Procesos de Verdad. Memoria y Justicia en México. La situación actual y los cambios que se requieren. Una propuesta desde la colectividad
Investigar y analizar sobre los hechos históricos y políticos de nuestro pasado es una forma de procurar y garantizar de que no se vuelvan a repetir errores y episodios de injusticia, en el que muchos de nosotros y nosotras fuimos víctimas directas e indirectas de persecución, secuestro, tortura, cárcel, asesinato y por ende la pérdida de muchos de nuestros familiares, amigos y camaradas en años de inquietud y sueños revolucionarios por un mundo más justo para todos y todas.
Se trata en primer lugar de hacer una revisión exhaustiva de lo que ha pasado, del porqué y cómo ocurrieron los hechos, recuperar la memoria histórica de nuestros pueblos, de nuestro país y qué mejor hacerlo con los protagonistas de esa historia.
Escuchar a los sobrevivientes, a las víctimas y familiares, a quiénes aún pueden hablar en primera persona sobre todo lo ocurrido es importante y necesario para recuperar la memoria colectiva y reconstruir el registro de lo ocurrido.
Lo que se consiga investigar, recuperar, registrar es una parte importante y es un gran comienzo, pero no debemos olvidar otros objetivos importantes al plantearse todo este trabajo de un gran equipo profesional y humano.
La investigación de los hechos deberá ser siempre contando con los aún sobrevivientes de aquella época, quienes lo vivieron en primera persona.
En cada entrevista es importante que tomemos en cuenta cuáles son los objetivos de cada uno de los que ofrecen y comparten sus testimonios, ya que no es uno, sino varios los objetivos de quienes quieren hablar y compartir.
La política de gobierno, las Instituciones, plataforma comisionadas y ahora responsables, pueden tener claro que su objetivo principal es la construcción de la Memoria Histórica, registrar hechos históricos, dar un espacio, voz y reconocimiento de víctimas y la reparación de daño a quienes vivimos esta larga lista de vulneración de derechos y de ser posible poner nombre y apellido a autores y responsables.
Sin embargo, entre las mismas víctimas también hay otros objetivos y no menos importantes, además de considerar los objetivos anteriores.
Entre los testimonios obtenidos en diferentes encuentros y entrevistas que he podido tener, tanto en el Doctorado de Psicología Social como en el momento de escribir mi libro "México 77 Testimonios de Tortura", como en jornadas y encuentros en el País Vasco sobre tortura, presos políticos de diferentes países, he podido rescatar algunos otros objetivos:
1. Dar a conocer no solo el contexto social y político que vivimos en aquella época, sino también quiénes lideraban algunos movimientos, nuestros objetivos, estatutos de partido, nuestra reivindicación social y política.
2. Dejar testimonio de que en México existió la represión política; el acoso y persecución policial, secuestro, diferentes tipos de tortura física y psicológica (violación, toques eléctricos, obligar a presenciar y escuchar tormentos ocasionados por la tortura de hermanos, familiares, camaradas, amigos, etc.).
Así como condenas y encierros clandestinos, presos políticos en cárceles, Campo Militar No. 1 y casas y campos de tortura (Brigada Blanca).
3. Reconocer, reprochar la impunidad total ante esos hechos, no hubo culpables, no se buscaron responsables, no se responsabilizó a nadie, simplemente era como cientos de estudiantes, campesinos, trabajadores, maestros, intelectuales, artistas, escritores y cualquier simpatizante que de una u otra manera ha sido víctima, no hubiese existido, es como que durante décadas se negaron los hechos, no existimos, no existió la tortura, no existieron culpables ni responsables.
Hoy vemos la oportunidad de que esa parte de la historia no se borre y se conozcan nombres, apellidos, cargos y responsables.
4. Hablar en nombre de los que no pueden ya hablar porque fueron sometidos a torturas para posteriormente asesinarlos metiendo sus cuerpos en hornos crematorios, tirando sus cuerpos desde un helicóptero al fondo del mar con piedras y cadenas para que sus cuerpos desaparecieran en el fondo del mar, o bien tirando sus cuerpos en el pozo Meléndez entre Taxco e Iguala Guerrero según nos enterábamos poco a poco, además de casas de tortura situadas en diferentes partes de la capital y otros Estados, incluida la Posada del Sol donde además de asesinar estudiantes el Negro Durazo practicaba rituales de tortura a muchos jóvenes de aquel entonces.
5. Tener el reconocimiento de lucha y reivindicación revolucionaria, con objetivos claros y precisos, no fuimos jóvenes delincuentes y alborotadores como se nos señaló en aquel entonces, éramos jóvenes estudiantes, intelectuales y artistas con sueños revolucionarios implicados en un proceso de lucha social y política.
6. Tener espacios para compartir nuestra experiencia y nuestra historia, registrar testimonios para conocimiento, análisis y uso de prevención de más violencia, como fin principal de erradicar tortura y cualquier tipo de represión política, policial, militar.
7. Tener apoyos sociosanitarios, médicos, psicológicos a todas las secuelas psicológicas y físicas de quienes fuimos víctimas directa e indirectamente.
8. Reparación del daño. Imposible borrar muerte y tortura, imposible revivir a nuestros compañeros desaparecidos, pero sí reparar el daño físico y moral a sus familiares y no solamente con un «perdón» o una disculpa, sino con el reconocimiento de víctimas y el señalamiento de autores y responsables de estos hechos, además de apoyos económicos para que no sigan viviendo sus enfermedades y muertes dentro de la total miseria y precariedad.
9. Demanda colectiva ante la ONU
Somos muchos los que aún podemos dar fe y demostrar lo ocurrido, muchos testigos directos e indirectos, muchas víctimas quienes podemos hablar y firmar en primera persona. Este objetivo es importante dentro de nuestra historia.
10. Que todo lo investigado no quede en el olvido ni sea solamente ocasional, sino que se aprovechen todos los testimonios, escriba sobre ello y se dé a conocer a las nuevas y futuras generaciones, que nuestros hijos y nietos y quienes le sigan conozcan no solo los episodios de secuestro, cárcel y tortura, sino de todos nuestros sueños revolucionarios, nuestro trabajo, nuestro compromiso y nuestra reivindicación por la que fuimos detenidos y asesinados.
11. Garantías de que no vamos a tener ningún tipo de represión política, policial y/o militar por dar nuestros propios testimonios, queremos la seguridad propia y de nuestras familias.
Estos son algunos de los objetivos que resumen nuestro pensar y sentir a la hora de dar nuestros testimonios, a la vez que nuestra esperanza de ser escuchados con el respeto que nos merecemos, confiando también en que sabrán aprovechar de la mejor manera y harán un buen uso de todo lo que se vaya registrando y analizando, a fin de erradicar cualquier tipo de violencia y vulneración de derechos hacia los ciudadanos.
Un saludo fraternal a todos los camaradas y a sus familiares y mi reconocimiento al trabajo profesional y multidisciplinario de quienes están implicados y trabajando de forma respetuosa y comprometida en el trabajo de memoria colectiva y justicia para quienes vivimos represión política de la Guerra Sucia en México, quedando a disposición en lo que pueda ser útil en esta búsqueda de justicia.