Mikel Etxarte Azkarate
miembro de Aliente, NEE-TEN y Coordinadora Haize Berriak

Navarra y su modelo eléctrico: ¿otra oportunidad perdida?

Aliente defiende que el modelo eléctrico mayoritario debe ser distribuido. Y debe planificarse. Y debe planificarse bien.

Hoy ya es asumido que el futuro de la generación eléctrica pasa por las energías renovables. El cambio climático ha puesto en el mismo rumbo a la ciencia y a la clase política, más de medio siglo después. También hay otro hito compartido, la urgencia, tras más de medio siglo perdido. Ha ayudado a este paso el lento pero continuo descenso en nuestras reservas fósiles, habiendo llegado ya al «pic» de todas ellas excepto el gas natural, que previsiblemente lo hará en breve. El recurso fósil se agota y las empresas energéticas se han visto obligadas a reinventarse hacia un futuro renovable en un planeta de recursos finitos.

Y, en esta oportunidad hacia la descarbonización de la generación eléctrica, se está dando en Navarra, y en toda España, una dialéctica de modelos. El modelo centralizado y el modelo distribuido de generación eléctrica.

El modelo centralizado sigue el mismo modelo eléctrico actual, centralizado en grandes parques generadores de electricidad (como lo venían haciendo las centrales térmicas o nucleares) y distribuidas a través de subestaciones y tendidos de alta tensión hasta las lejanas zonas de consumo. Un cambio de tecnologías, pero estas últimas ubicadas en el medio natural y rural. Un mismo mercado con las mismas reglas favorables a las multinacionales, que así siguen controlando el mercado eléctrico.

El modelo distribuido supone un cambio de modelo de generación eléctrica, acercando la producción a los lugares de consumo, creando miles de nuevas infraestructuras de tamaño adecuado a las necesidades de consumo, utilizando los recursos renovables existentes. Prescinde de la intensividad del transporte eléctrico de la alta tensión y se ubican fuera del medio natural. Son las instalaciones de autoconsumo o comunidades energéticas, que implican y conciencian a la ciudadanía. Es el modelo que defiende y promueve nuestra organización, también en Navarra, Alianza Energía y Territorio (Aliente).

Este modelo distribuido implica muchas más ventajas para el territorio, principalmente para el medio rural y natural, del que procedemos la mayor parte de integrantes de esta Alianza.

En el modelo centralizado (los megaparques eólicos y solares) las multinacionales y fondos de inversión se apoderan de los recursos de nuestras zonas rurales que asientan nuestra población. Ocupan suelos agrícolas, pastos y espacios forestales. El sector primario de nuestros pueblos, uno de los principales fijadores de población, pierde recurso. Las actividades lúdico recreativas, que hacen que aún las personas vuelvan a sus pueblos, pierden valor en un paisaje rural industrializado o se ven restringidas, como es el caso de la caza. El ocio ligado al paisaje, como el vitivinícola, pierde atractivo. Y las personas nuevas, las que vienen buscando tranquilidad, salud y la belleza rural, buscan otros pueblos. Los estudios realizados desde Cataluña, Aragón o Comunidad Valenciana lo corroboran. No existe causa-efecto en la despoblación (que es multifactorial), pero estas infraestructuras lo acrecentan. Es pura lógica. Además, estos pueblos no se benefician de una electricidad barata. Será el caso de SACYR en el norte de Pamplona, en valles como el de Esteribar. Dejará una jugosa cantidad de ICIO en el Ayuntamiento, tal vez para construir un polideportivo en Olloki o Zubiri del tamaño de valles más ricos. No traerá escuelas ni médicos, pero sí unos pueblos industrializados que harán que Ilurdoz y otros pueblos pierdan el atractivo natural y los usos recreativos que a duras penas conseguían mantener o atraer población.

Nuestro modelo, en cambio, no tiene ninguno de esos efectos. Más bien al contrario. Implementa una electricidad barata, y una vez hecha la inversión, casi gratuita. Ése sí que puede ser un buen gancho para que las pequeñas industrias que aún perduran en nuestros pueblos tengan un atractivo, su bajo coste eléctrico. Y poder atraer a otras que verdaderamente tengan valor añadido en nuestro medio rural, a través de un coste eléctrico casi nulo. Porque también existen estudios rigurosos de los puestos de trabajo que generan los megaparques y su modelo eléctrico una vez realizada la inversión, prácticamente nulo.

