidio de pueblos con derecho de pervivencia, que aunque reconocido, nadie trabaja para ello... nadie.

Así terminaba la primera parte: «Parches nuevos a un descuidado vestido viejo como es la Unión Europea, siendo el hundimiento demográfico autóctono la consecuencia y amenaza más alarmante, de sus políticas ultraneoliberales y fascistas», como bien nos lo hace saber el economista Adrian Zelaia, presidente de Ekai Center... y merece capítulo aparte sobre cómo lo ve el resto de la UE.

Así, en esta segunda parte, añado extractos entrecomillados del tratado sobre inmigración elaborado por Ekai Center, promotor del proyecto Gogoz, siguiendo la metodología del consenso Hurbil

«El hundimiento de las tasas de fertilidad y natalidad se produce ya en los años 70 del siglo XX. Para el año 1975, la tasa de fertilidad en la Unión Europea cayó ya por debajo del nivel de reemplazo. Estos datos son de extraordinaria importancia para valorar lo sucedido. Durante estas cinco décadas nadie en Europa ha abordado con seriedad este tema».

«Siendo el primer reto y la primera amenaza para nuestro continente, los políticos europeos no sólo no han adoptado medidas significativas al respecto, sino que ni siquiera han llegado a poner este tema sobre la mesa como el gran reto europeo o, al menos, como uno de los grandes retos a abordar».

«El hundimiento de las tasas de fertilidad estuvo directamente asociado a la sobreexplotación laboral de la mujer y las medidas a adoptar al respecto pasaban probablemente por medidas drásticas de reducción del tiempo de trabajo. Ni este tipo de medidas ni ninguna otra de cierta significación. Ni siquiera dar a este reto la importancia estratégica que merecía».

«Lamentablemente, esta traición histórica de la clase política europea a los ciudadanos de nuestro continente sólo tiene una explicación. Nuestros políticos no han trabajado ni para Europa ni para los europeos. Sólo el vergonzoso sometimiento a los intereses corporativos de gobiernos y grupos políticos explica este disparatado posicionamiento histórico».

«Los intereses corporativos detrás del hundimiento demográfico de Europa son bien conocidos. Por un lado, el aprovechamiento al máximo de la sobre-explotación laboral de la mujer para maximizar la disposición masiva de mano de obra barata, permanente obsesión de los malos empresarios. Sin olvidar, por otro lado, las estrategias de inspiración neonazi de impulsar el antinatalismo y reducir la población que se extendieron en las élites occidentales desde la Guerra Fría».

«El diagnóstico es claro. Llamándose a sí misma de izquierda, de derecha o de centro, la clase política europea lleva décadas actuando en contra de los intereses de los ciudadanos y al servicio de los intereses corporativos. El hundimiento demográfico, siendo estratégicamente vital, es sólo una de las graves amenazas estratégicas de Europa. Si no somos capaces de echar del poder a esta clase política, nuestro futuro no apunta nada bueno».

Clase política indecente que utilizan la inmigración africana (4%) y la tragedia mediterránea como señuelo sensiblero para distraer sobre el verdadero fondo y finalidad de la inmigración de millones de personas como mano de obra esclava con origen en países no africanos en detrimento de los autóctonos.

«Una explotación que no es un fenómeno complementario sino la finalidad y el motor del movimiento migratorio; el fin y no el medio. Los migrantes son contratados masivamente por miles de empresarios sin escrúpulos encantados de ganar dinero fácil hundiendo los costes laborales. Una realidad evidente que la farsa mediterránea pretende ocultar una y otra vez. Una farsa que la supuesta izquierda utiliza para apelar a la «solidaridad humanitaria» frente a la derecha y que la supuesta derecha utiliza para apelar al pánico ante la «invasión» ilegal de los países mediterráneos y contra la supuesta izquierda, ambas mediatizadas por los intereses corporativos de inspiración neonazi».

No a la derecha y ultraderecha falsaria española financiada por esa banca; sí a la ultraderechista italiana Meloni. Aunque solo sea por esto, sí merece seguirla porque hace méritos para tener credibilidad cuando denuncia ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York la comercialización humana en todas sus formas, pero en esta caso ante la inmigración africana que cae en las redes de traficantes promovida en la UE como «crimen organizado» muy lucrativo (3.000 euros por pasaje en un cayuco): «En este caos que produce decenas de millones de personas potencialmente en busca de mejores condiciones de vida, se infiltran redes criminales que se aprovechan de la desesperación para recaudar fácilmente miles de millones. Son los traficantes de seres humanos los que organizan el comercio de la inmigración masiva ilegal». «Los inmigrantes confían en ellos para emigrar en busca de una vida mejor, haciéndoles pagar miles de dólares por viajes a Europa».

