Alberto Pinzón Sánchez
Intelectual marxista colombiano

La Bodega de Barranquilla

A buena hora se publica en el País Vasco, el libro académico y en cierta medida «colectivo»; sobre la Bodega de la vía 40 de Barranquilla, calle 62 entre calles 68 B y 69, casamata legal del narco paramilitarismo oficial colombiano, ubicada a solo 600 metros de distancia de la Base Militar del batallón Cacique Alonso Xeque; donde el 28 agosto 2001, fue torturado, despedazado y asfixiado el profesor Jorge Adolfo Freytter, al final del gobierno del inepto y baboso Pastrana, y mientras preparaba desde su presidencia la farsa electorera para entregarle el Poder a Álvaro Uribe Vélez, con la finalidad de que implementara el controvertido Plan Colombia que el habían impuesto en inglés, tres años antes, desde Washington.

El libro titulado: "La Bodega. Donde la memoria fue secuestrada. El lugar del asesinato del Profesor Freytter", escrito por el investigador y politólogo David Felipe Gómez Triana, en coautoría con los profesores de la Universidad del País Vasco Alexander Ugalde y Itsasne Allende Sopelana, apoyado por instituciones oficiales vascas, por diversas organizaciones y colectivos defensores de derechos humanos, por abogados/abogadas, por víctimas del narco paramilitarismo oficial del Estado colombiano, y por el grupo de apoyo a la investigación y miembros de la Asociación Jorge Freytter Romero con sede en Bilbao, País Vasco; todos ellos mencionados y acreditados.

El libro, fechado en septiembre de 2025, que se presentará en breve públicamente en Bilbao; llega en el momento que en la llamada Región andino-amazónica-caribeña de Nuestramérica, ha sido sumida por el Imperialismo Global en un mar de contradicciones es decir en un caos controlado, que en Colombia, el bloque de poder contrainsurgente dominante desde Bogotá, ha venido tratando de resolver desde hace décadas con la estrategia fracasada de la «War on Drugs», el garrote militar contrainsurgente y la zanahoria reformista del Plan Colombia contra el narco terrorismo castro chavista, que como se dijo, se implementó plenamente desde el año 2002 por el gobierno del reo absuelto actualmente en libertad Alvaro Uribe Vélez y, durante los 20 años del llamado «Uribato» («Varito» Uribe, «Chuky el positivo» Santos y el esteatopígico Duque), hasta llegar al gobierno del presidente Petro, quien como si fuese un aprendiz de brujo trató, infructuosamente, de resolver o poner bajo su control proxy, semejante herencia que pusieron sobre sus hombros.

Como era de esperarse, después del intento del gobierno Petro de nombrar como «gestores» de una paz en la que nunca creyeron y creerán menos ahora que están a la ofensiva, y de lavarle las manos ensangrentadas a los convictos y confesos «Jorgito 40» (Rodrigo Tovar Pupo) y a Salvatore «N´drangheta» Mancuso, generales fundadores y altos mandos del ejército narco paramilitar oficial de Colombia, burlando una vez más a los millones de sus víctimas; lo que sumado a la otra burla y el lavado que ha hecho la «majestad» de los altos tribunales de la Justicia (para los de ruana) en Colombia, al eliminar todos los cargos que pesan sobre la conciencia de Álvaro Uribe Vélez.

La realidad ha terminado desbordando la pretensión proxy de controlar el caos en casa, para cederle completamente tal control a bipartidismo de Washington, el que hoy, ante el fracaso evidente del Estado colombiano y la frustración por no poder resolver tantas contradicciones en el corto periodo de 3 años largos de gobierno del Pacto Histórico; retoma la iniciativa insultando al presidente de los colombianos, intrigando para impedir la «continuidad» del gobierno Petro y enconando la situación hasta convertirla en el actual enfrentamiento entre los presidentes de los EEUU y Colombia, que ha rebasado lo personal, para convertirse en una crisis político-diplomática de graves consecuencias económicas y sociales (ampliada o extendida a toda la Región) y que sin duda golpearán a los trabajadores sobre cuya fuerza de trabajo recaerán sus consecuencias.

