Iñaki Uriarte
Arquitecto

La cultura como nexo o como excusa

Es más que un error divulgativo y una provocación cultural proponer que este acto de exaltación de los equipamientos culturales con arquitecturas esencialmente agresivas en Santander y Bilbao y ocultar un debate racional sobre el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

La entidad Metrópoli-30, asociación público-privada que estudia a través de reflexiones y proyectos estrategicos empresariales y urbanísticos futuros el área metropolitana de Bilbao, organizó el pasado 13 de octubre, un acto denominado "Kultura, lotune/La cultura como nexo. Bilbao y Santander, hain hurbil/tan cerca" en el que vincula dos ciudades, la vasca Bilbao y la española Santander. Es cierta la cercanía, con una autopista gratuita a Cantabria y, en cambio, a similar distancia hacia Donostia con una autopista que es una extorsión por el abusivo peaje. Esta forzada vinculación se establece mediante dos instituciones culturales: Guggenheim Bilbao Museoa y el Centro Botín. Mejor sería si se mirase al este a Bordeaux (Bordele/Burdeos) más semejante entorno a un puerto fluvial, que al oeste, Santander, puerto marítimo, y para ello a invita su alcalde Juan María Aburto (PNV) y alcaldesa Gema Igual (Grupo Municipal Popular) respectivamente a un diálogo, en realidad a una tertulia.

El encuentro, a una hora para políticos y empresarios, restrictiva socialmente las 10 de la mañana, se realiza en la Alhóndiga, antaño una magnífica arquitectura industrial proyectada y construida entre 1905 y 1909 por el prestigioso arquitecto Ricardo Bastisda, abandonada como almacén de vinos y aguardientes en 1977, protegida culturalmente por el Decreto 397/1998 de 22 de diciembre, como Bien Cultural, con la categoría de Monumento, pero no respetado. Desgraciadamente, desfigurada interiormente, así como la colindante plaza Arriquibar convertidas en un mero decoro urbano en 2010 después de seis años de obras, con la colaboración embaucadora del diseñador, que no arquitecto, francés Philippe Starck. Uno de los peores ejemplos de cómo intervenir en el patrimonio arquitectónico. Nuevamente agredida por la corrupta autorización del Ayuntamiento y el habitual beneplácito de la Diputación para que el restaurante Yandiola prostituya el perfil de la cornisa con sus cacharros de taburetes, mesas, lámparas y demás utensilios del bebercio, tan protegido en la villa, en la azotea del edificio. Un ejemplo más de la continua, progresiva e impune socialización del alcoholismo impulsada por sus apóstoles de la alcaldía.

El Centro Botín de Santander, una institución privada inaugurada en 2017, proyecto del estudio Renzo Piano Building Workshop de Génova, quizá desafortunado en su brillante trayectoria, aunque exponga obras de arte, difícilmente se puede considerar como un edificio culto a pesar de su función artística aunque arquitectónicamente fuese intrínsecamente espectacular, que es otro rango. Su arrogante e ilegal implantación en el bello ámbito marítimo terrestre de la bahía de Santander y su extraordinario entorno de los jardines de Pereda es un añadido degradante que perturba la percepción diáfana de la silueta paisajística del paseo litoral marítimo con su frente urbano y la afortunada histórica presencia del Embarcadero y se constituye en un volumen insoportable, inasumible. Es el nefasto legado de una acción urbanística de tipología mafiosa. Pues bien, esta es la referencia que esgrime la alcaldesa para hablar de nexo cultural en lugar de referirse al MAS, Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, entidad pública de titularidad municipal.

En este edificio, la legalidad vigente después de un largo recorrido por todas las instancias judiciales ha quedado relegada por la enorme influencia del poder económico, con aroma de corrupción, en este caso más que evidente cuando el promotor es el potente Banco de Santander.

El alcalde de Bilbao, una triste figura política junto con varios calamitosos concejales de su partido, toma como referencia para este encuentro el Guggenheim Bilbao Museoa, de titularidad público privada cuya repercusión mundial, básica sino exclusivamente por su arquitectura, es indudable. Su valor y dimensión cultural es relativa, se pondera y mide como un fluido o un gas, por volumen, en este caso de visitantes y taquilla y el impacto del dinero que dejan. En realidad se trata, como el deporte, de una industria cultural. No se ha atrevido a tomar para en este acto un museo de naturaleza propia, vasca, como Bilboko Arte Ederren Museoa, por evidentes y extrañas razones. Entre ellas, puede ser que sospeche algo del ilegal proyecto de ampliación y reforma del Museo, Agravitas de Norman Foster &Partners y LM Uriarte Arkitektura S.L.P. al que calificó de apasionante, pero que es incapaz de defenderlo especificamente en público porque carece de argumentos sólidos.

Un atentado cultural a la arquitectura del Museo basado en un proceso tramado irregularmente por su dirección y patronato desde su inicio con un concurso de proyectos fraudulento, un jurado tramposo e incompetente con manifiestas ilegalidades a la legislación cultural en la que han prevaricado un numeroso grupo de cargos políticos, consejero, viceconsejero del Gobierno Vasco, diputada, directora de cultura con los arquitectos redactores del informe que autoriza el proyecto de Diputación y el alcalde con el concejal de planificación urbana. Todos ellos ya reiteradamente denunciados ante la Justicia por prevaricación y delitos contra el patrimonio. Un atentado amparado y encubierto por los medios de comunicación afines, Deia, ETB, o interesados por otros motivos El Correo y la SER/ Radio Bilbao. Es preciso insistir que la cultura no es un valor oficial en la villa, cosa que se evidencia ostensiblemente en el documento municipal “Carta de Valores de Bilbao”, donde la cultura no aparece. Acude por tanto, un alcalde que no sabe que decir que se acoge al fácil, como podría elegir hablar del Athletic, ya que carece de fundamentos y criterios culturales y con una precaria sensibilidad urbanística cuyas consecuencias son apreciables: Garellano, Zorrotzaurre.

En este y otros casos anteriores, la actitud del Colegio de Arquitectos de Cantabria ha tenido la digna actuación que se le debe suponer a una entidad de esta naturaleza. Posicionamiento que contrasta con el miserable servilismo del homólogo Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro auto sometido al poder político por muy presumibles razones de prebendas personales, especialmente por la anterior decana y el actual continuista, lo mismo que los dos anteriores presidentes de la delegación de Bizkaia y el presente. Todos ellos, en este periodo y ocasión, cómplices por inhibición del atentado al Museo.

Por todo ello, es más que un error divulgativo y una provocación cultural proponer que este acto de exaltación de los equipamientos culturales con arquitecturas esencialmente agresivas en Santander y Bilbao y ocultar un debate racional sobre el Museo de Bellas Artes de Bilbao, sea un nexo, es una mera excusa, utilizar el delicado concepto de la palabra cultura para encubrir flagrantes delitos.

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