Me parece de cínicos, etiquetarla de xenófoba, insolidaria, negacionista y conspiranoica, por no posicionarse a favor de la agenda global UE-ONU y el nuevo orden mundial como la señalan partidos de la izquierda fanática de esa agenda, cuando como solución propone: «Atajar las profundas causas de la migración», mediante trabajo, formación, oportunidades en las naciones de origen para que nadie se vea obligado a abandonar sus hogares, y fortalecer vías para una migración legal y acordada e integrable». Y esto el PP y VOX son incapaces de decirlo ni en voz baja y eligen la confrontación aparente, para pasar a favorecer en silencio la inmigración económica para esclavitud laboral.

Aquí la señora Meloni se refiere a la inmigración como fin humanitario a favor de personas que en sus países de origen sufren persecución y-o precariedad vital principalmente mujeres y niños. Muy diferente a lo que operan en España, al incentivarla como medio para intereses económicos empresariales (en principio) y no como fin humanitario del que cínicamente nos lo quieren hacer creer hasta los partidos de izquierda más cercanos y traidores a la verdad. La inmigración que nos va llegando tanto del África Subsahariana como del Magreb, al 99% son jóvenes masculinos con vitalidad y bien nutridos, muy útiles en sus países de origen. Aquí mercancía para negocio neonegrero y neoesclavista en la fascista UE del siglo XXI ,como remarca Ekai Center.

«Mientras el Gobierno de Meloni estudia cómo endurecer sus fronteras para que esta situación no vuelva a repetirse, el español no se plantean tocar una sola coma de la legislación sobre inmigración pese a la vulnerabilidad que ha manifestado España ante la llegada masiva de personas desde el otro lado del Estrecho. El presidente del Gobierno en funciones aseguró el pasado sábado durante el Comité Federal que mantendrá su política migratoria, rechazando «la xenofobia y el racismo», que «están vivos en el debate público actual».

Terrenos reservados para vivienda social en Madrid pasan a ser campamentos de emergencias para inmigrantes llegados a Canarias (79% más que en 2022). Emergencia que se hará permanencia, siempre por la misma causa, y como consecuencia, agravar aún más del déficit de oferta de vivienda social de alquiler para los autóctonos. Programa de una agenda foránea... no casera.

Como doble contrapunto polémico que se ha dado en el debate sobre inmigración y demografía en Italia y toda Europa, a destacar tanto las polémicas declaraciones de la primera ministra italiana Giorgia Meloni: «No se necesitan más migrantes para paliar la falta de mano de obra, sino que las mujeres italianas trabajen», como las del ministro de Agricultura Francesco Lollobrígida: «El aumento de la natalidad es necesario para evitar la sustitución étnica». Pero como en la mayor parte de las veces, son los matices y no el relato mediático-literario lo que determina lo que quisieron decir... ahí lo dejo.

Un problema que ya va degradando progresivamente, no solo el bienestar, sino la convivencia desde la falta de seguridad hasta la precariedad de y a quienes hemos contribuído con nuestro trabajo, esfuerzo y fiscalidad al progreso de nuestro de un país, en el que hoy sus gobernantes nos reemplazan, por su servilismo a una agenda global que nos condena y obliga... a «disolvernos».

Lamento la extensión, pues no he querido pasar a un tercero. No se si a este final he llegado con alguien capaz de soportar esta letanía literaria, pero para quien no conozca los intereses políticos en este tema como causa que nos va llevando a unas consecuencias que la progresiva realidad de la calle, del barrio, del pueblo nos va contando... le puede hacer estallar la razón en su vano intento de comprensión del ¿porqué, (como ya lo hace Europa), no paran esta riada de foráneos que extrañamos por su nula aportación social y que por sus formas, va anegando nuestra seguridad y la de nuestras hijas y nietas?

Hasta aquí quería llegar; terminar de decirlo aún a riesgo de que una vez más el «buenismo» local delator de antizurrumurrus y visión de inmediatez afectiva, me vuelvan a etiquetar de xenófobo, racista, insolidario y negacionista.

Hasta esta esquina de noviembre de 2023 he llegado sin desfallecer en el intento, y salir ya de esa nube tóxica de traiciones por censuras a unos y silencios calculados de otros, que van en contra de un pueblo cada vez más aturdido y quebrantado por los hechos del día a día, por el mercadeo político de todos los que se baten en ese lodazal... desde puros intereses sectarios.

Si a tenor de las intenciones e intereses políticos, este claroscuro social global invita al pesimismo, ello obliga a que, a partir de actitudes individuales y para con la colectividad cercana, (foránea y no), logremos sostener una comunidad de afecto a pesar del intento de hasta quitarnos el suelo que pisamos. Pues no.

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