¿«Osakidetza Berria», o la culminación del plan «Osasuna Zainduz» de 1991?
Uno de los objetivos de nuestro consejero de Salud es realizar «una remodelación del modelo asistencial que ponga fin a la división histórica entre niveles asistenciales...». Se refiere al problema de la coordinación entre el nivel asistencial de Atención Primaria (AP) y el nivel hospitalario. El resultado dependerá de si esa remodelación se basa en la salud integral o si continúa en la salud enfermiza.
Precisamente, nuestra especialidad, medicina de familia, fue creada para coordinar a los especialistas en salud (AP) con los especialistas en enfermedades (hospital), y para desarrollar un modelo sanitario centrado en la salud integral. La salud integral considera a la persona en su integralidad bio-psico-social-espiritual, tiene en cuenta todos los determinantes de la salud, incluyendo, por supuesto, la enfermedad, y se centra en la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud. En este modelo de salud integral, la coordinación con el hospital permite gestionar las necesidades de los pacientes con enfermedades que no pueden ser resueltas en el nivel de APS.
Contrariamente, la salud enfermiza, concepto vigente hasta mediados del siglo XX, es la salud entendida como ausencia de enfermedad. Así, si cada especialista en su parcela o trozo de cuerpo que le corresponde da el ok, se considerará que la persona está sana, y si el paciente persiste en las quejas, será incluido en el campo estigmatizador de la somatización. Este modelo basado en la salud enfermiza se inició con el plan de salud Osasuna Zainduz de 1991 y continuó con la creación de las Organizaciones Sanitarias Integradas (OSI) a finales del 2010. Este plan y su desarrollo posterior pusieron el buque insignia rumbo a la salud enfermiza e inició la privatización de Osakidetza.
En un sistema sanitario centrado en la enfermedad sobran los especialistas en salud, por lo que los médicos de familia fuimos reconvertidos en meros facilitadores al servicio de los especialistas en enfermedades. Es decir, se trata más de una relación de subordinación que de una coordinación entre niveles asistenciales. Así, comenzó el maltrato sistemático sufrido por los médicos de familia, sobre todo por los sustitutos, que ya denuncié en NAIZ el 17/01/2024, y que dio lugar a la fuga de médicos de familia. La falta actual de médicos no es entendible sin tener en cuenta este problema de la fuga de médicos. ¿Cuántos cientos de médicos de familia formados en la CAV desde el año 2000 no trabajan en los centros de salud de Osakidetza?
Al plan Osasuna Zainduz y a la posterior creación de las OSI, le siguió el periodo poscovid, conocido como el periodo de «la nueva cultura sanitaria», la de «consultorios sin médicos», y todo parece indicar que el nuevo pacto de salud culminará el proceso iniciado en 1991. ¿De qué otro modo se puede interpretar, que este mismo año el médico Mikel Álvarez, con larga trayectoria en la gestión de Osakidetza, vinculado al PNV y miembro de la corporación del Grupo Mondragón, escribiera en GARA (25-03-2024) «no es cierto que yo haya afirmado que no hay que incrementar recursos en atención primaria, pero es cierto que afirmo que el recurso médico no es ahora mismo el más imprescindible?»; o la petición de nuestro lehendakari, señor Pradales, para que los médicos que trabajen en Atención Primaria durante el periodo estival no tengan que ser especialistas en salud. ¿Os imagináis a un médico no especialista trabajando en el hospital? Y como colofón, ¿cómo se interpreta que una de cada cinco plazas de la OPE de estabilización de médicos de familia no tenga asignado un cupo propio, imposibilitando así la atención de los pacientes a lo largo de los años por el mismo médico de familia?
En los centros de salud de AP se distinguen dos tipos de consultas. Las primeras, provocadas por un síntoma, enfermedad, o necesidad que no puede esperar, y que deben de ser atendidas en el día; estas consultas son similares a las consultas rápidas de unos diez minutos de los PAC, urgencias extrahospitalarias. Las segundas son las consultas centradas en la salud. Estas incorporan a la consulta a la persona integral bio-psico-social con todos sus determinantes de la salud, y son las que aportan la S de salud a las consultas de AP. Estas consultas requieren mucho trabajo de escucha, explicación, negociación... para realizar diagnósticos integrales y precisos, para promocionar hábitos de vida saludable, para ayudar a adaptarse a la enfermedad, para empoderar... Precisan de consultas presenciales y con tiempo suficiente, sin prisas. Sin embargo, para nuestros gestores o solo existen las consultas presenciales exprés de diez minutos o las consultas telefónicas o las consultas sin médicos. Así, impiden vía hechos cualquier posibilidad de desarrollar una consulta basada en la salud integral.
Todo apunta a que «su refuerzo» de la AP y su plan Osakidetza "Berria" consiste en la culminación del plan iniciado con Osasuna Zainduz en 1991: una Osakidetza centrada en la enfermedad y en los hospitales. Pretenden que creamos que la incorporación a la AP de servicios sociales, psicólogas, fisioterapeutas, ópticas... dota a la AP de una visión integral y holística. Nada más lejos de la realidad. Estas incorporaciones son imprescindibles en AP y deben ser gestionadas desde la visión integral y holística de la persona y la salud que aporta la medicina de familia. La salud integral no es ni un sumatorio de actividades ni un mercado de enfermedades a la carta.
El aumento de enfermedades crónicas, discapacidad... debido a la mayor longevidad, hacen imprescindible un modelo centrado en la Salud Integral, con los recursos necesarios para la prevención, la promoción y el empoderamiento de la ciudadanía. La remodelación del modelo asistencial se puede realizar desde una AP basada, o bien en la salud integral, o bien en la salud enfermiza; desde la salud como derecho o la enfermedad como negocio.
¿Dónde se sitúa Osakidetza Berria?