La Europa de los mercaderes establece unos criterios políticos y económicos mínimos para ser candidato a la adhesión a la UE (instituciones estables y democráticas, estado de derecho, respeto a los derechos humanos, protección de las minorías, mercado libre con capacidad de hacer frente a la presión competitiva), y exige el cumplimiento de estos para acceder a su club como miembro de pleno derecho tal y como establece el Protocolo de Copenhague. Las condiciones deben cumplirse durante las negociaciones que se lleven a cabo entre la candidatura a la adhesión y su real integración, algo que varios estados balcánicos llevan décadas solventando (Macedonia, Montenegro, Serbia, Albania...), y si ningún Estado miembro opone veto alguno a la integración del Estado candidato la cosa está hecha, no es el caso de Macedonia, cuya integración es vetada por el parlamento búlgaro, en el caso turco el veto casi es generalizado.

Seguro que cualquier lector encuentra uno o varios miembros de pleno derecho de la UE que incumplen no alguna sino todas estas condiciones: independencia de poder judicial, efectividad en las medidas anticorrupción y contra el blanqueamiento de capitales, respeto de los derechos y libertades de la minorías nacionales como sus idiomas y sus culturas, libertad de expresión y de prensa... Ucrania y Moldavia, ambas en conflicto con la Federación Rusa (evidente en Ucrania y latente en Moldavia), tampoco tienen problema en incumplirlas, aunque el presidente Emmanuel Macron diera a entender que es más una medida para presionar al autócrata y belicoso Vladimir Putin que para la integración real de ambos Estados.

Ojalá Pablo González pudiera narrarnos algo de esto, pero tendremos de esperar, pues el Estado polaco lo mantiene incomunicado hasta la llegada de un juicio en el que la fiscalía de basará en unas acusaciones tan infundadas como que los mencionados criterios se cumplen dentro de la UE. Mientras, las musulmanas Turquía y Marruecos ejercen de mercenarios gendarmes de la blanca y cristiana Europa, ahora más militarizada y "segura" como se verá en la madrileña cumbre de la OTAN.