La enseñanza pública francesa en tiempos de ataques yihadistas
Ante los comentarios que niños de origen musulmán, cursando estudios de primaria, están recibiendo de sus compañeros de clase con frases como esta: «los que son como vosotros son los que han cometido los atentados de París, sois terroristas», me pregunto: ¿qué está pasando en los colegios franceses? ¿Cuáles son los mensajes que escuchan niños y adultos dentro y fuera del colegio?
Tras los atentados en París del viernes 13 de noviembre, el lunes siguiente a los sucesos, se suprimió en los colegios las actividades lúdicas y divertidas. Al minuto de silencio, le siguieron durante los días posteriores discursos aparentemente previstos de antemano por los poderes públicos.
Para ello, se prepararon varias revistas destinadas al público infantil, con información especial sobre los atentados, que los profesores repartieron, y leyeron en clase, y que posteriormente los padres debíamos revisar con los niños en casa. Se trataba de reforzar la información, impuesta desde arriba, que los documentos contenían.
En varios colegios se distribuyó al alumnado el nº 5736 de la revista Mon Quotidien, en cuya portada se leía: «Attaques terroristes à Paris: vos questions, nos réponses» (www.playbacpresse.fr). En ella, se explicaba los atentados y el terrorismo de Daech con preguntas y respuestas prefabricadas que han aparecido repetitivamente en periódicos y telediarios en Francia. Cito algunas respuestas:
-Los terroristas han matado gente que estaba en el bar o en el restaurante, en un concierto o cerca de un estadio de futbol. Dicen que no está bien hacer esas actividades. Han atacado nuestra forma de vivir.
-Los islamistas quieren imponer a todo el mundo las mismas reglas estrictas del islam: prohibido escuchar música, obligación de rezar, las mujeres deben cubrirse y salir acompañadas por un hombre…
-Se puede decir que están locos porque atacan un valor que comparten todos los hombres, el de no matar inocentes.
-Todos los países deben estar unidos para poder enviar muchos soldados (a Siria)…
En unos informativos de televisión especiales para niños, que también se visionaron en los colegios, se transmitían, también, algunas de estas ideas a los niños:
-Francia está en guerra contra el Estado Islámico.
-EE.UU son los aliados de Francia en Siria.
-Los terroristas nos atacan porque no quieren los valores de libertad, igualdad y fraternidad.
-Los islamistas han transformado su religión en arma de guerra. Han provocado los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York… (http://tinyurl.com/q5jfd47#.Vk4voT-vPxY.gmail)
Sin embargo, yo pienso que no se arregla nada con llamar locos a otros que matan inocentes y bombardear países de población musulmana, eso sin contar con que se ha bombardeado éstos antes de los ataques terroristas. No se puede proclamar a los cuatro vientos que se combate al terrorismo y paralelamente fabricar y vender armas que aterrorizan a inocentes en esos países. No es posible acabar con una organización terrorista sin antes reparar injusticias históricas. No se debería acusar a un enemigo de querer imponernos sus ideas y por nuestra parte impedir escuchar la voz de las nuestras víctimas en sus países de origen. Es preciso tener en cuenta sus derechos humanos, no solamente nuestros intereses, para no provocar situaciones similares, sin meter tanto nuestras narices occidentales sabelotodo.
Esta es sólo una forma de manipular la realidad y de condicionar y controlar la opinión pública desde la infancia. Este disfraz informativo destinado a niños y padres abandera un tipo de política que está llevando a Francia y a otros países a ser atacados y no se sabe en qué puede derivar… Nada se habla del contexto real en el que ocurren los hechos, ni de la responsabilidad de Francia en sus ataques pasados a países árabes (cuando todavía no existía Daech), ni nadie informa de las verdaderas causas e intereses de toda guerra, que se repiten una y otra vez a lo largo de la historia, ni de quién las inicia realmente.
No parece que nada se haya aprendido desde los atentados a Charlie Hebdo el siete de enero del 2015. Más bien, todo demuestra que fue inútil la multitudinaria manifestación de París, encabezada por tantos líderes políticos de diversos países.
Entonces, también hubo en los colegios minutos de silencio y manifestaciones de niños que declaraban ser Charlie y que portaban pancartas en las que se leía la conocida frase: «Je suis Charlie». Todos los escolares estaban obligados a participar, incluso los de origen musulmán, y sin previa autorización parental. Una buena manera de manipular a los niños para una causa política.
