Juan Mari Arregi
Periodista

La gran frustración del capitán Hidalgo

El famoso capitán Hidalgo de la Guardia Civil (1935-2012), reconocido y alabado por sus actividades represivas durante el franquismo y transición, murió con una de sus mayores frustraciones: no haber localizado y desmantelado una red vasca informativa clandestina.

Mientras el histórico y torturador capitán Hidalgo, del cuartel de Gernika, buscaba nuestro zulo u «oficina» en Durangaldea con nuestra multicopista donde editábamos hace ahora 50 años "Noticias del País Vasco en el estado de excepción", varias personas la utilizábamos a diario desde Madrid y sus alrededores desde mayo de 1975 para mantener nuestra red informativa clandestina. Fue su frustración porque estaba convencido de que la desmantelaría.

El 25 de abril de 1975 se declaró el estado de excepción de Bizkaia y Gipuzkoa para tres meses que suspendía varios artículos del "Fuero de los españoles". Uno fundamental, el relacionado con la información. El 22 de mayo era declarada «materia reservada» toda la información concerniente a ese estado de excepción. En palabras del ministro de Información y Turismo, León Herrera, se pretendía «evitar perturbaciones a la acción policial». Se imponía la desinformación y el silencio informativo para que la policía detuviera, torturara sin presión mediática alguna. La prensa oficial, toda la existente, obedeció, calló y fue cómplice de la represión franquista «sin testigos».

En ese contexto se imponía romper aquel silencio cómplice y aquella represión franquista (detenciones, allanamiento de domicilios, torturas, encarcelamientos). Quien suscribe, tras volver del exilio en 1973, se vio obligado de nuevo a huir y con ese estado de excepción ya vigente llegó a Madrid donde el mundo progresista (sindicatos, partidos, movimientos de Iglesia, etc.) reclamaban información de cuanto ocurría en Hegoalde. Fue la causa por la que, en unión con Xabier Sánchez Erauskin residente entonces en la capital española, decidimos editar un boletín clandestino, "Noticias del País Vasco en el estado de excepción". Gracias sobre todo al apoyo económico y logístico de una familia de Neguri instalada en Madrid, así como a algunos curas y parroquias progresistas y laicos de Justicia y Paz de Madrid, a otra familia vasca residente en la capital y a otro militante vasco clandestino llegado tras la represión dimos los primeros pasos: multicopista y logística para su impresión y difusión.

Nuestro objetivo era crear un boletín informativo que llegara desde Madrid no solo a Euskal Herria, sino a todo el Estado español y resto del mundo. Se trataba de poner al descubierto al mayor número de personas posible y especialmente a todos los sectores combativos antifascistas del Estado español e incluso del extranjero la verdad de uno de los períodos más duros de la represión franquista. Fue el día 28 de mayo de 1975 cuando salió el primer boletín de los 20 editados, con un total de 330 páginas. Con diversas formas de difusión, imprimíamos unos 50.000 ejemplares por número, lo que llegaba a unos 150.000 lectores.

Para su edición conectábamos a diario con nuestros enlaces en Bizkaia y Gipuzkoa, quienes nos ofrecían la información directa y segura de toda la represión registrada en ambos herrialdes. «Nuestra multicopista» se vio obligada a «moverse» por Madrid para evitar su localización por la policía. Para las primeras páginas, que intentábamos hacerlas atractivas, utilizábamos de madrugada una fotocopiadora de una empresa vasca en Madrid, sin que supieran lógicamente sus dueños, salvo la persona, perteneciente a la familia empresaria, que desde el primer momento nos ayudó a crear ese boletín. Esa oficina se encontraba a pocos metros de la sede central ultraderechista y fascista de Blas Piñar.

Para la difusión de este Boletín utilizábamos oficinas bancarias de Madrid, donde encontrábamos enlaces que a su vez lo difundían al resto de oficinas bancarias del Estado. Cada número trasladábamos por carretera hasta Aranda de Duero, a donde, junto a su plaza de toros, llegaban desde Bizkaia otros colegas que se lo llevaban, difundían y reproducían por Euskal Herria.

De cara al extranjero, cada boletín lo llevaba quien suscribe a todos los corresponsales de prensa, radio y TV del mundo instalados en Madrid. Radio Paris, BBC y Radio Pirenaica se alimentaban de nuestras informaciones. Asimismo, los entonces periodistas o políticos progresistas, que también se movían en la clandestinidad madrileña, eran visitados por mí mismo y recibían puntualmente toda nuestra información represiva.

El empeño del capitán Hidalgo por localizar y desmantelar nuestra «oficina clandestina» no fue ninguna especulación ni ningún bulo. Una de las personas a las que el mando de la guardia civil interrogó al respecto fue nuestro compañero Periko Berrioategortua (1928-2018) auténtico luchador social y nacional, sacerdote abertzale vasco que residió en Zornotza, detenido y encarcelado varias veces durante el franquismo. ¡Nuestro Periko bien sabía que aquella «oficina» clandestina para nada estaba por Durangoaldea, objetivo de Hidalgo, sino por Madrid y alrededores!

Así que Periko, con su sonrisa socarrona y por lo bajines, pudo hacerle un verdadero corte de mangas al histórico capitán, a quien se le conocía también como «Gure Manzanas» por ser torturador como Melitón Manzanas muerto por ETA. Periko fue una de las personas claves de la coordinación de la información represiva directa recogida en Hegoalde y difusión posterior del boletín clandestino por Euskal Herria. No localizar su logística clandestina fue la frustración del histórico capitán Hidalgo, que falleció en 2012 sin haber pasado por juzgado alguno pese a las numerosas denuncias públicas como torturador.


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