Germán Ruiz Garro
Consejero general de la extinta BBK

Kutxabank, clientes con muchos y distintos apellidos

«Para vender las bondades que traía Kutxabank bajo el brazo, se dijo que la entidad iba a alcanzar para el año 2016 unos beneficios superiores a los 800 millones de euros, un 60% más de los beneficios agregados de las tres cajas en 2010. Estos sí que se pasaron de frenada como gusta conceptuar al Diputado General de Bizkaia a sus maldicientes, sobre todo cuando hace declaraciones sobre contubernios con las cooperativas de Mondragón que tiene que rectificar al minuto.»

Leo en el behatokia de “Deia” una carta del presidente del banco vasco-andaluz con un título atrayente: «Kutxabank, clientes con nombres y apellidos». Como marcan las normas para la redacción de un artículo periodístico, el rótulo tiene gancho, pero no es acorde en lo fundamental con su relato (action story) que, con un estilo interpretativo, pretende descalificar la imagen de sus oponentes orientando el juicio del receptor.


Dada la gravedad de las acusaciones contenidas en la misiva, para aportar algo en positivo y poner un punto de prudencia a un debate que no se debe enconar más, escribo de nuevo sobre Kutxabank.


Vayamos por partes. Fundaciones bancarias, ex vi legis? A estas alturas del proceso, partiendo de un error original, la transformación de las cajas en una sociedad anónima, y ateniéndonos a lo dispuesto en la Ley de Cajas y Fundaciones Bancarias y al «mandato» contenido en la Disposición Transitoria primera de la Ley 26/2013 y otros desarrollos legislativos estatales y autonómicos anteriores, sí parece difícil burlar el imperativo de la ley. Ahora bien, ¿quién ha cooperado en la redacción de esas herramientas jurídicas que ahora no se pueden eludir? También los que satanizan a los defensores del control público del banco. Hacerse los despistados e intentar confundir a los clientes con nombres y apellidos con un «mañana será como hoy» no cuela, porque el PNV votó a favor de todas y cada una de las normas, disposiciones y leyes que nos debilitarán en los ámbitos social, financiero y empresarial. La norma especial (lex specialis) sí que ha podido establecer un régimen jurídico para llevar a cabo la transformación de la Vital y BBK en fundaciones, pero no cabe tirar la piedra y esconder la mano.


Kutxabank sí que es una empresa, y es cierto que nos aplicarán la normativa europea, la supervisión del Banco Central Europeo, y que la Ley de Ordenación, Supervisión y Solvencia nos coarta, pero lo evitable o lo ineludible siempre dependerá de la voluntad política. El problema también radica en la sumisión con la que se aceptan las reglas del juego de otros, muchas veces sin contrapartidas o tolerando las trampas del enemigo. Veamos un ejemplo. Cuando el PNV y el PP pactaron la Ley de Cajas, el partido jeltzale presumió de unos logros: plazo para salir a bolsa y que el protectorado de las fundaciones bancarias dependiese del Gobierno Vasco. Pues bien, vía desarrollo normativo, dicho protectorado corresponderá al Ministerio de Economía en el caso de aquellas entidades cuyo ámbito de actuación exceda el de una Comunidad Autónoma. ¿Cuándo se excede el ámbito? Cuando al menos un 40% por separado o un 30% en conjunto del gasto de la obra social y de la actividad de la entidad de crédito se realicen o se hayan realizado en los 2 últimos años fuera de la comunidad autónoma en la que radique la sede. Está visto que todos no se toman tan en serio como el Sr. Fernández lo de «se trata pura y simplemente de cumplir la Ley».


Hablemos de alternativas. Dice el presidente de Kutxabank que hay algunos expertos en paleontología o espeleología entre sus detractores que «vienen realizando un análisis de posibles alternativas». Aclaremos que la espeleología (del griego spelaiou que significa cueva y -logía, tratado), es una ciencia cuyo objeto es la exploración y estudio de las cavidades subterráneas. No le voy a entrar al trapo porque el asunto de las cavernas es muy delicado y yo –como Vd. sabe– juego con desventaja.


