Mikel Noval
Miembro de la Ejecutiva de ELA

Petronor e impuestos: pagar entre poco y nada

A quienes se niegan a aumentar los impuestos a las empresas les pediríamos menos hipocresía, especialmente en la coyuntura actual, y que, por favor, digan la verdad. ¿Les parece bien que Petronor no pague impuestos a pesar de obtener beneficios millonarios? Pues que lo defiendan así, y punto.

Ignacio Zubiri (catedrático de Economía de la UPV) es una de las personas que mejor conoce la fiscalidad vasca, y suele decir que «las empresas pagan entre poco y nada». Puede haber quien piense, con buena voluntad, que es una exageración, teniendo en cuenta que día sí y día también vemos amigables imágenes de nuestros gobernantes junto a directivos de empresas, o visitas de esos mismos gobernantes a todo tipo de empresas. Vemos también homenajes, premios y todo tipo de festejos que muestran realmente qué intereses defienden quienes nos gobiernan.

Petronor es un ejemplo paradigmático. Nos dicen que Petronor es el mayor contribuyente a la Hacienda Foral de Bizkaia. El lehendakari Urkullu, acompañado de la consejera de Industria, Arantxa Tapia, visitó sus instalaciones el 16 de junio de 2020. Apenas unos días después Unai Rementeria, diputado general de Bizkaia, presentó, junto al presidente de Petronor, sus proyectos comunes. Como se puede comprobar, existe un gran entendimiento público-privado.

En septiembre de este año, han afirmado que en el último año «la actividad de Petronor ha generado unos ingresos de 770 millones de euros a las Haciendas vascas, y así se repite en los medios de comunicación. Pero, ¿qué hay de verdad en eso? Pues como dice Ignacio Zubiri, entre poco y nada.

La cuenta de resultados de Petronor nos ofrece los siguientes datos: en 2019 obtuvo unos beneficios de 135 millones de euros antes del pago del Impuesto sobre Sociedades; el pago del impuesto sobre Sociedades fue cero euros. No solo no pagó Impuesto, sino que cobró siete millones. Su beneficio tras pagar Impuesto de Sociedades fue de 142 millones de euros. No es una errata. Esta situación no es fácilmente comprensible, y se debe a que la normativa da todo tipo de ventajas a las grandes empresas para que lleven a cabo un ejercicio de ingeniería fiscal impropio de una sociedad democrática: pagó por impuestos locales 14 millones de euros y percibió más de 38 millones en subvenciones públicas.

Como se ve, lejos del discurso propagandístico, la realidad es que Petronor gana dinero (en este caso, siete millones) con el Impuesto de Sociedades, a pesar de tener unos beneficios de 135 millones. Y las instituciones pagan a Petronor mucho más dinero (38 millones) del que la empresa paga por impuestos (esos raquíticos 14 millones de tributos locales).

Cuando nos hablan de la aportación que realiza Petronor puede que se refieran al IRPF que pagan los trabajadores y trabajadoras de esa empresa. Esos impuestos no los paga la empresa, los pagan esos trabajadores y trabajadoras. Y también puede ser que se sumen los impuestos que las haciendas recaudan a través del Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos o el IVA. Esos impuestos tampoco los paga la empresa. Los pagamos cada vez que echamos carburante en nuestros vehículos. Podríamos decir, por tanto, que Petronor paga entre poco y nada. Se cumple la frase del profesor Zubiri.

Nos preguntamos si Urkullu o Rementeria, o quienes dan protagonismo a esa noticia, saben que eso es así. Cuesta creer que no lo sepan, y además sería bastante grave. Aunque tan grave es que conociendo la realidad se colabore para lavar la cara de empresas que demuestran en la práctica un nulo compromiso con el bienestar social.

Otra de las conclusiones es que existe un margen enorme para aumentar los impuestos que pagan las empresas por sus beneficios, en especial las grandes corporaciones que obtienen decenas o cientos de millones de beneficios. Es evidente que Petronor podría, y debería, pagar impuestos, pero no los paga porque la normativa así se lo permite. Y la normativa la hacen los mismos que salen en esas fotos con los directivos de Petronor. Existe, por tanto, una connivencia entre el poder político y el poder empresarial para que Petronor (y otras empresas) no pague impuestos por sus beneficios.

A quienes se niegan a aumentar los impuestos a las empresas les pediríamos menos hipocresía, especialmente en la coyuntura actual, y que, por favor, digan la verdad. ¿Les parece bien que Petronor no pague impuestos a pesar de obtener beneficios millonarios? Pues que lo defiendan así, y punto. Y que abandonen el discurso de que no es momento de subir impuestos a los beneficios de las empresas, o a los patrimonios, o al capital, o a las rentas altas... No es cuestión de momentos; para nuestros gobernantes, nunca es conveniente que la gente más pudiente se rasque (aunque sea un poco) el bolsillo.

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