Oskar Fernandez Garcia

La dilatada y siniestra sombra del poder

Los resultados electorales obtenidos en vascongadas por Podemos, en la última confrontación electoral –elecciones generales en Estado español– revelan con nitidez y rotundidad la aceptación mayoritaria de esta propuesta política en estos tres territorios.

Los resultados conseguidos el 25,97% de los electores por encima de la hasta ahora hegemónica y arrogante formación autonomista EAJ-PNV, que logró un 24,75% del electorado –perdiendo su supremacía como la formación política más votada desde la nefasta, claudicante y mal llamada transición– sin lugar a dudas, aún no han podido ser correctamente digeridos por el partido sabinista.

Para el mencionado partido autonomista, confesional y neoliberalista el verdadero reto preocupante son las autonómicas de otoño, donde tras más de un cuarto de, dilatado y extenso, siglo ha gobernado, eso sí, en connivencia con otras formaciones de características sociológicas semejantes, como si el territorio vascongado fuese su propio batzoki. Denuncia que durante años se hizo explícita en las calles por la clase trabajadora y abertzale.

Podemos, en esta parte de Euskal Herria, por medio de sus portavoces, ha dejado meridianamente claro –concitando el entusiasmo y la atracción de un número muy elevado de personas– que la apuesta fundamental estriba en desalojar al PNV de Ajuria Enea y del gobierno. No concibe otra posibilidad para que el cambio se pueda definitivamente materializar. El envite o el objetivo, marcado por la formación de ámbito estatal, indudablemente no habrá resultado fácil de asimilar para los jeltzale, máxime teniendo en cuenta que hace muy pocos meses fue superada en la confrontación electoral por esa misma formación que ahora ha decidido ponerse como objetivo prioritario relegarla a la oposición.

El desasosiego y la inquietud del PNV no ha dejado de ir en aumento y, tal vez, alcanzase su punto álgido cuando Podemos tomó la decisión de ofrecerle a la Sra. Garbiñe Biurrun –Presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco– encabezar la lista de la formación. Muy posiblemente con esta decisión se encendieron todas las alarmas de Sabin Etxea.
Transcurridas varias semanas la magistrada ha declinado la oferta, de entrar en lid con otras formaciones, para acceder a ser la posible lehendakari de vascongadas. Hecho que habrá generado una tranquilidad y sosiego más que notable en el aparato dirigente de la formación autonomista, ya que, obviamente, una mujer con las características personales, humanas, sociales, políticas, profesionales… que atesora la mencionada magistrada hubiese podido llevar a la formación morada a cumplir plenamente su objetivo prioritario y motriz.

Prueba irrefutable del shock sociopolítico que le produjo a la formación jeltzale el ofrecimiento realizado por Podemos a la Sra. Biurrun es el artículo realizado por Iñaki Anasagasti y publicado por el diario Deia el 15-04-2016. El mencionado texto tiene dos objetivos fundamentales: uno, advertir a la susodicha magistrada del calvario que le podría suponer aceptar el reto tendido por la formación morada; y dos, desacreditarla directamente ante sus electores e indirectamente ante toda la población a través de los medios de comunicación.

Para llevar a cabo estas dos finalidades la inquisitorial pluma del senador peneuvista no ahorra todo tipo de descalificaciones personales, ejemplos absolutamente forzados y un interminable rosario de opiniones que desvelan la arrogancia, prepotencia e intolerancia labrada a través de largos lustros de hegemonía política.

El propio título del artículo o del texto: “Garbiñe Biurrun ¿Fichaje mediático?” revela meridianamente por dónde va ir el contenido. La mera utilización del término mediático tras el vocablo fichaje induce a pensar que la posible candidata, a lehendakari, carece de méritos propios y su «fichaje» es debido a su proyección en los mass media.

La andanada directa sobre la magistrada comienza desde el segundo párrafo, cuando para referirse al periodo de reflexión que ésta lógicamente, tenía que hacer; se refiere a él de la siguiente manera: y lo hace «con voz impostada y dándose una cierta importancia.» Posteriormente se refiere a ella y en relación a sus cargos profesionales como «Una pera en dulce» ¡Magistral metáfora, pletórica de sensibilidad psicosocial para referirse a una mujer en el S.XXI! Refiriéndose a la posibilidad de alcanzar la lehendakaritza escribe: «a ella le apetece mucho ser protagonista de una nueva historia» ¿Emplearía los mismos términos para referirse al Sr. Urkullu? En el párrafo siguiente, sigue insistiendo en que «es un fichaje mediático». El adjetivo, en este caso, no es precisamente halagador, sino todo lo contrario. La RAE (Real Academia Española) determina que el adjetivo mediático es «Perteneciente o relativo a los medios de comunicación.» Pero en el contexto de descalificación de la persona, objeto de sus envenenados dardos, es más que probable que se haga referencia sibilinamente a la acepción que le da la página web definición.de, donde entre otras explicaciones se puede leer «…el concepto de mediático es muy frecuente para nombrar a ciertos personajes que alcanzan la popularidad en los medios de comunicación…» En el mismo párrafo y tras un panegírico –en el que intenta explicar a la magistrada Biurrun cómo se ha de forjar un candidato desde la militancia de base– determina que no se puede ir prácticamente «de salvadora» ¡Preciosa observación para referirse a una posible candidata a lehendakari! Siguiendo el curso de su diatriba, sentencia que a «la mayoría de la gente que milita en los partidos… no les gustan los paracaidistas por magnífica imagen que tengan.» ¡Excelente término para referirse a una candidata! Pero, al menos, implícitamente, reconoce la magnifica imagen que tiene, y esto es realmente lo que les trastornaba y desequilibraba.