Sí le voy a dar la razón en sus razonamientos sobre la idea de trocear Kutxabank en 7 cajas, con la limitación de 10.000 mil millones de activos que impone la Ley. A mí tampoco me parece ni factible ni positiva. Sí le pediría que en su relato no endiñe las ocurrencias de alguno al conjunto de sus detractores. Así no se gana autoridad moral para hablar de campañas demagógicas en contra de Kutxabank. Convertir Kutxabank en una o varias cooperativas de crédito tampoco sería un acierto ni mucho menos. Desde el punto de vista sindical, el ejemplo de la Laboral, desregularizadora de horarios y con clases de socios, no es mi favorita, máxime cuando no está sometido a ningún control público. No obstante, creo que los partidarios de que Kutxabank «no se privatice», muchos clientes con muchos y distintos apellidos, no quieren irse del banco a la Laboral o a Caixabank, ni le están derivando impositores. Esa es solamente su versión interesada de los acontecimientos y no le hace ni más partidista ni más forofo de Kuxabank que sus criticones. He entrecomillado lo de la privatización, porque, efectivamente, es más preciso hablar de partidarios o detractores de la salida a bolsa o la ampliación de socios, o del control público, al ser Kutxabank una sociedad anónima.


También habla Vd. de demagogia. Pues versemos. En el enfrentamiento dialéctico siempre se cometen excesos, se exageran las cifras, se pierde el rigor, se apela a  prejuicios y emociones para ganar apoyo popular, eso es cierto. Información veraz y propaganda se pisan el terreno. Habría que pedir sobre todo explicaciones a los que pagan publirreportajes y controlan los medios. Voy a citar un flagrante caso de demagogia, ya que Vd. expone los que considera convenientes. Para vender las bondades que traía Kutxabank bajo el brazo, se dijo que la entidad iba a alcanzar para el año 2016 unos beneficios superiores a los 800 millones de euros, un 60% más de los beneficios agregados de las tres cajas en 2010. Estos sí que se pasaron de frenada como gusta conceptuar al Diputado General de Bizkaia a sus maldicientes, sobre todo cuando hace declaraciones sobre contubernios con las cooperativas de Mondragón que tiene que rectificar al minuto.


Un patronato con sucesión apostólica no es un buen modelo de democracia. Los patronos pactados fuera del Consejo de Administración de la Vital y BBK se mantendrán mediante «ordenación obispal» (pacto político) de forma personal e ininterrumpida cuantas veces quieran o, si dimite alguno, podrá ordenar nuevos obispos (léase sustitutos), hasta perpetuarse. Recuerden que la tutela de esa potestad la puede perder el Gobierno Vasco. Que sean en Gipuzkoa las Juntas Generales las que nombren los miembros del patronato suena a enredo, porque eso sí que sería control público y la Ley a la que tanto aluden no lo permitiría.
Situados en un escenario delicado, pendiente Kutxabank de franquear el estrés test que podría determinar la cuantía del fondo de reserva, se impone un llamamiento a la cordura y a la negociación, porque nada es inamovible. En Kutxabank estamos muchos clientes, con apellidos distintos a Atutxa, Ortuzar o Ardanza, que no queremos razzias ni descalificaciones, pretendemos un banco con el máximo de control público, porque así se garantizará ese legado del que habla el Sr. Fernández. Clientes empeñados en buscar soluciones que nos permitan asegurar al menos 100 años más de modelo social. Dar entrada al capital privado supondría un cambio radical y, aunque estos días han negado la mayor por pura táctica, la desinversión del 70,01 es su principal opción.


La expresión «Libertas est potestas faciendi id quod iure licet, la libertad es la posibilidad de hacer lo que permite la Ley», que Vds. siguen a rajatabla, nos hace siervos.

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