Teresa López de Munian
profesora de Secundaria

Me rebelo a que me tapen la boca

Hay una pandemia llamada cáncer y enfermedades raras, síndromes en los niños que va parejo a la contaminación, dificultad de encontrar alimentos sanos, entornos medio ambientales seguros, pacíficos y saludables y probablemente el uso inadecuado de medicamentos… Llevamos cien años de contaminación y deterioro medio ambiental brutal, La industria alimenticia es un laboratorio químico, la ganadería es la industria cárnica, la pesca el espolio en otros continentes, comemos química y generamos montañas de residuos no reciclables, a pesar de que la tierra está colmatada. Justo antes del confinamiento sucedió el escándalo de Zaldibar. El territorio está colmatado de vertederos colmatados, se ha construido una incineradora letal, tras más de quince años de lucha del pueblo  por evitarla ¿Cuántos años pidiendo que se cumplan los ideales de la economía circular, y nuestro gobierno no llega ni a eliminar por ley las bolsas en las compras y demás envases innecesarios, lo más fácil, lo que cada cual puede hacer? Esto es un sistema en que de arriba imponen las líneas de comercio, industria y consumo y los de abajo tragamos aunque todo esto cava nuestra tumba. Seguimos consumiendo como insensatos tejiendo la manta de plástico y de tóxicos en la que dormimos y acabamos a goteo en el oncológico. El Ministerio de la salud se llama medicina, medicina que palia sufrimiento pero apenas previene ni se muestra crítica contra el origen ambiental y socio-económico de las enfermedades, imita la vida con químicos que te ponen de aquí y te quitan de allá. En este punto remarco la labor que han hechos «médicos por la salud» en Gipuzkoa durante casi veinte años para esclarecer los perjuicios de las incineradoras de residuos en la salud de la ciudadanía, el aumento exponencial que este complejo causa en las poblaciones circundantes y cómo la labor necesaria es prevenir. A ellos apelo ahora que se enfoca toda la solución de una muy cuestionable epidemia con vacunas sin garantías (Bruselas emite una ley de eximir a las vacunas de las indemnizaciones por sus efectos adversos) médicos honestos y filántropos  ue conocen el modus operandi de las administraciones en connivencia con los intereses de las multinacionales que les ha ninguneado, vilipendiado, calumniado, castigado y censurado sin fisuras hasta que han construido la incineradora de Zubieta.
 
Dios protector se transformó en químico. El patrimonio cultural de los remedios tradicionales para restituir la salud es perseguido, los remedios al alcance de todos, las plantas, el ayuno, el CDS, sí, El dióxido de cloro vilipendiado por las agencias de malditos bulos, pero que se ha ganado la fama boca a boca por sus resultados, la orina, buaf qué asco. En la sanidad cada vez toma más fuerza la tendencia industrial, un sumidero de dinero invertido en medicamentos, una industria que mueve más o tanto como la militar. Los de arriba son la comisión y el parlamento europeo, el 20G, las estancias corporativas farmacéuticas y los de abajo todos los que obedecen diciendo: Es la ley.  

En este contexto se ha creado esta «pandemia» que, no tiene un índice de más 0´6 de incidencia en la población, alarmismo  aterrorizador y cerrar filas sobre las medidas ¿De salud? ¿De reaccionar mundialmente a la producción de materiales tóxicos, plásticos innecesarios, desforestación, escenarios bélicos, acabar con los vertidos tóxicos de empresas, vertederos, desagües, emisiones de CO2 y todo tipo de emisiones, acabar con la comida basura, la explotación masificada de los animales? No, nada de esto se toca, se obliga bajo castigo taparse la boca con telas que no dejan respirar, cerrar a las personas sanas por meses, y a las viejitas que, son las que han muerto, inhumanamente solas, y siguen solas y solos en los asilos, absolutamente aisladas con media hora de visita semanal con un familiar vestido de astronauta. No se hacen autopsias, no hay nada que investigar, todo se sabe de antemano y también  las vacunas que anuncian transgénicas. Lo que ya era hora que saliese a la luz, que se acalla en los medios, son las causas de los procesos mortales bestiales de marzo a mayo. Aquella cascada de muertes fue lo que produjo la alerta, ya no hay tal fenómeno entonces ¿Por qué seguir con las medidas y más duras aún que entonces? El estudio del hospital de Barbastro en que pone en coincidencia «llamativa» las muertes por covid-19 y las vacunas de la gripe estacional no ha tenido eco mediático, los estudios de Bartomeu Payeras de esta misma contingencia, borrados de internet, silenciados en los medios, así como la coincidencia de la cantidad de muertes y los lugares donde se ha implantado el 5G. Si todo esto no muestra una intencionalidad de seguir un plan previamente establecido hasta el final aunque la motivación ya no existe, aunque los números con que las editoriales anuncian en las portadas diarias se agranden sin ser números de enfermos, son números de positivos en los tests  que se están aplicando masivamente, que la mayoría de la población es ya inmune al Sars-Cov-2 y que los enfermos son un pequeño número muy inferior a otras patologías. (Instituto Robert koch, Alemania) Si todo esto no delata que estamos en un plan intencionado para:

1- Continuar con la carrera de los laboratorios para encontrar una vacuna al costo que sea.

