Eva González y Álvaro Carasa
Concejales de Izquierda-Ezkerra. Madre y padre de alunmos del modelo A y D del CP Sarriguren

Iribas castiga a Sarriguren sin colegio

Muy mala noticia la que nos dió el pasado jueves el Consejero de Eduación, el señor Iribas: Educación no garantiza un nuevo colegio público en Sarriguren para el curso 2014-2015. Es mala para la población de Sarriguren y es un giro de tuerca más en la política, más bien económica que educativa, que UPN está llevando a cabo en este departamento.

Si se nos apura, creemos que la negativa responde además al castigo a un Ayuntamiento que ha dado muchos quebraderos de cabeza a este Gobierno. De bastión de UPN con sus mayorías absolutas, a escenario de un, se ve que traumático, cambio de gobierno que hace temblar los cimientos de los otrora fuertes pilares del regionalismo navarro.

Ni siquiera adelantando el Ayuntamiento el dinero, ni por esas. En los cinco meses de negociación con el Departamento han abundado las excusas. Lo que hace unas semanas eran unos flecos con Hacienda; pasó a ser incertidumbre presupuestaria -(¿qué incertidumbre? hay voluntad política de todos los grupos y Egüés paga la obra); y ahora es una cuestión meramente competencial (UPN hará ese colegio, dijo Iribas en comisión), o no debemos hacer agravios con otras poblaciones que no pueden financiarlo (no sería el primer convenio de este tipo). Para la población de Sarriguren esa salida es un duro golpe, un desprecio y la negación de una realidad, que no olviden, es tozuda y seguirá insistiendo.

Ha sido sin duda, el empuje y una actuación social ejemplar la que ha traído este problema a primera línea de actualidad, aunque debemos admitir que la situación que se vive en la ‘eco-ciudad’ no es nueva ni poco previsible. Sarriguren se gestó como una macrourbanización en la que hasta el menos espabilado de la clase podía imaginar que un perfil jóven de población iba a traer consigo una natalidad espectacular y una demanda de servicios acordes a la misma.

La acción de este movimiento social, como decíamos ha sido de libro. Una plataforma vecinal organizó y aunó demandas que eran un runrun desordenado en la calle. Consiguieron implicar a padres y madres de la Apyma del CP Sarriguren; a su Dirección y profesorado, especialmente implicados y voluntariosos en las soluciones al problema ya existente; y por último, y quizás menos importante, condicionaron e influyeron a todos y cada uno de los grupos municipales y parlamentarios para tratar de buscar una salida a esta situación.

Además, acompañaron la demanda de un informe técnico de gran calidad que en ningún momento ha sido cuestionado por los técnicos y la inspección del propio Departamento de Educación. En él, se complementaba de manera rigurosa lo que quizás es más importante, la experiencia en primera persona de padres, madres y profesorado del colegio sobre la situación del mismo.

Ante estos argumentos, se abrió un diálogo de besugos en el que problemas de hecho eran contestados con meras referencias a cuestiones de competencia. Que Educación no tenga competencia en garantizar el comedor de un colegio no hace que deje de existir el problema de tres turnos de comedor ¿los mandamos a comer a casa?; que Educación no tenga competencia en garantizar la psicomotricidad o los talleres no soluciona nada a un colegio que tiene en su proyecto su desempeño ¿se suprimen?; que Educación no tenga en sus competencias garantizar un gimnasio para la educación física o para los días de frio y lluvia no implica que niños muy pequeños dejen de tener que estar a la intemperie o que haya más grupos que horas para uso del mismo ¿clases cada 15 días y ante el frío y lluvia bufanda y chubasquero? No es un problema de aulas, sino de espacios comunes, en un colegio pensado para 400 en el que están 800 y que espera la entrada de otros 200 y la salida de tan solo 45.

Este movimiento ciudadano provocó, que en una primera experiencia de presupuestos participativos en el Valle de Egüés, una participación nada despreciable para ser su primera ocasión, eligiera, como inversión más urgente, el adelanto del dinero para la construcción de un nuevo colegio del que el Ayuntamiento, efectivamente, no tiene competencia ni responsabilidad de hacer, pero que estaría dispuesto a adelantar con el dinero de su sociedad urbanística, aquella que generó tantos ingresos de la venta de terreno para la construcción de casas. ¿Qué mejor uso para esos ingresos que el de garantizar servicios a quienes con su llegada han nutrido esas arcas?

Consecuencia de aquello, el Ayuntamiento unánimemente, movido como decimos, por ese clamor, decidió el 4 de julio de 2013 iniciar las negociaciones con Educación para el adelanto un curso de este nuevo colegio y solicitó comenzar negociaciones con el Consejero Iribas y su Departamento. El Consejero no tomó está cuestión como prioritaria, y delegó en sus técnicos las negociaciones, que se iniciaron en torno a la idea de elaborar un convenio de colaboración en el que el Ayuntamiento adelantaría el dinero para que la construcción del colegio se adelantara un año, garantizando su disponibilidad para el curso 2014-2015.

En estos cinco meses, el Departamento ha ido planteando problemas varios, ha ido dilatando el proceso, estrechando los plazos para dar una solución cada vez más y cuando por fin nos transmiten optimismo e incluso la enhorabuena por la negociación llevada a cabo, se produce una ruptura brusca en la que UPN condiciona la construcción a la aprobación de los Presupuestos para Navarra 2014.

Ante esto, desde Izquierda-Ezkerra queremos decir que no hemos terminado. El Departamento teme un escenario de colapso en el CP Sarriguren, y por eso dejan una puerta abierta ya que anuncian que van a llevar a cabo la licitación del proyecto de construcción de un nuevo colegio en enero, aunque dicen no garantizar que a continuación se inicien obras para estar lista en septiembre de 2014, aunque sí para 2015. El Ayuntamiento de Egüés exige que no se dilate el inicio de las obras una vez hecho el proyecto y para ello mantiene su oferta de adelantar el dinero si es necesario, y de hecho lo incluye en sus Presupuestos. Una buena prematrícula en febrero les debe forzar a construir el nuevo centro.

Por ello, Sarriguren debe apostar fuerte por la educación pública. Que esta población no se deje maltratar, que no se deje exportar, ni privatizar...o concertar. Necesitamos un nuevo colegio en Sarriguren ya. Una ciudad de 14.000 habitantes no puede contar con un sólo colegio (es inaudito), ni esa rotonda ya suficientemente colapsada cada mañana soporta a 500 niños (que son los que el próximo curso se incorporan a la educación primaria en Sarriguren) en autobuses cada día. La apuesta además tiene buenas bazas, ya que nuestro colegio público, a pesar de los pesares, está respondiendo de manera magnífica. La movilización por un nuevo colegio no sólo ha provocado una demanda, también una espectacular implicación del centro y sus profesionales, que aportan peso cualitativo a las carencias cuantitativas; padres y madres están muy presentes en la actividad diaria; e incluso los más pequeños están aprendiendo el valor de lo que es de todos y todas y de la necesidad de defender lo público.

Sarriguren ha sabido remar en una misma dirección y va a seguir remando. Se necesita un nuevo colegio ya, Eskola berria orain!!

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