Iñaki Uriarte
Arquitecto vasco

Le Tour de France en Bilbao, hipocresía y «panem et circenses»

El director general del Tour, Christian Prudhomme, periodista deportivo francés, actúa como un gran seductor de la clase política, los que manipulan el volátil dinero público sin apenas control ni riesgo alguno, a la que convence fácilmente con loas y agasajos de todo tipo, incluso algunos más que presumibles, los «retornos centrífugos», en lenguaje popular «cazos». A su vez, ofrece a los medios de comunicación, la inmensa mayoría sumisos en propagar banalidades para agradar a la sociedad con un discurso halagador: la mejor afición del mundo, el entusiasmo de la marea naranja, el fervor y la pasión de los vascos, un paisaje maravilloso, gastronomía excepcional, «que el Grand Départ sea el más bonito que ha existido nunca y hemos buscado un recorrido espectacular por las costas», como si nunca hubiese transcurrido por litorales de agua, ríos, lagos, pantanos. Simple e hipócrita palabrería político publicista. Ha mencionado nombres y gestas pasadas de ciclistas vascos pero ha evitado a Indurain, cinco veces ganador, porque para este director Nafarroa es España, igualmente ha omitido la palabra Euskadi, solo Francia y España.

Nada ha dicho, pero tampoco nadie ha exigido firme e irrenunciablemente, no solo respeto sino reconocimiento adecuado y tangible del euskara con el tratamiento y presencia en las comunicación de todo tipo gráfica y oral, que seguramente será despreciado. Ya inicialmente, la organización en su publicidad no obedece los topónimos únicos y oficiales de Bizkaia y Gipuzkoa. Que EiTB anuncie previamente todos los ingentes medios que pondrá al servicio de la transmisión, que ya se desearían para otros acontecimientos muchísimo más importantes, resulta superficial, populista y recalcar que la transmisión será en euskara es algo obvio. El problema y reivindicación lingüística está en la organización de los actos y aspectos formales de la carrera en estos tres días. La presentación inicial de los equipos participantes, de los rituales previos en el inicio de las etapas, de las locuciones en la entrega de los diferentes trofeos al final de cada etapa que deberán ser primero en euskera, lengua propia del país comprador del Grand Départ y luego francés lengua oficial de la carrera. Hay que considerar que el deporte depende de la Consejería de Cultura y Política Lingüística, que dirige el pusilánime consejero Bingen Zupiria (PNV).

En las negociaciones, básicamente económicas, entre el Diputado Nagusia, Rementeria y el director Prudhomme sorprende que este acudiera una vez más a Bilbao, el 27 de noviembre de 2021, a un acto tan local y de escasa importancia, el inicio de las obras de la bizipista Zornotza-Iurreta, un asunto de 12,7 millones de euro para 7,5 km. a pleno sol sin un árbol, que requiere un riguroso análisis de su utilidad, al margen de la rentabilidad política preelectoral.

«Panem et circenses»

Esta expresión latina, pan y circo, o alimentación y distracción, es una sátira peyorativa del siglo I del poeta romano Juvenal, que critica el uso del poder para tener a la plebe entretenida y alienada y que a su vez se sienta agradecida por la donación gubernativa. La semántica de la frase de contemporánea aplicación la recobran plenamente, el alcalde Bilbao Juan Maria Aburto, «Vinum et circenses», y también otros políticos y entidades, ETB, con nuevos estupefacientes conceptos: deportes, hostelería-gastronomía y turismo.

Aburto, parece ser el gerente intermediario del Tour, pide a la población que muestren masivamente ikurriñas. Un gran patriota que previamente al Aberri Eguna nada recomendó, solo le motiva la animación social con banderas cuando el Athletic está cerca de hacer algo notable, aunque no lo consiga. Los aficionados al ciclismo ya lo hacen espontáneamente desde hace décadas en muchas carreras y carreteras e incluso también durante años hubo pintadas bien visibles de ETA en el pavimento que identificaban a Euskal Herria. Pues bien, la ceremonia de presentación para celebrar que faltaban 100 días para el inicio del Tour enfrente del Ayuntamiento de Bilbao al anochecer del pasado 22 de marzo, fue sencillamente un rotundo fracaso que costó 45.000 €. Apenas unas pocas ikurriñas y muchísimas menos personas que en la tradicional manifestación de los lunes en ese mismo lugar de los jubilados reivindicando sus derechos.

Para simbolizar el acto se convocó a la Sociedad Coral de Bilbao que en las escalinatas interpretaron muy dignamente unas composiciones vascas que el público mayoritaria y sorprendentemente, por su reacción, de indiferencia evidenció desconocer; solo la actuación de Kalakan por su impactante percusionismo, pareció merecer la atención de los presentes. Allí apareció, indebida y publicitariamente la diputada de Administración Pública Elixabete Etxanobe candidata del PNV a la Diputación, pero no el diputado general Unai Rementeria que ha sido partícipe del contrato, y que con el alcalde, Zupiria y Prudhomme juntos apretaron el botón del reloj decreciente de los días restantes, todos alrededor del coche oficial, el Skoda rojo, que por cierto circulo sin matrícula por las calles ante la pasividad de los municipales allí presentes en su habitual inoperancia. La intervención del presentador, eso sí, fue bilingüe, pero resultó simplemente irrespetuosa, chabacana, con un compadreo propio de batzoki, mencionando electoral y continuamente: Juan Mari, Elixabete. Luego, en procesión ciclista, acudieron a una acción de gracias ante la Diputación por tan abundante dispendio. El director de Tour debió quedar decepcionado de tanta vulgaridad a pesar de su discurso y entrevistas halagadoras a ciertos medios, ante tan generosa compra.

Hay un agravio del que parece responsable la organización y el director de la carrera en la elección de los dos equipos ciclistas invitados que suelen ser del país anfitrión, pero a pesar de todo su discurso hipócrita plena de elogios y mercadotecnia ha despreciado y vetado al Euskaltel y algún otro de Euskal Herria. En cambio, ha invitado al noruego Uno-X, y lo más grave a otro del criminal estado de Israel, el Israël Tech, algo insultante por lo que los seguidores del Euskaltel e incluso la afición vasca deberían manifestar su rotunda protesta cuando el director pase sobresaliendo por el techo de su coche rojo y en cuantos actos protocolarios participe. Asimismo, banderas y pancartas palestinas deberán tener una importante presencia de protesta. Cobrar, hablar y ofender, no puede ser.

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