Edurne Eguino
Ex concejala de I-E en el Ayuntamiento de Iruñea

Las viviendas municipales vacías y el compromiso político de resolver los problemas de la gente

¿Se imaginan poder disponer en el centro de la ciudad de hasta 200 viviendas renovadas y de alquiler social en un plazo razonable de tiempo, como en los 4 años de esta legislatura?

El Ayuntamiento de Iruña-Pamplona posee solo en dos manzanas del Ensanche, la de la antigua estación de autobuses y la del Mercado del Ensanche, hasta 137 viviendas, la inmensa mayoría de ellas vacías y con superficies variadas, entre 67 m2 las más pequeñas y 168 m2 las más grandes.

Ambas manzanas son muy antiguas y por tanto, necesitadas de una rehabilitación integral, de esas que las administraciones públicas nos recomiendan a las comunidades de vecinos y vecinas: instalación de ascensores, envolventes térmicas, accesibilidad universal, renovación de instalaciones… obras que hacen que las viviendas afronten en muy buen uso, muchos años más.

Dado el tamaño de algunas de esas viviendas y por medio de un proyecto de renovación integral de toda la manzana, podríamos obtener un número mayor de viviendas de dimensiones más reducidas.

¿Se imaginan poder disponer en el centro de la ciudad de hasta 200 viviendas renovadas y de alquiler social en un plazo razonable de tiempo, como en los 4 años de esta legislatura? Eso sí que sería asumir la máxima responsabilidad política de hacer todo lo posible para resolver uno de los problemas más acuciantes de la ciudadanía residente en la ciudad.

La legislatura pasada hubo un proyecto para rehabilitar el Mercado del II Ensanche junto con todas las viviendas municipales que lo acompañan, aprovechando que podría solicitarse un préstamos para hacerlo, a través de la empresa municipal que gestiona el Mercado, Comiruña; de esta forma no afectaría a la deuda municipal, limitada por la aún vigente ley Montoro de estabilidad presupuestaria, que tanto daño ha hecho al imposibilitar las inversiones de los ayuntamientos.

El alcalde Maya, su grupo de Navarra+ y el resto de grupos municipales deberían ser sensibles a la terrible situación de la falta de acceso a la vivienda que actualmente afecta a más 7.000 solicitudes de vivienda en alquiler que registra el Gobierno de Navarra, sin contar con todas aquellas personas que ni siquiera se atreven a solicitarla, como personas jóvenes que siguen siendo las más tardías en independizarse en comparación con Europa.

La negociación de las inversiones 2.020 que tienen pendiente es una buena oportunidad para que lo demuestren, consignando al menos la cantidad necesaria para redactar los proyectos de rehabilitación integral de las dos manzanas de viviendas, mientras buscan la financiación necesaria para llevar a cabo este proyecto social, colaborando con el Gobierno de Navarra y buscando financiación europea.

Es una oportunidad también para que el alcalde Maya se aleje definitivamente de la polvareda que levantó hace no mucho con su preferencia por el derribo de la antigua estación de autobuses e improvisando unos nuevos usos que no aportaban ningún valor social y que nos recordaron demasiado el mal hacer de los fondos buitre, cuando se hacen con viviendas antiguas para desalojarlas en busca del negocio fácil y la plusvalía vergonzosa.

En los corrillos políticos y ciudadanos se han podido oír todo tipo de iniciativas para la manzana de autobuses, pero casi todas se topan con la cruda realidad: si se propone un edificio cultural, sale el Baluarte que a duras penas hacemos funcionar con gran apoyo presupuestario público. Si se prefiere un edificio dedicado al Arte, tenemos varios museos muy cercanos y con dificultades para salir adelante, por no hablar del fiasco que supuso el proyecto de Museo de los Sanfermines o la incapacidad demostrada de darle un uso al Monumento a los Caídos, o lo caro que nos va a salir mantener y utilizar el Navarra Arena.

Los redactores del Plan Especial del II Ensanche, aprobado en 2007 ya suscitaron las protestas de particulares, asociaciones vecinales y de comerciantes, que exigían eliminar de la propuesta los usos comerciales y el hotel, que se atendieron de forma parcial al mantener el uso dotacional público como uso principal de la manzana. Ya entonces estaban construidos el Baluarte y El Corte Inglés y por tanto, se entienden las discrepancias entre los redactores del Plan Especial que veían un solar con una capacidad edificativa que duplicaba la existente y en pleno centro de Pamplona, con las vecinales que suelen preferir que las instituciones resuelvan problemas reales antes que generar beneficios privados.

Volviendo la mirada al propio edificio, construido en 1934, es bueno recordar que con su construcción se aportaban soluciones a problemas tan importantes como el dotar a la ciudad de una estación de autobuses y de viviendas de propiedad municipal en régimen de alquiler. Hoy como entonces necesitamos que quienes ocupan cargos públicos propongan y ejecuten proyectos para resolver los problemas más acuciantes de la gente y estaremos de acuerdo que el de la vivienda es de los más graves.

Sigamos el ejemplo de las mejores ciudades del mundo que promueven concursos de arquitectura para rehabilitar edificios emblemáticos, como lo es el de la antigua estación de autobuses , con el objetivo de ofrecer en ellos recursos sociales, como pueden ser viviendas en alquiler para los colectivos más necesitados: personas mayores, mujeres solas con hijos e hijas o jóvenes entre otros, acompañadas de otros usos sociales similares y/o añadidos a los que en la actualidad participan del proyecto Geltoki.

Un concurso de arquitectura que mantenga el uso de parque infantil que existe en los antiguos andenes, mejorándolo, dándole luz natural y manteniéndolo con actividades gratuitas.

Son este tipo de proyectos, sociales, sostenibles, centrados en la ciudadanía y captadoras de las mejores ideas innovadoras los que necesitamos para impulsar nuestra ciudad en la dirección correcta.

Sería un maravilloso ejemplo de cómo llevar a la práctica las declaraciones políticas que se adoptan por unanimidad, como la aprobada el pasado 7 de octubre, en el Parlamento de Navarra para desarrollar un nuevo Pacto Navarro Contra la Pobreza y la Desigualdad, para dentro de un año, con políticas, proyectos y presupuestos concretos en todos los sectores asociados, empezando por el de la vivienda.

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