Eva Aranguren Arsuaga
Concejala de EH Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona/Iruñea

Navarra Suma rompe consensos en igualdad

Se parapete en las siglas de Vox, de Navarra Suma, de UPN o de PP, no vamos a tolerar que la ultraderecha ataque los derechos y libertades de las mujeres.

La concejala especial de Igualdad de Navarra Suma, Cristina Martínez Dawe, se me soliviantó hace unas semanas por recordar que el 8 de marzo es consecuencia de la eclosión simultánea a principios del siglo XX en Europa, de dos potentes movimientos: el sufragista y el obrero. Y se negó a apoyar una declaración en la que se pedía que el Ayuntamiento de Pamplona reconociera a las mujeres trabajadoras y antifranquistas represaliadas por el franquismo, así como a muchas otras progresistas, republicanas, abertzales y comunistas que, en la República o durante la dictadura, promovieron avances relevantes para el progreso social, cultural o democrático de la ciudad. Me llamó sectaria por reivindicar el legado de quienes dieron la vida o se entregaron en ella en cuerpo y alma para contribuir al bien común de toda Pamplona y, particularmente, de los derechos y libertades de las pamplonesas. Navarra Suma se hizo la ofendida y así eludió, una vez más, posicionarse sobre el franquismo y reconocer el origen progresista y de izquierdas de la inmensa mayoría de avances feministas.

No sorprende esta actitud por parte de quienes recientemente se abstuvieron en el Consejo de las Mujeres ante la petición del movimiento feminista de apoyo expreso a los carteles colocados en el pasado mandato a la entrada de la ciudad, y que dicen: «Pamplona no tolera agresiones sexistas / Iruñeak ez du eraso sexistarik onartzen». Un «ciudadano» –de esos normales, imagino– había pedido a Alcaldía a través de la web municipal que se retirasen, y el señor Maya le había contestado que en cuanto tuviera «oportunidad» lo haría. Así que, las concejalas de Igualdad, María García Barberena y Cristina Martínez Dawe, en franca demostración de lo que significa acatar la autoridad patriarcal, se abstuvieron en la citada votación.

Meses antes, la polémica saltó a la palestra por la censura de una charla feminista en la Casa de las Mujeres. "La brecha orgásmica, de cómo el patriarcado persigue a las mujeres hasta en la cama" había incomodado por su título a algún preboste –hombre o mujer– de la derecha, que se apresuró a llamar al orden al alcalde, según reconoció él mismo en un foro de barrio. En consecuencia, este exigió que la quitaran de cartelera, pese a que había sido programa por la propia área y ya se había anunciado. La concejala delegada de Igualdad, María García Barberena, ostensiblemente superada, ni siquiera agotó los tiempos a la hora de defender esta censura a su área en Comisión de Asuntos Ciudadanos, pero acató esta respuesta a un tuit de Vox.

La cosa no ha quedado ahí. A iniciativa propia, pero seguramente animado por el discurso abiertamente ultra de Vox, cargos públicos del PP e incluso algunos diputados de Navarra Suma en Madrid, como Sergio Sayas, que han estado presionando para que se prohibieran todas las concentraciones feministas, el gobierno municipal de Navarra Suma no desconvocó el acto institucional del 8 de marzo, pero se escudó en la pandemia para no leer la declaración propuesta por las técnicas de igualdad y suscrita por todos los grupos políticos del ayuntamiento, en la Plaza Consistorial. ¿Bajo qué criterio cabe entender esta autocensura en una plaza que casi al mismo tiempo acogía un acto feminista sin ninguna objeción? La decisión fue política de Alcaldía y de la concejala de Igualdad y es indefendible.

Y hay más. Existen en el Ayuntamiento de Pamplona varios foros de participación en materia de igualdad. El principal, el Consejo de las Mujeres, está conformado por numerosos colectivos feministas, además de por todos los grupos municipales. Este consejo se reunió hace unas semanas y tuvo como punto del orden del día los actos del 8 de marzo. Pues bien, el gobierno de Navarra Suma no informó ni insinuó su pretensión de organizar un homenaje a mujeres destacadas de la ciudad el 8-m, tal y como se hizo. ¿Por qué no se hizo partícipe a este foro? ¿No es este el foro natural e idóneo para consultar y decidir qué mujeres homenajear el 8 de marzo? ¿Por qué Alcaldía tenía tanto interés en hacer por su cuenta este acto? Tampoco se informó ni consultó a los otros grupos participativos existentes: el grupo Nombrar Mujeres en Pamplona, cuyo fin es, precisamente, visibilizar a mujeres en la ciudad, o el grupo contra las violencias. ¿Este es el respeto que merecen a la derecha los órganos participativos de igualdad y la labor del movimiento feminista de Pamplona?

Hace unos meses, en un debate plenario la concejala de Igualdad, María García Barberena, acusó a EH Bildu de «romper los consensos preexistentes» en esta materia, al poner en el foco en el discurso furibundo de la derecha contra Skolae y la llamada ideología de género que niega la diversidad. Meses después, se confirma que, como siempre, es la derecha la que se descuelga sistemáticamente de los consensos en igualdad, en este caso, con una estrategia sistemática: la intromisión sistemática de Alcaldía (censura de la charla, propuesta de retirar los carteles, organización del acto del 8m…); acatamiento sin rechistar de esta intromisión por parte de las dos concejalas de Igualdad, García Barberena y Martínez Dawe; nula participación de los colectivos y del resto de los grupos municipales en el diseño del homenaje del 8-m a varias mujeres de Pamplona; resistencia pertinaz de Alcaldía en cuestiones como el lenguaje inclusivo; reiterado intento de Navarra Suma, en este caso desde Seguridad Ciudadana, de tapar o minimizar la violencia de género, usando etiquetas confusas o haciendo una lectura de los datos que contravienen las conclusiones de instituciones especializadas como el Instituto Navarro de Igualdad (INAI). Y, por último, es cada vez más ostensible el empeño de encorsetar el discurso público sobre la igualdad, vaciándolo de contenido.

Tenemos que defender con firmeza los avances y consensos que en los últimos años hemos alcanzado como institución municipal y como sociedad en la lucha contra la violencia machista y la concienciación social en materia de igualdad. Y denunciamos por ello esta estrategia sistemática. Se parapete en las siglas de Vox, de Navarra Suma, de UPN o de PP, no vamos a tolerar que la ultraderecha ataque los derechos y libertades de las mujeres, ya se disfrace de paternalismo autoritario, de puritanismo, de llamada de «un ciudadano normal» o de discurso hueco y desvirtuado que niega la desigualdad estructural. Es necesario y urgente desenmascarar este afán de involución inspirado por el ascenso de la ultraderecha en todo el estado y aplicar un cordón sanitario ante quienes defienden discursos abiertamente negacionistas de la violencia de género y de la desigualdad. Porque nos jugamos mucho.

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