Alfredo Ozaeta

Películas

Muy a menudo utilizamos el término «películas» para definir o referirnos a los cuentos o historias que nos quieren contar o pretenden que nos creamos sin nada que ver con lo sucedido o con la propia realidad.

El cine como talento e inspiración es algo maravilloso donde genios y mentes brillantes son capaces de transportarnos a través de la imaginación o de la reproducción de tiempos pasados a lugares y épocas desconocidas e inimaginables para una gran mayoría.

También para llevar a las pantallas obras literarias o tramas escritas, que nos ofrecen además del placer de su lectura su visualización en imágenes, contagiándonos de las emociones y sentimientos que las vidas, desaventuras o triunfos que los protagonistas recrean en sus interpretaciones. E incluso logrando en muchos casos implicarnos en sus decisiones y desenlaces haciéndonos partícipes de sus penas o alegrías

A pesar de que el celuloide que lo convirtió en un arte y que tan buenos recuerdos nos trae a los que ya tenemos cierta edad, se ha visto sustituido por la digitalización y tecnologías capaces de convertir lo virtual en real o lo falso en verdadero, mutilando en muchos casos la imaginación e incluso la propia creatividad, no hay duda de que continúa siendo una vía de entretenimiento, al menos para algunos. Y algo consustancial en la inversión del tiempo de ocio y relax disponible, aunque para muchos solo sea a través de la pequeña pantalla.

Los géneros cinematográficos han dado lugar a diferentes tipos de películas que pueden ir desde; acción, aventura, comedia, fantasía, musical, documentales, ciencia ficción, histórico, drama, etc., y desde hace ya tiempo los entendidos han incorporado el epíteto de basura para definir algunas producciones que, por su nefasta realización, sus tóxicas narrativas, falta de rigor, mediocridad creativa y nulo mérito artístico o de contenidos, lo consideran producto de libelos y exento totalmente de algún tipo de valor o utilidad, excepto el de propaganda interesada en el formateo de estados de opinión.

Y últimamente, no se sabe muy bien si por el auge de las series o el éxito de la ficción llevada la pantalla, se ha dado por producir o reproducir episodios de acontecimientos, conocidos en muchos casos, que más que de entretenimiento, memorialistas o esclarecedores e ilustrativos, son productos de adoctrinamiento en un tipo de pensamiento o narrativa interesada. Suelen contar con mecenazgo institucional a través de promoción y recursos, públicos por supuesto, por medio de subvenciones, plataformas, o sociedades de los mass media o audiovisuales.

En el caso de las relacionadas con la reciente historia de nuestro país y acontecimientos relativos al conflicto y confrontación armada, felizmente superada en su componente más violento, se observa un sesgo o intencionalidad clara en sus guiones y realización como aportación a la construcción del parcial relato oficial.

Persisten en la dicotomía de «buenos o malos» o «vencedores y vencidos», sin más mensaje didáctico-pedagógico de la necesidad del respeto a todos los derechos, que la de mantener una versión unidireccional a la par que tergiversada y con premeditado encubrimiento y negación de todo aquello que no favorezca su falseada versión. Hasta el punto de banalizar incluso con las propias víctimas y sufrimiento causado.

Se olvidan de que el conocimiento objetivo, veraz y riguroso de la historia es lo que nos ayuda a entender y comprender los distintos episodios y acontecimientos que nos han llevado hasta donde y como estamos.

Lo contrario, su manipulación e intento de construir una falsa narrativa que no recoja los principios de verdad, justicia y reparación como antídoto a su no repetición, lo acota a algo visto por repetido y, por tanto, de escaso interés.

Ley de secretos oficiales aparte, como censura oficial para el conocimiento y esclarecimiento de muchos capítulos de nuestro reciente relato, también pudieran realizarse filmes o documentales de acontecimientos relevantes como por ejemplo, entre otras muchas: las negociaciones secretas y dádivas ofrecidas a los diferentes agentes políticos y sindicales, supuestamente democráticos, para imponer una falsa transición y un trágala al fascismo golpista, la creación desde los poderes del estado de las diferentes tramas terroristas, Triple A, BVA, GAL, etc.

O por qué no, la reproducción de los distintos métodos de represión y tortura empleados contra la disidencia y su cultura, especialmente contra la vasca, para la obtención de réditos políticos y testimonios sin importar que fueran falsos y costaran años de cárcel a miles de personas inocentes. Por no hablar de la utilización de lo que llaman fondos reservados, qué eufemismo para hablar de un dinero que es de todos, en el pago a mercenarios, informadores, y delincuentes en el poder para sufragar a la par que ocultar sus vicios y correrías. Algo considerado como síntoma de corrupción sistémica en democracias fallidas o incompletas.

Son películas con interés general que quisiéremos ver, no las de autocomplacencia, propaganda y loas a la impunidad ante el abuso y transgresión de derechos. Estas ya las hemos visto desgraciadamente en incontables ocasiones. Son del género ilusionista del estilo de: «sin violencia todo es posible», «la condena de la violencia venga de donde venga», «todos somos iguales ante la ley», «todas las víctimas merecen los mismos derechos y respeto», «en democracia cabe la libre determinación de los pueblos», y otras similares que nos han contado e intentan seguir haciéndolo.


Podéis enviarnos vuestros artículos o cartas vía email a la dirección iritzia@gara.net en formato Word u otro formato editable. En el escrito deberán constar el nombre, dos apellidos y DNI de la persona firmante. Los artículos y cartas se publicarán con el nombre y los apellidos de la persona firmante. Si firma en nombre de un colectivo, constará bajo su nombre y apellidos. NAIZ no se hace cargo de las opiniones publicadas en la sección de opinión.

Buscar