A buena hora digo, aparece un libro académico tan contundente, minucioso, bien escrito y con una bibliografía exhaustiva, como una obra básica que reivindica (en mayúsculas) la memoria y la resistencia contra el bloque de poder contrainsurgente dominante en Colombia, y su herramienta más ominosa y cruel de dominación y disciplinamiento mediante el terror del Estado y el control social: El narco paramilitarismo oficial. Herramienta político-militar impune que, como se ha demostrado en innumerables estudios y alegatos jurídicos, es una combinación extremadamente sádica y cruel que ha elaborado el imperialismo global actual con el nazi-fascismo clásico (las camisas pardas o freikorps, camisas negras, etc) y con la estrategia contrainsurgente; construyendo un afilado y agudo tridente (imperialismo-fascismo-contrainsurgencia) experimentado en el laboratorio de la sociedad colombiana que ya ha dejado más de 8 millones de víctimas, asesinados, desparecidos, desplazados, calcinados en hornos crematorios, o tirados a fosos de caimanes entre otras infamias, de la contradictoria y sanguinaria Historia colombiana.

La tortura, el despedazamiento, muerte, despojo y violación del cadáver del profesor Freytter Romero, es una gota en ese mar de ignominia.

En el libro, como si fuera una obra de teatro del Terror, una pesadilla sin fin, van desfilando con sus apodos toda una serie de personajes típicos de la contrainsurgencia colombiana, que recuerdan o reproducen toda la serie de bandidos que asolaron a la sociedad colombiana durante la intromisión violenta del capitalismo en el agro, durante la llamada violencia liberal −conservadora del medio siglo XX: Almanegra, Sietecolores, Efraín González, Desquite, Sangrenegra, Zarpazo, Dinamita, Mariachi, Fulminante, Melco, Polancho, Pedrobrincos, etc., quienes dejaron su apodo como forma de trascender la muerte que representaron en vida.

En la Bodega, van apareciendo, desfilando, y dejando detrás su estela terrorífica, los asesinos y torturadores del profesor Freytter: Alias Moncho (Carlos Arturo Romero Rincón). El teniente del Gaula de la policía cuyo nombre en sí es un alias Flower Argency Torres Sánchez. Alias la Chacha (Jorge Pablo Díaz). Alias Chuqui (Gabriel Ángel Berrío) Alias Montería (Carlos Arturo Romero) comandante de los Frentes William Rivas y José Pablo Díaz, del Bloque Norte, bajo las órdenes directas de los generales del ejército narcoparamilitar y ahora gestores de paz del gobierno Petro, arriba mencionados, «Jorgito 40» (Rodrigo Tovar Pupo) y a Salvatore «N'drangheta» Mancuso. Los dueños de la casamata la Bodega, el narcotraficante Gustavo Rey ejecutado por un sicario rival, quien alcanzó a vender la propiedad a la millonaria empresaria legal de la lotería «el Chance» alias la Gata (Enilce del Rosario López Romero) donante de ingentes recursos para la campaña electoral presidencial de Varito Uribe Vélez, personaje ampliamente conocido y retratado por la prensa colombiana. Y no podía faltar, el involucramiento más reciente en el crimen del coronel (r) José Leonel Sánchez Montenegro, de quien, lamentablemente, o tal vez como excepción todavía no se conoce su alias o apodo que, no demora en conocerse.

Gráficos, organigramas, documentos, fotos, declaraciones, citas y notas bibliográficas en una bibliografía extensa, el apoyo del video documental del «Caso Freytter» tan comentado y recomendado, así como unas conclusiones y recomendaciones prácticas y positivas o transformadoras, dan a este libro una estructura ágil, robusta y definitivamente concluyente, que confirman y comprueban, plenamente, las hipótesis planteadas en los objetivos de la investigación, al tiempo que desenmascaran o destripan lo que se ha dado en llamar «el entramado narco-paramilitar colombiano; su proyección extensión como proyecto expansivo ramificado e intrincado para el dominio y explotación de toda la formación económico-social (infraestructura y supraestructura) de la sociedad colombiana, que estamos viendo en la convulsión actual.

No puedo menos de felicitar a los autores de un puntal académico sobre la trágica realidad del proyecto imperial-contrainsurgente y nazi fascista del narco paramilitarismo en Colombia, tan ocultado y callado por la tradicional impunidad imperante en el Estado colombiano. Invitar a mis lectores a que lo lean, lo estudien y lo citen. Y, agradecerles tal esfuerzo académico, en nombre de los exiliados víctimas de ese Terror de Estado como lo soy yo, víctima directa de Carlos Castaño, el general fundador y jefe máximo jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia AUC, anunciada cínicamente en su libro "Mi confesión", escrito por Mauricio Aranguren Molina y prologado por la periodista Salud Hernández Mora. Editorial La Oveja Negra, Bogotá. 2001. Págs.312 y 313.


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