Juan Mari Arregi
Periodista

La otra «obra» antiabertzale de Vargas Llosa que no se vende

La muerte del Premio Nobel de Literatura, el peruano Mario Vargas Llosa (1936-2025), ha ocupado miles de páginas sobre todo en el Estado español ("El País", primera, editorial y 14 páginas; "El Correo", primera, editorial y 8 páginas). Nacionalizado, residió en Madrid desde 1993 y estuvo acogido durante tres décadas por el diario "El País" y por los líderes más reaccionarios y antiabertzales como los Aznar, Díaz Ayuso, Savater, Rosa Diez, Rivera etc. La mayoría de los medios informativos destacaron casi en exclusiva su obra literaria. Sus intereses políticos, marcadamente capitalistas («Conservadurismo liberal» para el rotativo madrileño) y su antinacionalismo apenas consumen algunas líneas entre tanta adulación literaria. Y nada digamos de su antiautodeterminismo, antiabertzalismo y antiindenpendentismo tanto vasco como catalán. Alguna que otra frase. No más.

Al margen de su obra literaria creemos necesario que la ciudadanía conozca también esa «otra obra» de Vargas Llosa que no se vende porque no se encuentra en librerías. Precisamente no son pocas las personas, quien suscribe entre ellas, especialmente en Euskal Herria y Catalunya, que leyeron y admiraron sus primeras obras y que, sin embargo, a medida que constataron su drástica evolución política a la derecha, dejaron de leer sus obras y sus columnas.

En relación con la situación de Perú una periodista peruana, Laura Arroyo residente en Madrid, ha sido clara y contundente con un video de siete minutos, «Divorciado del Pueblo», en el que coloca a Vargas Llosa en su justo lugar como literato y como político antipopular. Así Laura, en un lenguaje claro y vigoroso, asegura entre otras cosas que el peruano «fue un creador de maravillosas historias o el relator de cosas algunas muy necesarias, como la fiesta del chivo, pero fue también un representante del clasismo más perverso»... Tras afirmar que se trata de «un peruano que representa bastante bien el declive de los valores democráticos a nivel mundial», sostiene asimismo que el Nobel de Literatura fue «un defensor del proyecto de la internacional reaccionaria».

La valiente periodista peruana señala también que la obra de Vargas Llosa «no está solo en las librerías o estanterías de nuestros hogares, sino también en los Gobiernos... jugó un papel activo posicionándose con la ultraderecha al alza en todo el mundo».

De joven marxista y castrista para pasarse luego a la «ultraliberal», el literato peruano afirmaba que «no se sale de la pobreza redistribuyendo lo poco que existe, sino creando más riqueza». Tras estas palabras no está su apuesta por la igualdad de clases, sino que esconde su apuesta por el capitalismo puro y duro, lo que en el editorial de El País (15-4-25) entienden como «zona templada del conservadurismo liberal» en cuyo espacio le situaban.

Vargas Llosa, que en Madrid ya mantenía mucho contacto con los vascos antiabertzales, los Savater, Rosa Diez, Redondo, no se olvidó de Euskal Herria a donde de vez en cuando viajaba y, además de degustar los considerados mejores restaurantes vascos, visitaba el Guggenheim, la Catedral vieja de Gasteiz, Chillida Leku o el Bosque de Oma donde se fotografiaba con otro ariete antiabertzale, su creador el pintor Agustín Ibarrola. El escritor peruano fue un radical activista no solo contra ETA y «su brazo político» sino también contra los nacionalismos vasco y catalán. Los consideraba «sectarios y xenófobos»

Su entrada en la política vasca en la década de los 90, especialmente tras la muerte en atentado mortal de ETA del concejal del PP de Ermua, Miguel Ángel Blanco, la hizo de la mano de Basta ya, Foro de Ermua y sus fundadores especialmente del filósofo donostiarra Fernando Savater. El literato formó parte muy activa en uno de los documentos más duros a nivel internacional contra el Plan Ibarretxe que llevó el nombre de "Aunque".

Con motivo de las elecciones municipales de 2003, un grupo de intelectuales europeos, entre los que se encontraban Fernando Arrabal, Alfredo Bryce Echenique, Günter Grass, Juan Goytisolo, Carlos Fuentes, Bernard-Henry Levy, Nadine Gordimer y Paul Preston, hicieron público un documento contra la forma como se desarrollaba la política en la CAV. Entre otras cosas sostenían que «aunque los partidos políticos nacionalistas aprovechan las garantías constitucionales de la democracia española, ciudadanos libres del Pais Vasco deben... temer constantemente por su vida y la de sus familiares»... Los grupos nacionalistas vascos, y no solo los más radicales sino también los moderados como PNV, salieron al paso de semejantes descalificaciones del Premio Nobel.

Exponente de su ideología antinacionalista y antiabertzale fue también su apoyo en 2007 a «Unión, Progreso y Democracia» creada por miembros de Basta ya como Rosa Diez y Fernando Savater así como posteriormente a «Ciudadanos» de Albert Rivera. Su doble estrepitoso fracaso político ¿no hizo reflexionar al Nobel de Literatura?

En 2017 Vargas Llosa, que lideró en Barcelona la manifestación contra el referéndum independentista ilegal, arremetió de nuevo contra los nacionalismos y se permitió decir que «el nacionalismo ha llenado la historia de Europa y del mundo de guerras y de sangre y de cadáveres»... Del nacionalismo español y sus consecuencias silencio cómplice.

Su último artículo en "El País", hace 16 meses, tras 33 años de columnas bien pagadas, el Nobel de Literatura decía lo siguiente: «nunca he dejado de decir mi verdad, en los que hay un margen de error, a veces grande, y que puede ir evolucionando incluso de manera drástica». Pues eso. Y tan drástica. Vargas Llosa, cada día más a la derecha. Divorciado del Pueblo. Capitalista, antiautodeterminista y antiabertzale.


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