Recordando la matanza de Roboski
Hace 3 años, el Gobierno de Turquía perpetró una matanza más en Roboski, un pueblo kurdo que se encuentra en la frontera entre Turquía e Irak.
Hoy en día, Kurdistan se encuentra dividido entre Turquía, Irak, Iran y Siria. A principios del siglo XX, gracias a los tratados de Sykes-Pikot y Lausana, se trazaron estas fronteras que dividen pueblos y familias. Roboski (Uludere en turco), es un pueblo montañoso que se encuentra en Turquía muy cerca de la frontera con Irak. En esta zona, un mojón cada 5 kilómetros marca sobre el terreno la frontera que divide Turquía e Irak, la misma que aparece como una línea continua los mapas. La presencia atosigante de fuerzas policiales y militares indican que la frontera está cerca, además de ser indicativa de la presencia de la guerrilla kurda en la zona.
Los pueblos y familias de un lado y otro de la frontera se han relacionado durante siglos por encima de las fronteras que aparecen en los mapas, cruzan los montes transportando mercancias de un lado a otro (té, tabaco, gasolina…). Cuando se interpone una frontera, esta actividad se denomina contrabando, y gracias a él, muchos jóvenes de Roboski se ganan un dinero con el que sus familias sobreviven.
El 28 de Diciembre de 2011, el ejército de Turquía detuvo en el monte a un grupo de 37 jóvenes que regresaban a Roboski desde Irak. Para cuando quisieron darse cuenta, aviones F-16 del ejército turco arrojaron sobre sus cabezas bombas que iluminaron la noche y llevaron a cabo la matanza planificada. En cuanto tuvo noticia de la matanza, el pueblo de Roboski acudió en ayuda de sus hermanos. A pesar de solicitarla, no recibieron ayuda médica, por el contrario, tuvieron que hacer frente a los obstáculos de los militares turcos. De esta forma, bajaron sobre sus propios hombros a sus vecinos asesinados y heridos hasta el pueblo, muchos murieron en el camino en brazos de sus familias y vecinos. En total 34 jóvenes fueron asesinados por el bombardeo del ejército turco, 10 de ellos eran menores de edad, y otros 3 fueron gravemente heridos. La pesadilla no acabó al llegar al pueblo, los militares turcos secuestraron los cadáveres para evitar que fueran homenajeados por el pueblo. Las familias tardaron días en recuperar los cuerpos de sus asesinados y rendirles el merecido adiós. Desde entonces, el pueblo de Roboski continúa en lucha para que la masacre sea reconocida y se castigue a los culpables. El gobierno de Turquía ni ha reconocido la masacre ni ha mostrado intención de aclarar responsabilidades. En un principio, intentando eludir su responsabilidad, el gobierno de Ankara declaró que el ataque contra los jóvenes se realizó porque eran militantes del PKK, la guerrilla kurda, cuando se aclaró que esto era mentira, el gobierno de Turquía admitió la acción como un error. Mientras tanto, las familias iniciaron el largo camino de los tribunales en busca de justicia para sus asesinados. Por otro lado, con el objetivo de que la memoria no sea acallada, cada mes homenajean a sus familiares asesinados en la masacre, y este 28 de diciembre como todos los años, se acercarán al lugar de la masacre para rendirles homenaje, y una vez más, deberán hacer frente a los botes de humo, las balas y el acoso del ejército turco.
Resulta difícil contener las lágrimas de rabia al escuchar el relato de la masacre por boca de las familias. Una y otra vez nos repiten que nunca olvidarán, que seguirán en lucha por encima de masacres, asesinatos y el acoso militar, otra muestra más de la dignidad del pueblo kurdo. Vaya desde aquí un caluroso abrazo para el pueblo de Roboski y el pueblo kurdo en general, y que la memoria histórica de Euskal Herria y de tantos otros pueblos no caiga en el olvido.