Angel Abalde Calparsoro
Miembro de la Promotora, en Gipuzkoa, de la Iniciativa Legislativa a favor de una Renta Básica

¿Pagamos muchos impuestos?

los impuestos no deben considerarse una carga, sino una inversión destinada a configurar una sociedad distinta; más justa, más igualitaria, más solidaria

Cada ocasión en que se propone una mejora  de los servicios públicos, o se habla de mejorar o implementar unos nuevos, es imposible no escuchar o leer un soniquete que me perturba.

«Nos crujen a impuestos». «Siempre pagamos los mismos». «Muchos impuestos son confiscatorios». «Esto es inaguantable».

Y con mi probada ingenuidad, me pregunto: ¿qué están demandando estas voces? Me refiero obviamente a toda la pléyade de sectores anti-impuestos, y a los medios que los alientan y  apoyan.

¿Estarán acaso reclamando que aquellas personas o empresas que eluden los impuestos y evaden sus fortunas? ¿O que pagan ínfimas cantidades, a pesar de sus fabulosos beneficios, realmente aporten aquello que les corresponde?

¿O acaso están pensando en que -excluidos ellos- gentes de otros lugares, de otros países, o de otras galaxias, deben financiar las arcas publicas? ¿Acaso piensan en una nueva conquista de espacios ajenos para apropiarnos de su riquezas, al estilo de «La evangelización de las Américas»?

Algunos supongo que no, aunque escuchando a Abascal, Casado, Garamendi y similares, bien pudiera ser.

A estos voceros del «sálvese quien pueda», les importa poco quién NO paga los impuestos. Y mucho menos aquellos que trampean para eludirlos. Simplemente están propagando su voluntad de que lo público se desmantele para dar paso a lo privado; están demandando el adelgazamiento, cuando no la eliminación de los servicios públicos, y lo que ello significa de solidaridad y redistribución de la riqueza.

Porque, son muy conscientes de que si los servicios públicos son de todas las personas, a todas corresponde sufragarlos. Y frente a esto, ellos prefieren: ningún impuesto, cero servicios públicos, y si alguien necesita tonterías como educación, sanidad o servicios a la dependencia… que acuda a la oferta privada, donde algunas de estas «victimas de Hacienda» hacen suculentos negocios.

Lamentablemente una parte sustancial de la izquierda se muestra timorata ante esta cuestión.

En parte porque piensa que una parte de la población, que se muestra contraria a los impuestos, puede tener sus motivos derivados del enfado de ver como quienes más tienen son quienes menos aportan. Y que, además, se legisla de manera que esa ignominia se convierta en doctrina legal.

Y, en parte, porque presa del electoralismo mas ramplón, suprime o difumina aquellas cuestiones que pueden incomodar a las y los votantes.

El Estado necesita recursos. Y estos solo pueden provenir, en proporción a sus posibilidades, de quienes somos la ciudadanía de ese Estado. Sostenerlo es una obligación solidaria. Y cuanto mejor y más amplios sean los servicios públicos de ese Estado, más recursos serán necesarios.

Los impuestos, que son una forma del sostenimiento económico del Estado, son a su vez, un eficaz instrumento para la redistribución solidaria de la riqueza. Y por tanto debiera ser una tarea más de la izquierda, el defender la ética de la contribución tributaria. Porque los impuestos no deben considerarse una carga, sino una inversión destinada a configurar una sociedad distinta; más justa, más igualitaria, más solidaria.

Eso si, mediante la radical reforma de la injusta fiscalidad vigente. Con un combate firme contra la elusión y el fraude fiscal. Diseñando un sistema diferente que haga contribuir más, y de forma progresiva, a quien más tiene.

La instauración de una Renta Básica Incondicional, objetivo al que está destinada la Iniciativa Legislativa Popular que se ha puesto en marcha en la Comunidad Autónoma Vasca,  seria uno de los nuevos servicios públicos factibles, producto de esa reforma fiscal que busca una mejor redistribución de la riqueza

Y su financiación es muy posible. Exige una Reforma fiscal profunda; una reforma que considere todas aquellas actividades con que se obtienen beneficios. Sean estos empresariales, financieras, de actividades deportivas o culturales.

Más y mejores impuestos, SI.

Más estado social, TAMBIEN.

En este horizonte, con la eliminación de la pobreza y con una mayor igualdad, quien verdaderamente gana es el conjunto de la sociedad.

Angel Abalde Calparsoro
Miembro de la Promotora, en Gipuzkoa, de la Iniciativa Legislativa a favor de una Renta Básica

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