2- Cargarse y denostar todas las terapias alternativas a la farmacéutica.

3- Probar hasta cuanto puede la población aguantar medidas represivas y absurdas sin libre albedrío ni criterios de: causalidad, proporcionalidad, adecuación a los verdaderos problemas sociales.

4- Arruinamiento económico y consiguiente endeudamiento del Estado.

5- Eximir a las farmacéuticas de las responsabilidades de las muertes en los ancianos vacunados de la gripe estacional y las consecuencias de  la ruina y el endeudamiento

6- Implementar un sistema social y económico tiránico con el señuelo de la salud como coartada. Somos sumisos a cualquier recorte de libertades y derechos humanos que nos impongan. La mayoría acata.

7- Afianzamiento del poder de la medicina farmacéutica en detrimento de la prevención y la gestión humanística de la salud.

Díganme, si esto no es un juego de aprendices de brujos con licencia para experimentar con la población ¿Qué es? Si protestas te multan, te detienen, te insultan, te buscas problemas y te amargas la vida. ¡Ya pasará! Me dicen alrededor. Todo volverá a ser como antes. Pero no hay ningún plan de incidencia urgente sobre la preservación de los entornos ecológico ecológicos, sobre medidas saludables y protección de los más débiles, es más, toneladas de mascarillas, guantes de plástico, equipos de usar y tirar, y esos ancianos que siguen solos y solas. Desesperada con este discurso acrítico resignado, impotente, de los que no ven a su alrededor, es más, les molesta que le muevan de su lugar de confort, y dicen: ¿Qué puedo hacer yo? Convierten su malestar en vigilancia contra los disidentes. ¡Si yo tengo que ponerme una mascarilla absurda tú también, te jodes!

Nunca pensé que me fuesen a tapar la boca como lo están haciendo, ni para respirar, en un sistema que tendría que cuidar nuestra salud, ni para hablar con todo este despliegue de censura, discurso único en todos los periódicos y televisiones, en una supuesta democracia. Atrévete a pensar. La base de la democracia es profundizar en la felicidad y la liberad, así lo enseñamos en las escuelas pero ahora está prohibido y reprimido. A mi entender la salud es la responsabilidad sobre mi propia persona y sobre el entorno medio ambiental y socio económico. Nada que ver con esta adaptación sumisa a lo que planeen de arriba sin criterio; Que dicen pónganse mascarillas, a ponérselas; que se las quiten, buff qué bien, nos dan respiro, que cierren a siete millones de niños y escolares en sus casas rompiendo sus rutinas, su vida social y contactos reales, físicos, afectuosos, pues a cerrarlos. Que cambian la definición de enfermedad, ahora los enfermos son asintomáticos. Se monta un estado policial donde no caven disidentes, ni libertad de expresión sino discurso único, cierre de toda actividad comunitaria, reuniones, celebraciones, fiestas y se está labrando el tabú sobre el contacto humano. Para mí la vida no es sin abrazos, sin reuniones, sin danza, el contacto humano no es contagio sino fortalecimiento de la salud. Estaría dispuesta a hacer cualquier cosa por alguien que necesitase protección, pero lo que hay hoy en día es una locura de medidas incongruentes que contradicen mi vivencia de la salud, mis derechos y libertades a  la salud compartida, la expresión, la información plural y libre. Es notable que estas medidas con esta fiereza, solo se imponen en el Estado español. Nos están agotando, enrabietando, enfrentando y enfermando. Todo ese estrés y el miedo es lo más enfermizo.  
    
Una pandemia del mundo al revés donde en vez de fomentar la salud se fomenta el miedo con condiciones previstas con anterioridad ¿Es esta lucha de intereses la razón de la conspiración?  ¿Es la fundación de Bill Gates y los eugenistas, la OMS, que le pertenece, los que han orquestado este escenario para diezmar a la población con las vacunas, la conspiración llega a instancias más y más altas y más ocultas? A todos esos no les conozco, conozco enfermeras, auxiliares sanitarias, médicos que piensan y sienten  como yo. A mi nivel terreno yo veo que la práctica de las medidas políticas para este asunto son perversas, innecesarias y devastadoras y me rebelo a que me tapen la boca.

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