Llegamos al momento álgido, la demostración de la tesis. El valor exclusivamente mediático de la magistrada, según la sagacidad del autor mencionado, estriba en que «…de no haber sido conocida por sus tertulias con Claudio no sería hoy la persona llamada por Podemos. Magistradas valientes y bien formadas las hay bastantes, pero conocidas, solo Garbiñe.» ¿La última frase de la conclusión quiere transmitir a l@s lectores-as que Garbiñe Biurrun es una magistrada valiente, bien formada y conocida o deliberadamente intenta menoscabar su imagen ya que existen bastantes magistradas con esos mismos atributos?

El artículo del senador peneuvista está a punto de finalizar, pero aún se reserva otra singular andanada, que debido a su cosmogonía patriarcal y paternalista le lleva a un error absoluto «Apuesto a que dice que sí. Es ambiciosa y le gusta ser la reina de las fiestas.» La segunda frase es tan zafia y grosera (ambiciosa, reina) que no merece ni tan siquiera un comentario.

Tras las descalificaciones llega el sentido y pegajoso paternalismo, deseando hacerle ver el sacrificio ímprobo que le supondrá acceder al cargo de candidata. «Cambiar esa seguridad y esa peana por ser parlamentaria de una opción nueva.» Analizar el significado que se le quiere dar al sustantivo peana en ese contexto, sobrepasa ampliamente las posibilidades de un texto de estas características, y resulta hasta inquietante. Seguidamente intenta que sea consciente de que en el caso de ser jefa de la oposición –ya que ser lehendakari lo ve muy difícil– lo único que lograría sería perder «durante cuatro años sus prebendas actuales». Volvamos a la RAE, el término prebenda está relacionado íntimamente con el desempeño de cargos eclesiásticos –la referida no tiene nada que ver profesionalmente con dichos cargos–, por lo tanto, tal vez, se refiera al significado coloquial: «Oficio, empleo o ministerio lucrativo y poco trabajoso».

El vocablo «radical» psicolingüísticamente no tiene una buena aceptación social y constantemente se utiliza de manera peyorativa. Tal y como lo utiliza el senador jeltzale, para desanimar a la posible candidata «Ser parlamentaria de oposición de este Parlamento nuestro con tantos tiempos muertos es apostar por un cambio de vida radical. Y poco interesante.»

En el caso de que no ganase le auguraba «una travesía del desierto sin cantimplora y sin entrenamiento.» ¡Conmovedor! Por si aún no se había desanimado a esa altura del texto le recuerda lo sucedido a Laura Mintegi, a Irene Lozano, a Zaida Cantero y Pérez de Uralde, desvanecidos de la esfera política.

El artículo no concluía de esta manera. En el texto hay otro frente abierto –y así son tres, un número mesiánico y tan querido para tantas personas confesionales– contra la formación morada, que precisamente no goza de la posible condescendencia del senador Iñaki Anasagasti: «…opción nueva, con todo por hacer, empezando por la oferta, con gentes desconocidas y cada uno de su padre y de su madre… Podemos es Populismo en estado puro y un partido hecho desde las redes y de la televisión, no desde el trabajo de base, ni desde la historia.»

El PNV lleva muchos lustros en el poder autonómico de vascongadas y difícilmente abarcables. Un poder omnímodo y omnipresente que extiende su sombra densa y obscura sobre prácticamente todos los ámbitos de la vida social de este pequeño territorio, habiendo entretejido redes muy diferentes para mantenerse en ese poder. Seguramente no será baladí interrogarse sobre si la decisión adoptada por la magistrada Sra. Garbiñe Biurrun estuvo o no, absolutamente ajena a cualquier tipo de presiones.

De todas formas, también existe otra sombra, en este caso exclusivamente política, y es la que se extiende sobre toda la superficie de Hego Euskal Herria, generada por Podemos, que si continúa por los mismos derroteros sociopolíticos puede llegar a ejercer un grado más que notable de invisibilidad sobre la izquierda abertzale y por lo tanto sobre los dos pilares vertebradores de un posible Estado vasco: el independentismo y el socialismo.

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