La política que está dibujando el Gobierno central no es una anécdota circunscrita a los sucesos de Catalunya, el inicio de la misma se puede situar en tiempos de la LOAPA 30 de julio 1982, con la excusa del montaje del 23 F, unido a lo que acontecía en Euskal Herria. El Estado español siempre ha mirado de forma acomplejada la estructura centralista de Francia. La creación de Ciudadanos, a escala peninsular, propiciada por los grandes poderes financieros que desean que el Estado sea una imagen del francés, no en lo social, en cambio como organización política, este modelo es el que se está construyendo.

El motivo es de lo más razonable para defender sus intereses. Catalunya tiene una población demasiado escorada a un centro izquierda renovador, que plantea una mayor corresponsabilidad ciudadana en la toma de decisiones, algo que estos lobbies económicos le tienen un pánico ancestral. El resto peninsular está escorado en un centro derecha muy vetusto ideológicamente con ínfulas de un pasado esplendoroso, que navega en una ideología que se sitúa en el S. XIX, con la consolidación de los Estados Naciones europeos, pensados para ejercer su imperialismo para que perdurase hasta el infinito. Ciudadanos es y será el que impelerá al PP, a recorrer el camino hacia una centralización, y a un desmantelamiento de todo lo comunitario, con la excusa de la bajada de impuestos. La derrota en Catalunya en la construcción de su Estado, que es del todo imprescindible para no caer en un declive a corto plazo, que dentro de muy poco habrán noticias de recortes sociales de envergadura, con el pretexto de lo acontecido en el Principat, que como chivo expiatorio funcionará a las mil maravillas para los amantes de los pasados gloriosos.

La intervención económica en Catalunya, no es ninguna anécdota a pie de página, perdurará con el 155, más o menos visible según se comporten los políticos en el Principat. La intervención de la economía que miran hasta los precios de las entradas de los teatros, para hundir todo lo que huela a cultura, como lo relacionado a lo social, por parte de Madrid va en serio, y la Generalitat que siempre ha sido una repartidora de sueldos para poder realizar muy poca política, es posible que ni tan siquiera sea una expendeduría de prebendas a medio plazo. Solo se podrá evitar este proyecto que ya está en marcha para todos sin excepciones, así que los más listos de la clase, ya se pueden ir preparando por que las promesas se diluirán en el éter.

Sólo la masa independentista, arropada por políticos que no sean pusilánimes, podrá intentar neutralizar la enorme desgracia que se nos viene encima, y no sólo para Catalunya.