Josu Iraeta
Escritor

Nacidos lejos

Este trabajo pretende atraer al lector a un conocimiento que hoy es historia, con la intención de ofrecer razones objetivas que ayuden a valorar el significado real de la llegada de foráneos y sus consecuencias, tanto demográficas como económicas.

Quiero situar al lector en los siglos XIX y XX, coincidiendo con la llegada a Euskal Herria de los primeros inmigrantes gallegos. Eran procedentes del interior de Galicia y se ubicaron en la margen izquierda del río Nervión, principalmente en Baracaldo y Ermua.

Más tarde, ya en los años veinte del siglo pasado, la inmigración gallega aportaba una nueva generación. Esta vez procedían de la costa (zona de Santa Uxía de Ribeira, Corrubedo, Corcubión, Bueu, Bouzas, etc.) y se asentaron en Pasaia, sobre todo en Trintxerpe, más tarde conocida como «La Quinta Provincia Gallega».

Pero no fueron estos los últimos gallegos llegados a Euskal Herria; hubo una tercera fase, que llegó durante la industrialización de los años sesenta y procedían de los más variados rincones de Galicia. Llegaron de las comarcas más deprimidas del interior y su ubicación fue bastante variada. Se diseminaron por el interior de Gipuzkoa, la zona industrial de Bizkaia y los focos con más industria de Gasteiz e Iruña.

En estas circunstancias, es destacable la fuerte estrategia de arrastre de los gallegos. Estrategia que provocó el que determinados municipios galaicos se asentasen en comarcas concretas. Así, los de Eibar proceden mayoritariamente de Allariz-Ourense; los de Laudio son de Curtis-A Coruña; los de Hernani de Oroso-Sigüeiro, localidad próxima a Santiago, etc.

Siendo notable, por su importancia y participación, la presencia de hombres y mujeres procedentes de Galicia en el desarrollo de Euskal Herria en el pasado siglo XX, es innegable que donde mayor protagonismo ejercieron fue en Pasaia, concretamente en Trintxerpe.

Lo cierto es que los inmigrantes gallegos fueron actores decisivos en la historia moderna de Trintxerpe. Es a partir de 1914, con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, cuando muchos pesqueros franceses e ingleses dejaron de faenar en el Golfo de Bizkaia, lo que fue doblemente ventajoso para la flota de Donostia.

Por razones obvias era más arriesgado pescar, pero las capturas aumentaron notablemente, y además Francia pasó a ser un importante consumidor del pescado vasco. Fruto de esta bonanza, en 1919 se constituyó la sociedad Muelles y Amacenes para Vapores de Pesca SA, la primera empresa de este tipo del Estado español, trasladando además la flota de Donostia a Pasaia.

Así resolvían la clara insuficiencia que mostraba el pequeño puerto donostiarra. Pues si en vísperas de la Gran Guerra faenaban catorce arrastreros, en poco más de un lustro eran más de cuarenta.

Uno de los factores fundamentales en el asentamiento de Trintxerpe de los inmigrantes gallegos, fue sin duda el nacimiento del PYSBE en 1919, con un capital inicial de dos millones de pesetas aportados por los fundadores; el parisino Luis Legase y el vecino de Rentería, Gaudoso de Celaya.

Si en un principio se dedicaron al comercio del bacalao, en 1927 comenzaron su actividad pesquera con embarcaciones compradas en Francia, y en tres años ya faenaban con seis buques.

Estos barcos, por sus cualidades y equipamiento, hicieron de PYSBE la flota más moderna de Europa.

Las grandes inversiones realizadas lograron que, antes de la Guerra Civil, la flota de altura de Pasaia contase con 56 parejas y 12 bous. Esto suponía muchos vagones frigoríficos, almacenes, talleres y astilleros. Toda una gran industria auxiliar de la pesca. Sin olvidar los más de 2000 puestos de trabajo entre marineros y trabajadores de tierra.

Resulta interesante recordar que con motivo de que los armadores decidieran trasladar a Trintxerpe la flota pesquera de arrastre, que hasta entonces tenía su base en Donostia, se dio una circunstancia curiosa, pero importante. Los armadores, que atrajeron a un numeroso grupo de jóvenes de Galicia, pescadores de profesión, con motivo de una huelga, hizo que fueran tachados como esquiroles, lo que generó una tensa situación, ante la sorpresa de los gallegos, que desconocían la realidad de los hechos.

Esta situación no fue puntual, ya que desde que, en el último cuarto del siglo XIX, comenzara el empleo de embarcaciones de vapor, el sector pesquero conoció un periodo de grandes cambios técnicos, económicos y organizativos que convirtieron a la pesca en una actividad plenamente industrial.

Qué lejos quedaban aquellos comienzos de la pesca en Terranova, a partir de que el italiano Giovani Caboto descubriera en 1947 lo que hoy es Nueva Escocia y el sur de Labrador (Canadá).

Qué distantes, aquellas y peligrosas expediciones como la de la nao San Nicolás de Orio, allá por el año 1534.

Si el vapor arrastrero, supuso en sí mismo, una importante transformación que trajo un aumento en las capturas y en el consumo de pescado fresco, también supuso otras importantes transformaciones.

Generó nuevas necesidades propias de una flota industrial, muelles amplios y toda una serie de industrias vinculadas al sector, pero también impulsó una progresiva concentración de la actividad pesquera en pocos y grandes puertos.

Pero donde surgió un larguísimo conflicto fue con el modelo tradicional de aprovechamiento de la pesca, que en el País Vasco era una actividad individual o comunal, siendo el propio pescador o un grupo de ellos, los propietarios de las artes y las embarcaciones.

El modelo de pesca industrial trajo consigo el nacimiento de empresas armadoras con exclusivo carácter capitalista, con lo que los pescadores pasaban a convertirse en obreros que percibían un salario por su trabajo.

Este fuerte y largo enfrentamiento significó la desaparición o la asimilación de muchas de las comunidades pesqueras tradicionales en toda la costa vasca. Y tuvo graves consecuencias.

Buscar