Las imágenes de estas «actividades pedagógicas», junto a portadas de otros diarios internacionales en apoyo a Charlie, aparecieron en las páginas web de los colegios, hasta final de curso, para recordarnos a padres, niños y profesores lo que debíamos pensar. La escuela francesa, laica por ley, donde se supone que todo signo religioso y político está prohibido y no se permite ir al colegio con un «peligroso» velo en la cabeza, participó esos días, dirigida por intereses políticos, en la promoción de la islamofobia y el racismo en el colegio. Una vez más, no fueron respetadas todas las sensibilidades e ideologías, la fraternidad entre el alumnado se vio comprometida, y se acusó explícitamente a todo un colectivo de una manera muy generalizada.
El control fue tal, que los niños que se negaron a estos actos fueron conducidos a la comisaría de policía. Tampoco a los profesores se les permitió expresarse libremente. El profesor de filosofía Jean-François Chazerans fue sancionado por los inspectores de la Educación Nacional con cuatro meses de suspensión, por ser sospechoso de «apología del terrorismo» al intentar reflexionar con el alumnado sobre temas como la justicia, la libertad de expresión, el racismo, los orígenes del terrorismo… (http://www.lemonde.fr/education/article/2015/05/02/le-prof-de-philo-charlie-et-la-liberte-d-enseigner_4626254_1473685.html#iPm4zgTEJczcOJxM.99)
Sin embargo, fueron bien recibidos los mensajes de los profesores que banalizaban el contenido de la revista satírica, considerándolo solamente como bromas. Parece que reírse de las creencias de otros y de los muertos musulmanes que provocamos, provoca muchas risas. Sin embargo, criticar la hipócrita política de un estado, recordar la existencia de otras víctimas diferentes a las nuestras, y movilizarse por los derechos humanos de todos, es motivo de ser acusado de incitación al odio y al terrorismo. Me pregunto si es ésta la educación que queremos para nuestros hijos, si nos interesa una escuela en la que la libertad de expresión esté a merced de intereses políticos. No creo que exista ninguna materia más importante que la adquisición por parte de los alumnos de una capacidad crítica y reflexiva. Como madre sueño con una escuela que enseñe de verdad, el respeto, la justicia y la fraternidad real entre los pueblos. Una escuela que permita a mis hijos discernir el bien del mal, y que les prepare para que en el futuro no permitan gobernar a quienes promueven políticas que nos lleven a la guerra, invasión, colonización de pueblos y a la muerte de inocentes dentro o fuera de nuestros territorios.
A la vista de estos actos resulta claro que a Francia le queda un camino muy largo por recorrer en materia de libertad de expresión, a pesar de proclamarla tanto. Esto es válido tanto dentro como fuera de los colegios. La censura a la expresión de determinadas ideas ha ocurrido en numerosas ocasiones.
Ante tanta desinformación y mensajes manipulados, es más importante que nunca la labor exigible a la escuela pública. Hay que terminar con una educación que exalta un patriotismo racista y que no favorece la maduración de los niños con cuentos sobre «buenos» y «malos». No sólo en los países árabes existe déficit de libertad de expresión, violación de derechos humanos, desigualdades de género, leyes antiterroristas establecidas con el pretexto de combatir amenazas externas… También en Francia y en occidente son cada vez más evidentes las desigualdades sociales y la falta de libertades. Eso sin contar con quién está llevando a las sociedades árabes esa deshumanización y falta de tolerancia. No estaría de más, plantearse quienes están favoreciendo realmente la radicalización del islam, el aumento del terrorismo, el control y abuso contra las mujeres, personas de otras fes…
Hay que reflexionar acerca de que las agresiones y las intervenciones militares de países occidentales, con Francia entre ellos y a la cabeza, en países árabes y musulmanes, la destrucción y la consiguiente pobreza que estamos provocando, así como la manipulación política, es la que explica en gran parte el terrorismo.
La educación es cómplice porque adoctrina a los escolares desde pequeños para impedirles luego manifestarse en contra de las invasiones y las guerras. También porque silencia las verdaderas causas de ambas y niega la palabra de quienes descubren las miserias de nuestros políticos aliados de países autoritarios a los que dan dinero y armas a los que llevan a cabo actos terroristas en respuesta a los que reciben de occidente.
¿Qué son los actos llevados a cabo en los colegios tras los atentados yihadistas sino actos de adoctrinamiento? Seguramente, se ha perdido una gran ocasión para debatir libremente con los niños sobre temas como los límites de la libertad de expresión, el respeto a los otros, los intereses económicos de todas las guerras, la justicia para toda la humanidad… Por ello, no estaría de más reflexionar si se está promoviendo realmente, a través de la educación, los valores de libertad, igualdad y fraternidad, o más bien todo lo contrario.