Bittor Arbizu

Los de Agés (Atapuerca, Burgos) somos nabarros

«Este pueblo les he oído a los abuelos que pertenecía a Nabarra. Solamente este pueblo, no sé por qué». Después indicó que entré Agés y Atapuerca tuvo lugar la batalla donde murió el rey nabarro.

No es la primera vez que había oído alguna afirmación similar. Pero en esta la convicción, sencillez y lógica con que me lo expuso un vecino, oriundo de ésa localidad, con la frase puesta de título, me impactó. La aclaración a la provincia y localidad vecina donde está situado el pequeño pueblo de la comarca de Montes de Oka, protagonista en parte de la batalla de Atapuerca, la he puesto entre paréntesis. La tradición oral nos lleva hasta la famosa batalla de Atapuerca. Movido por la curiosidad me desplacé hasta dicha Agés, para intentar recabar la información que a nivel oral podría permanecer entre sus vecinos, recurriendo a las personas de mayor edad.

La sorpresa fue grande y grata, ya que un señor de edad avanzada, me respondió amablemente a mis preguntas, habiéndole comentado previamente, que lo verdaderamente importante era la información que al respecto había recibido de sus padres, abuelos... El testimonio no pudo ser más interesante. Paso a exponer sus palabras:

«Este pueblo les he oído a los abuelos que pertenecía a Nabarra. Solamente este pueblo, no sé por qué». Después indicó que entré Agés y Atapuerca tuvo lugar la batalla donde murió el rey nabarro, cuyo vientre enterraron en la iglesia local, cubriéndolo con una lápida, que tiene una inscripción en todo su entorno, que está resultando de difícil interpretación en los intentos de varios especialistas.

A dicha lápida hace alusión Madoz (1845) «a la entrada de la sacristía de la iglesia parroquial de Agés hay una lápida sepulcral, en cuyo derredor se ve una inscripción ilegible, y en su centro una figura de hombre, y en este sepulcro se cree estuvieron encerrados los restos de Don García III de Navarra». Aunque hay dudas que la sepultura corresponda al citado rey.

El citado señor comentaba que siempre les han llamado «los nabarros», y al igual que otras tres personas, repetían a lo largo de la conversación «Los de Agés somos nabarros. Tenemos el sobrenombre de nabarros… Siempre he conocido que nos llamen los navarros», y comentaban la batalla, y cómo las huestes del rey nabarro se habían quedado afincadas en la localidad tras la misma. Asimismo iban citando los números pueblos que tenían nombre en euskera del entorno como la cercana Zalduendo, Galerde, Uzquiza… o los barrios Kapruz, Otxabro. Habría que añadir Ibeas de Juarros, Zumel, Urbel(tz), Ezkerra, Oka, el propio Atapuerca tiene en su primer elemento ate «puerto», y sobre el segundo tendría hipótesis.

Una persona joven fue más escéptico, señalando que los topónimos quizá se debiesen a repoblaciones procedentes de Bizkaia. Esto es complejo, ya que si bien desde hace años que vi Urbel, lo relacioné con los elementos ur ‘agua’ + beltz ´negra´, siendo este ultimo elemento característico del euskera de Nabarra, Gipuzkoa… en otros queda la huella de Bizkaia. Veo complejo lo de las repoblaciones ya que algunos términos ya estaban en euskera antes de estas.

La verdad es que desde las primeras afirmaciones me vino a la memoria los bertsos en euskera sobre la batalla de Beotibar, siglo XIV, «Mila urte igarota, ura bere bidean…!» (Aunque pasen mil años, el agua sigue su curso…). Y esta es la curiosa realidad, que han pasado mil años, y la transmisión oral ha permitido que se recuerde este significativo hecho. No es la primera vez que me ha sorprendido algo similar. En Laudio/Llodio (Araba) hay referencia documental (1085) a la consagración de la iglesia principal, la de San Pedro de Lamuza, donde acudieron notorias personalidades. Pues bien, haciendo un trabajo de investigación toponímica a lo largo de 30 años, con más de 1.000 entrevistas a personas de edad en caseríos, me encontré la sorpresa que personas de lugares distantes me hablaban de que la más iglesia más antigua era la de Larra, lo cual guarda su lógica, pues está en un lugar más protegido, ante las seculares incursiones foráneas. La importancia de la trasmisión oral creo que fue recogida en un seminario de Eusko Ikaskuntza/Sociedad de Estudios Vascos.

Agés está en el Camino de Santiago, y en el albergue había expuesta una hoja del periódico provincial donde destacaba «Los ancestros de los vascos vivieron como agricultores en Atapuerca».

Mi amigo me comentó que pusieron una placa sobre un menhir en el lugar donde tuvo lugar la batalla, que vienen recreando los vecinos de la zona con éxito, mercado medieval, espectáculos e incluso participó en ella hace unos años de modo altruista, y con la amabilidad que le caracteriza, nuestro harrijasotzaile Iñaki Perurena con su hijo, haciendo una exhibición de levantamiento de piedra.

Como sabemos con Sancho III el Mayor (1004-1035), el Reino de Nabarra alcanzó su máxima extensión, dividiendo a su muerte dicho Reino entre sus hijos, dando al primogénito el reino matriz y patrimonial, a interpretación de muchos, la zona del euskera. Ampliamos detalle de la mano de Orella Unzué, Doctor en Historia: «A su muerte legó a su primogénito, García el de Nájera el ‘regnum’ en su integridad, atribuyendo a los restantes hijos determinados territorios en concepto de herederos regios, pero no como reyes. Legó a García el reino de Pamplona con los territorios de Araba que incluía Bizkaia y Guipuzkoa, Nájera (La Rioja), tierras de Tarazona y Soria, hoy Garray, la primitiva Castilla y las Asturias de Laredo. Pero los hijos de Sancho el Mayor no estuvieron conformes con la herencia recibida y las armas del reino de Pamplona chocaron con las castellanas en Atapuerca. García murió en la batalla defendiendo el territorio pamplonés».

Escribo Nabarra, nabarro por una hipótesis sobre el nombre que explicaré otro día. Anticipo que hay documentación del siglo XVI sobre una de las personas más influyentes del Reino que así lo ponen.

Como última anécdota que me relata mi vecino es que cuando de Agés fueron a Nájera a visitar el sepulcro principal del rey nabarro, allí una persona les reclamó «Que tenéis a nuestro rey», se refería a parte del cuerpo. Mi agradecimiento a este amigo y al resto de personas que me han ayudado con este artículo, respondiendo a mis preguntas, abriendo la iglesia en horas tardías...

Mantengamos dentro del respeto mutuo, que he observado, el legado de nuestros predecesores, cultura, euskera… Zaindu ditzagun gure historia, euskera…!

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