Museos, astilleros y picaresca en Urdaibai
La picaresca tiene un principio elemental: tú líalo todo, y luego ya se verá. Así que, para cuando te das cuenta, ya te han quitado la cartera, por ejemplo. En el caso que vamos a exponer se cumple ese principio. ¿Alguien se acuerda de cuándo fue que el Miteco y la DFB firmaron un convenio por el que aquel ponía cuarenta millones en manos de esta para invertir en el ámbito de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai? ¿Y de la descripción de a qué irían dirigidos esos dineros? A descontaminar y renaturalizar el entorno, de esto sí que se acuerdan, ¿verdad? Ese ha sido el argumento más usado y manoseado por parte del lobby NY-Bilbao-Bizkaia y sus voceros para hacernos callar a los que vamos de defensores del medio y todo eso. Pero vayamos al convenio ese.
En cuanto a lo de renaturalizar, el punto V de la cláusula segunda del convenio, habla de «Integración paisajística y renaturalización en todo el ámbito del proyecto». Sobre eso, ya comenté en GARA, la que se ha montado con la intención de abrir la muna de Muniogorri y construir en su lugar una vía palafítica. De momento, parado.
En lo de descontaminar, en el documento se dice que las superficies afectadas serían dos. En primer lugar, este: «I. Descontaminación de un suelo de 21.186 metros cuadrados correspondientes a la antigua fábrica de Dalia en el municipio de Gernika, incluida la demolición de la ruina, y corrección de la inundabilidad».
Ya se ha derribado todo aquello, salvo un edificio, y los peatones no sabemos nada de la descontaminación. De la inundabilidad, ya sabemos que en 1983 la empresa Dalia se inundó hasta una altura de varios metros. Hay fotos, y hay también una estadística de episodios de inundación de ese espacio en los últimos 60 años. Eso sí, queda por ver cómo se corregiría la inundabilidad del entorno.
En cuanto a segundo espacio, el Convenio dice: «II. Descontaminación de un suelo de 42.384 m2 correspondiente a los antiguos Astilleros Murueta en el municipio de Murueta, incluida la demolición de la ruina».
De lo de la infamia de hablar de «los antiguos astilleros» en un convenio de ese nivel, también se ha hablado aquí. Pero, agárrense, que eso de la descontaminación ya no va a ser necesario. A Astilleros de Murueta S. A. la cosa le ha salido por 213,34 euros. Veamos.
En un momento determinado se solicita al Gobierno Vasco que certifique que Astilleros de Murueta S. A. cuenta con una «Declaración de calidad del suelo emitida por el Director de Calidad Ambiental y Economía Circular, por la que se declara la calidad del suelo correspondiente a las instalaciones de Astilleros de Murueta, SA, sitas en el Barrio Mallope s/n, término municipal de Murueta (Bizkaia)».
En este punto, recuerden que la empresa tiene instalaciones también en Erandio, aunque en entrevista concedida a “Deia”, la Diputada General de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, parecía desconocer esto, pues dijo que si el proyecto de Guggenheim Urdaibai siguiese adelante la empresa se tendría que busca otra ubicación. En fin. ¿Qué dice el Director de eso de la calidad y tal?
Pues, en resumen, que sí, que había suelos contaminados, pero que han dejado de ser suelos para pasar a ser subsuelos, y que por tanto, que suelos contaminados, como que ya no hay.
«Debido a que en todo el escenario –instalaciones del astillero− existe una cubrición de solera de hormigón que las anula, no se consideran las vías de exposición de contacto directo, ingestión accidental del suelo e inhalación de partículas. Por tal motivo, se deberá garantizar la presencia en todo momento de dicha cubrición en el emplazamiento».
¿Y si como dice el Convenio se procediera a la «Restauración del flujo natural de la Ría del Urdaibai mediante el retranqueo de una parte del muelle»?
¿Pregunta de pícaro? Miren cómo sigue el Director del negociado del Gobierno Vasco:
«En el caso de que alguna obra posterior elimine dicha capa se deberá reponer a su estado inicial o, en su caso, rehacer el análisis de riesgos».
¿Lo han pillado? Pues todavía queda la traca final.
«Igualmente será necesario culminar el correspondiente procedimiento de declaración de calidad del suelo si se produjera en el futuro un cambio de uso del emplazamiento, recayendo tal obligación en el promotor del cambio de uso».
Resumiendo, pícaros del mundo, Astilleros de Murueta SA pretende vender los terrenos sobre los que se asienta a la DFB, con declaración expresa del Gobierno Vasco de que todo está en orden desde el punto de vista medioambiental. ¡Gracias al hormigón extendido sobre parte del Dominio Público Marítimo-Terrestre, gentes del Miteco! Tras esa compra, la DFB, que proyecta construir ahí un museo y que, por lo tanto, tendría que quitar el hormigón, se haría cargo del cadáver enterrado. Claro que la DFB tiene otra solución: la de hacer de su capa un sayo, no tocar el hormigón y construir el museo encima de lo existente. ¿Dirían a las visitas que bajo las elegantes alfombras se acumula la basura de años?
A la empresa la resolución le ha costado 213,34 euros, ya digo.
Quién se acuerda de la concesión de 1943 a Astilleros de Murueta S. A. para su actividad de construcción naval, que dice aquello de «El concesionario queda en tal caso (de caducidad) obligado a dejar libre el terreno, retirando las instalaciones y derribando las obras, etc.».
Y puestos a recordar, ¿quién se acuerda de que este 6 de diciembre se cumplen 40 años de la declaración de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai por la Unesco?