Mikel Arizaleta

La Eneida del concejal Abaunza de Bilbao

La firma en el trámite de todo este asunto, con gran tufo y no sólo apariencia de contaminación, chanchullo y dádiva, la pone el Virgilio del Botxo, Asier Abaunza. Hablamos de un asunto con fuerte olor a corrupción y en el que el PNV y su Ayuntamiento desde décadas, aparte de funcionarios responsables de áreas y obligaciones, deberán responder.

Fue una sorpresa encontrarme, temprano y con huella de resaca, sentado en un banco de Bilbao a orilla de la ría el jueves de Aste Nagusia, 23 de agosto, con el bello artículo de Felipe Campo Remirez "Pueblo colonizado y movimientos migratorios". Escribe: "La Eneida" es una epopeya que el emperador Augusto encargó escribir al poeta Virgilio. Su objeto era revestir de un aura mítico-divina el origen de Roma (y por ende de su imperio y del propio Augusto); una ciudad fundada según esa leyenda por el héroe troyano Eneas y su hijo, protagonistas de la epopeya (la petición de Virgilio en su lecho de muerte de que la obra fuera entregada a las llamas –se ignora si ello fue porque le avergonzara haberse prestado a aquella tarea de propaganda, o porque no la considerara de calidad literaria– fue por supuesto desatendida por orden del emperador).

En esos versos citados el héroe y sus compañeros troyanos se lamentan escandalizados por el rechazo que supuestamente habrían recibido a manos de los habitantes de las costas de África a las que ellos habían llegado –tras haber soportado tormentas y penalidades sin cuento– en su épico viaje de huida por mar tras la caída y destrucción de su ciudad a manos de los griegos. He aquí, por tanto, a los míticos fundadores de una ciudad y de un imperio que había sometido bajo su yugo a innumerables naciones, presentados a posteriori en una labor propagandística como «desvalidos y errantes náufragos a los que se niega un refugio que no se les debía negar».

A Asier Abaunza el PNV de Bilbao le colocó, entre otras varias cosas, como concejal de urbanismo en el Ayuntamiento de Botxo. Y por mandato de EAJ y del alcalde Juan Mari Aburto, al igual que otrora Virgilio, viene escribiendo desde meses capítulos de "La Eneida", cuentacuentos y engaños. Dice lo que le viene en gana según cuándo y cómo. «Estos son mis argumentos hoy, que muy bien pudieran ser otros o los contrarios mañana». En su despacho de edil cree escribir a lápiz documentos oficiales, y de consecuencias graves, borrables a su antojo tan sólo con goma, y «donde antes dije ahora digo, y muy buenas tardes». Su actuación respecto a la expropiación de una finca, ocupada por un vial desde décadas, y por tanto pública, y sin embargo todavía registrada a nombre particular, es más propia de un trilero profesional que de un concejal al servicio de la trasparencia y la administración pública.

Repasando sus intervenciones varias en distintos plenos –y hasta en el mismo– sobre el tema «Panera ayer y hoy Amenabar» y de sus escritos de respuesta a preguntas de la Asociación de Vecinos Gure Etxea y a particulares afectados se descubre el perfil y figura de este Virgilio de nuestro ayuntamiento, testaferro de, cuando menos, un grave desaguisado para las arcas municipales, los intereses públicos y de graves afecciones y perjuicios a propiedades vecinales de nuestra ciudad, amparando y protegiendo a su vez con descaro, con su firma y mentira, intereses ilícitos de constructores afines.

«El Ayuntamiento no está dispuesto a pagar (a Panera) una indemnización millonaria por 760 metros cuadrados de jardín al lado del parque de Etxebarria», es una de sus respuestas, cuando la sentencia del Tribunal Supremo ya decía que no ha lugar a tal indemnización por carecer dicha parcela de volumen edificatorio por estar agotado, por cierto, mismo argumento que el presentado por los servicios jurídicos del propio Ayuntamiento. Bien, pues a pesar de todo el Ayuntamiento le regaló a Panera 18 millones de euros en volumen edificatorio. Es el suma y sigue de una historia urbanística basada en la manipulación y el engaño consentido de años –sin duda alguna por algún % de participación elevado– por el PNV del Ayuntamiento de Bilbao y sus responsables.

Torre, que Amenabar hoy en este Bilbao en fiestas está construyendo sin licencia de obra; sólo con una curiosa licencia de descontaminación de tierras (acotada a su parcela edificatoria) está asentando la constructora afín al PNV, Amenabar, las zapatas y la cimentación del edificio. Todo discurre salpicado de enmascaramiento, chapuza y engaño, eso sí, con firmas que deberán dar cuenta de esta Eneida del 2018.

La firma en el trámite de todo este asunto, con gran tufo y no sólo apariencia de contaminación, chanchullo y dádiva, la pone el Virgilio del Botxo, Asier Abaunza. Hablamos de un asunto con fuerte olor a corrupción y en el que el PNV y su Ayuntamiento desde décadas, aparte de funcionarios responsables de áreas y obligaciones, deberán responder. Y es posible que también entonces Abaunza pida y pretenda que todo el expediente, como aquel Virgilio de la Eneida –redactada como engaño por encargo de Augusto– sea entregado a las llamas y se dé por desaparecido. Pero hay copias escritas a tinta y registradas con sabor a permanencia y huellas de su actuación urbana en calles, edificios y en el recuerdo de los ciudadanos.

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