Y nuestro modelo pone a trabajar a pyme y autónomos, primero en la obra y después en los mantenimientos, pudiendo asentar con más facilidad a la población rural. Y con ella sus servicios.

Además nuestro modelo trae la soberanía energética eléctrica, es decir, que esté en manos de las personas, industrias y administraciones públicas. El modelo centralizado no genera esa soberanía, ya que los recursos están en manos de multinacionales eléctricas, casi todas ellas de capital extranjero, con lo que se podría hablar más de colonialismo energético que de soberanía. Ellas regulan el mercado, ellas regulan el precio. Y el precio es previsible. Las multinacionales ya tienen en sus horizontes marcada la senda de los beneficios, por cierto, mil millonarios. Y en una sociedad donde se supone, según las planificaciones energéticas, que tenderemos a la reducción del consumo y la eficiencia, una parte de la sociedad con modelo distribuido y no cliente de ellas, aumentar los beneficios sólo se consigue con el precio final. Y lo hemos visto. Bajar los impuestos es margen para crecer los beneficios. Las generación por renovables es más barata y el aumento del kwh es lo que les llevará a esos beneficios desorbitados que ya han planificado. Y el mercado, y los que apuestan porque ese modelo sea el mayoritario como este Gobierno de Navarra, rehenes del mismo.

PSN y los socialverdes de Geroa Bai quieren perpetuar este modelo. ¿Estaremos a tiempo de cambiarlo?. Hoy por hoy, con las ayudas públicas y los precios del mercado eléctrico, estas multinacionales han conseguido bajar los retornos de inversión a 3 años. Nuestro modelo distribuido, con las ayudas actuales, difícilmente baja de los 8-10 años. Y no hablemos del retorno de inversión para la energía térmica distribuida, en muchos casos superior a los 15 años.

PSN y los socialverdes de Geroa Bai ni siquiera han planificado qué porcentaje de energía distribuida vamos a tener en el Horizonte 2030, ni cuantificado cuánto peso tendrá en el mix eléctrico (por ínfimo). Su apuesta es la otra.

Aliente defiende que el modelo eléctrico mayoritario debe ser distribuido. Y debe planificarse. Y debe planificarse bien. En primer lugar, porque la planificación eléctrica de Navarra Horizonte 2030 (ni la de ningún lugar del Estado) ni planifica ni ordena de forma vinculante la generación eléctrica. Estima producción necesaria, pero cuando el modelo centralizado de megaparques la multiplica por 2, por 3 y hasta por 10, no las limita. Les deja hacer. Tampoco ordena el territorio navarro para minimizar los impactos tan graves que tienen en el medio natural ubicándolos en zonas menos sensibles. En este caso, también les deja hacer. La única restricción es que no se encuentren dentro de RENA, cuando hay espacios naturales sin protección ambiental estricta que tienen un gran valor natural, paisajístico o patrimonial.

Por eso es necesaria una moratoria a los megaparques hasta que no estén planificados y ordenados en el territorio en base a necesidades energéticas reales y en su justa medida.

El modelo que defiende Aliente, el modelo que protege a nuestros pueblos, también es el modelo que recientemente defiende la SEO junto con el mundo científico (CSIC) y cómo no, la Fundación Renovables (engloba a empresas que se dedican a la generación eléctrica distribuida). También algunas organizaciones ecologistas, agrarias y, en general, las que desarrollan su labor en el medio rural.

Y desde Aliente creemos que estamos a tiempo. Que podemos imitar a países como Alemania, donde la energía renovable eléctrica está mayoritariamente en manos de las personas, las industrias del territorio y de las administraciones públicas. Por qué no. Aquí también es viable. Y para eso hace falta moratoria ante la ingente cantidad de proyectos que inundan el territorio. Planificar y ordenar, y mientras tanto, empujar y acelerar los proyectos de autoconsumo y comunidades energéticas.

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