Teresa López de Muniain
teresamunain@proton.me

Matiz clave en la formación de la ideología de género

Me golpea a la visto un cartel expuesto por toda la ciudad que dice «Ver porno fomenta el abuso contra las mujeres», o algo así. Bien, si fomenta las situaciones agobiantes y denigrantes contra las mujeres, quiere decir que son los hombres los que aparecen en ese medio como los abusadores, por lo tanto, también está denigrando al hombre colocándole como enemigo al que no hay que acercarse, hay que temer y rechazar. Por lo tanto, el porno denigra a los que lo protagonizan por igual y fomenta relaciones exentas de humanidad, suelen ser bestiales, sin amor en toda su grandeza, tal y como es el amor, compasivo, liberador, emotivo, tierno, paciente, fundador de relaciones sólidas, creativas, y familiares. Tal anuncio para evitar la violencia contra la mujer actúa como propaganda contra el hombre por parte de las instituciones. ¿Qué consigue en el fondo? Es un supuesto feminismo que contrapone los sexos, y el sexo en la juventud es la fuerza intensa que une a la pareja que se ama, engancha poderosamente y sostiene la unión creativa de dos que son el soporte de la familia. Sin menospreciar la preocupación por la violencia contra las mujeres no comparto olvidar al hombre puede ser presentado como el perpetrador. Siento que hay cierta insistencia en contra de las relaciones heterosexuales, del hombre heterosexual como perpetrador del machismo y la victimización sistemática de la mujer.

En el fondo, esta supuesta protección de la mujer frente al hombre, no favorece ni a la mujer ni al hombre, los separa. Las nuevas generaciones se están inoculando con ese rencor mutuo, separados, mientras experimentan toda esa carga ideológica se les pasa la juventud y se convierten en solitarios y solitarias islas sosteniéndose en la individualidad. Desconfiados, egoístas, miedosos e inexpertos en las relaciones de mutua ayuda que precisa la familia.

Pero, a la vez, la industria de los videojuegos masiva que se da a los niños y niñas, es repugnante, machista, violenta hasta la náusea, xenófoba, competitiva, destructiva, fomenta tipos militarizados, armados, que matan a veinte por minuto. Ese campo de educación e infiltración de valores no se cuida en la infancia, se fomenta lo contrario y en la adolescencia se les machaca como si cumpliesen esas figuras a los que se les ha abandonado imaginariamente durante toda la infancia. Un niño de cualquier edad puede ver, jugar y comprar cualquier video inadecuado absolutamente a su edad en todas las tiendas de videojuegos, sin prohibición similar a la que hay con el alcohol. Videos de «acción» que les gustan a los niños están ideologizados hacia el odio, la lucha y la dominación de unos sobre otros. Para empezar actuemos ahí. Y para seguir no concienciemos a las mujeres en el miedo, la sospecha, el recelo y la acusación del hombre y a este en el temor a ser siempre inadecuado para las mujeres.

Otro tema es el siguiente, pero totalmente relacionado con aquel, y es que hay seres solos y solas por doquier que no soportan esa vida de soledad y que exigen al estado que cuide sus carencias psicológicas, las enfermedades del alma que se hacen físicas, y las físicas también son económicas.

Cuidemos desde el primer momento los vínculos estrechos, amorosos, atentos y protectores de los unos con los otros, fomentemos el amor, la creatividad, la experiencia directa de las capacidades compartidas que hagan seres sociables, afectivamente constructivos y no seguir azuzando la lucha de sexos, la desconfianza y la separación de esa polaridad de los sexos que se compenetran y que ha supuesto la continuación de la vida humana por miles de años. Saldremos de la agresividad y la violencia si salimos juntos, o, juntas, como se prefiera gramaticalmente.

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