Richard Weyndling
BDS Iruñerría

Israel aprovecha la cultura para lavar su imagen y normalizar su brutal ocupación de Palestina

Hemos recibido con sorpresa y preocupación la noticia de la colaboración de la embajada de Israel en el ciclo de cuatro películas del director israelí Eran Riklis que la Filmoteca de Navarra está presentando esta semana.

El gobierno israelí ha señalado en varias ocasiones la importancia que le da a la cultura como herramienta en su campaña internacional de marketing que intenta lavar la imagen negativa de Israel que resulta de la brutalidad diaria de su ocupación de Palestina.

Por eso las embajadas israelíes siempre buscan la oportunidad de colocar la marca Israel en eventos culturales que cuentan con participación de individuos o grupos israelíes. No sabemos si Eran Riklis apoya el sionismo y la ocupación ilegal de Palestina o si, por el contrario, los condena en su fuero interno. El hecho es que ha aceptado la colaboración de la embajada de Israel en esta ocasión.

El colectivo BDS Iruñerria forma parte de un movimiento internacional que exige justicia, igualdad y libertad para el pueblo palestino a través de una campaña de boicot, desinversiones y sanciones contra el Estado de Israel. La sociedad civil palestina, incluyendo las iglesias cristianas palestinas, y siguiendo el ejemplo del movimiento antiapartheid en Sudáfrica, hizo un llamamiento a la comunidad internacional en 2005 para participar en esta iniciativa no-violenta hasta que el Estado israelí reconozca todos los derechos del pueblo palestino.

Las iniciativas de boicot cultural no van dirigidas contra artistas israelíes individuales, a menos que no sean personas que abiertamente apoyan la política de apartheid del gobierno. Más bien buscan evitar que el gobierno sionista pueda usar las actuaciones culturales de artistas israelíes para lavar su imagen.

Por otra parte, queremos recordar que el Parlamento de Navarra aprobó en 2014 una declaración institucional en la que se realizaban varias peticiones al Estado israelí y se solicitaba a la Comunidad internacional que pusiera todos los medios para que cumpliera sus obligaciones legales. Si no se aprobó la adhesión expresa a la campaña BDS fue únicamente por la actitud de fuerzas políticas que hoy en su conjunto son minoría y no gobiernan. Creemos que todo ello debe ser tenido muy en cuenta a la hora de valorar el sentir de la sociedad navarra y la necesidad de que los responsables actuales de sus instituciones actúen en consecuencia con lo que sus respectivas fuerzas políticas aprobaron y apoyaron hace solo un año.

Con su participación en colaboraciones con la embajada israelí, tanto la Filmoteca como el NICDO, responsable para su gestión, corren el riesgo de convertirse en colaboradores con la estrategia israelí, ayudando a normalizar su política racista y colonialista ante la opinión pública. En cambio, si tal colaboración se cuestionara y suspendiera, nuestras instituciones sentarían un importante y esperanzador precedente en la senda hacia la libertad con justicia para los pueblos de Palestina y de todo Oriente Próximo.

Es nuestra petición en estos días en que la Comunidad internacional celebra un nuevo aniversario de la proclamación de la tan reconocida como escasamente respetada Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en el año en que se celebra el décimo aniversario del movimiento BDS.

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